- Víctor Pavón (*)
Ubicado sobre una insignificante roca de 100 mil hectáreas, Hong Kong no necesitó de mucho territorio y de abundantes recursos naturales para lograr lo que es: un poderoso enclave de prosperidad luego de pasar por el desempleo y la hambruna.
Cito también a Singapur, Corea del Sur, Taiwán y últimamente Irlanda. Todos estos países sortearon obstáculos que parecían insalvables. El progreso como tal se inicia en Inglaterra y Holanda para luego ocurrir en Estados Unidos en los siglos XVIII y XIX, que lograron lo que nunca había sucedido en la historia.
El aumento de la calidad de vida tiene su fundamento en la formación del ahorro y la inversión en un marco de seguridad a la propiedad privada o lo que es lo mismo el capitalismo liberal.
Para conseguir lo que parece imposible hay que cambiar el mercantilismo estatista por la libertad económica. El capitalismo liberal es la autonomía del individuo frente al poder del Estado para producir, intercambiar, exportar e importar sin más trabas que la creatividad y la permanente innovación.
En Paraguay, por fortuna, no tenemos que volver a inventar la rueda. Se sabe lo que fracasa y tiene éxito. Fracasan las políticas basadas en el gasto público, los déficits, los endeudamientos, la inflación, los impuestos y la burocracia excesiva.
Un grupo de tecnócratas, aun cuando posean los más altos estudios académicos, metidos en diseñar la sociedad es una pretensión absurda y soberbia. El diseño de la sociedad puede ser absoluta o parcial. Es absoluta en el comunismo y es parcial en las democracias que en vez de limitar al Estado, busca redistribuir la riqueza mediante medidas que terminan en el populismo de buenas intenciones. La riqueza mal habida y los privilegios crecen bajo la sombra del Estado.
Lo que definitivamente da buenos resultados es la economía libre donde prevalece el trabajo arduo, el conocimiento, la cooperación y la creatividad. Los hechos lo prueban. La tarea estatal es de por sí ardua, que las personas no se agredan entre sí y a sus propiedades.
En Paraguay por demasiado tiempo predominó el autoritarismo estatista del cual aun no pudimos zafarnos del todo. No obstante, somos un ejemplo a nivel mundial de provechosos cambios y sin la violencia de la izquierda “revolucionaria”.
En los sectores primario, secundario y terciario, mediante la obra de los hombres y mujeres del campo, productores, trabajadores en general, comerciantes y empresarios, se está llevando a cabo una transformación como nunca antes en el devenir nacional. Es el capitalismo liberal.
(*) Presidente del Centro de Estudios Sociales (CES). Miembro del Foro de Madrid. Autor de los libros “Gobierno, justicia y libre mercado”, “Cartas sobre el liberalismo”, “La acreditación universitaria en Paraguay, sus defectos y virtudes”, y otros como el recientemente publicado “Ensayos sobre la libertad y la República”.