• Emilio Agüero Esgaib
  • Pastor

Una característica fundamental de Dios es que Él es un Dios que se comunica, que se revela y que tiene un mensaje para el ser humano.

No es un Dios inalcanzable o que nos creó y nos dejó librado a nuestra suerte. Él habla y eso es evidente.

La Biblia, que es su palabra y su mensaje, nos cuenta que desde el primer momento en que creó al ser humano se comunicó con el. Le dio propósito, tareas, identidad y todo aquello que el hombre necesitaría para ser feliz y pleno en este mundo.

También le dio un mandamiento, uno solo, y le dijo que no podrían comer del árbol del bien y del mal porque de hacerlo morirían.

Este árbol y este mandamiento tenían un propósito y era el de dar al hombre la posibilidad de elegir, en su libre albedrío, si le obedecería a Él o elegiría tomar sus propios caminos.

Dios es un Dios de amor y el amor debe de ser elegido no impuesto. Él quería que el hombre decida. Lastimosamente su creación prestó más sus oídos a la serpiente que contradijo la orden de Dios que el mismo mandamiento de Dios y así vemos cómo desde esa historia y comienzo esto ha marcado la línea de la humanidad y es que: Dios habla, pero dudamos de la voz de nuestro Creador y prestamos más oídos a otras voces, de nuestra mente, de nuestras circunstancias, del pecado y hasta del mismo demonio que a la voz de Dios.

Pero Dios no se quedó callado. Cuando Caín envidió a su hermano Abel y decidió matarlo en Génesis 4:6, 7 le advirtió que el pecado, la tentación estarían a la puerta acechándolo pero que el tenía la decisión de obedecerlo o no. Caín desoyó la voz de Dios y mató a su hermano.

Así podemos ver en la historia de la humanidad que Dios nunca dejó de hablar al ser humano. Un versículo clave y lema del pueblo de Israel está en Deuteronomio 6: 4- 6 “Oye Israel: Jehová tu Dios uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de todo corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón”. Shema Israel. OYE ISRAEL.

Dios quiere hablar contigo y así durante miles de años usó jueces, luego profetas e incluso reyes que hablasen al pueblo para instruirlos, advertirles o reprenderles y que vuelvan a la voluntad de Dios. Por lo general, según nos relata la Biblia, el hombre obedecía solo después de sufrir las consecuencias de su desobediencia y se volvían a Dios mientras el profeta vivía y una vez que este moría poco a poco el pueblo se descarriaba de vuelta de la voluntad de Dios hasta la siguiente desgracia fruto de su desobediencia.

Así, a través de los patriarcas, los jueces, profetas, reyes, y muchos de estos, gente de origen sencillo Dios habló a la humanidad y quedaron registradas en el libro que conocemos como la Biblia.

Luego Dios habló a través de Juan el Bautista que venía a pedir a los seres humanos que purifiquen sus intenciones, se arrepientan de sus pecados para estar preparados y recibir al Salvador que venía detrás de Él.

Finalmente, vino Jesús mismo, Dios hecho hombre, a hablarnos de Él y a decirnos que el que vio a Él vio a Dios y el que e

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