• Por Ricardo Rivas
  • Corresponsal en Argentina
  • X: @RtrivasRivas

La Argentina aparece sumergida en la brutalidad y en lo grotesco. Sin solución de continuidad, los unos y las otras –sin diferencias por banderías ni coloraturas políticas, ideológicas o partidarias– se agreden sin miramientos. ¿Lamentable moda que lleva la agresividad en línea que atraviesa los ecosistemas digitales, la mensajería reticular, a la realidad real de la vida cotidiana? Quizás. De todas formas, como en el tango la sociedad “mira sin comprender”.

Las ciencias sociales deberán –en la coyuntura– diagnosticar para proyectar soluciones para el aquí y ahora. En el menor tiempo posible. Emerge como preocupante y grave dejar pasar el tiempo para que esas eventuales investigaciones aporten resultados a posteriori porque podría ser demasiado tarde para resolver este quiebre conductual.

Hanna Arendt sostiene que “cuando el odio se convierte en la norma del discurso público, la violencia se convierte en su consecuencia inevitable”. No escasean los ejemplos para ofrecer a quienes no prestan atención a esta advertencia con formato de diagnóstico de quien, entre otros valiosos e históricos hallazgos investigativos, nos explicó acerca de la “banalidad del mal”.

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Los más relevantes en las últimas semanas y, mucho más, en la recién finalizada, son los duros enfrentamientos verbales y físicos que legisladoras y legisladores protagonizaron y sostuvieron en el tiempo en los propios recintos parlamentarios. No faltaron las puteadas ni las alusiones eufemísticas insultantes para con las madres, hermanas y tías de quienes protagonizaron reiteradamente vergonzosos enfrentamientos y disputas.

Mientras los días que faltan hasta el 26 de octubre cuando se concrete el desafío electoral de medio tiempo en el nivel nacional se consumen vertiginosamente. Los más visibles líderes y lideresas disputan a todo o nada para discernir quiénes ocuparán las más prominentes posiciones en las listas para candidatarse para que el voto popular decida quienes serán aquellas y aquellos que representarán a la ciudadanía.

Por su parte, la elección para renovar la mitad de la legislatura de la provincia de Buenos Aires, desdoblada de la nacional el próximo 7 de setiembre –donde reside casi el 40 % del padrón electoral general– está a la vuelta de la esquina y también en ese territorio se exacerban quienes ejercen algún liderazgo. La puteada táctica para ganar espacio en los medios tradicionales o digitales son moneda corriente porque, en la irresponsable imaginación de puteadoras y puteadores seriales que polucionan la política, “un quilombo, siempre garpa”.

En ese distrito, el gobernador Axel Kicillof –enfrentado con la expresidenta (2007-2015), exvicepresidenta (2019-2023) Cristina Fernández, actualmente encarcelada e inhabilitada a perpetuidad para ejercer cargos públicos por ser penalmente responsable de delitos contra la administración pública e incumplimiento de los deberes en el ejercicio de su cargo; y, con la Cámpora, otrora formación interna juvenil en el peronismo kirchnerista que fundara y aún lidera el diputado Máximo Kirchner– tensiona y amenaza a quienes disputan su poder. Los dedos acusadores no se acalambran y, por tanto, no dejan de señalar a quienes mutuamente objetan. Ese tenebroso baile de la silla no parece tener fin.

La condenada Fernández, por su parte, tampoco deja de generar acciones tácticas de campaña. Lo suyo es el poder y su ejercicio. En los últimos días fue visitada en su lugar de encarcelamiento por el presidente de Brasil, Luiz Inacio “Lula” da Silva y el Premio Nobel de la Paz (1980) Adolfo Pérez Esquivel. Por parte del brasileño fue un acto político de reciprocidad ante una eventual campaña para “Cristina Libre” con similitud a la que, años atrás, se desarrolló en procura de “Lula Livre”. También en aquella se involucró activamente Pérez Esquivel, amigo de Da silva desde cuando ambos eran muy jóvenes.

Pese a lo dicho, cuatro fuentes diplomáticas brasileñas, que dialogaron con La Nación individualmente, coincidieron en puntualizar las fuertes diferencias que la delegación brasileña percibió entre la situación de encierro de la señora Fernández y la que transitó el mandatario de Brasil.

Con exigencia de preservar sus identidades, señalaron a este corresponsal que “Lula estaba en una cárcel en Curitiba, en una ceda, y para visitarlo había que ir a la prisión y someterse a las exigencias de esos establecimientos. Cristina está confortable en la casa de su hija”.

Mientras en la vida cotidiana de millones de personas, los esfuerzos no cesan ni bajan en intensidad para llegar a fin de mes. “El mes le queda grande al sueldo”, se suele decir aquí en tono dramática broma. En trazos gruesos. La inflación continúa bajo control, pisada por las políticas que aplican el presidente Javier Milei y el ministro de Economía Luis Caputo.

El dólar –tanto el oficial como el informal– crecieron en los valores transaccionales. Las reservas que atesora el Banco Central (BCNA) siguen en rojo. Al parecer, en unos USD 17 mil millones. Lejos de sacar los dólares del colchón, entre abril y mayo, la gente compró USD 5.247 millones. Algunos de ellos, seguramente, engordaron algunos colchones; otros fueron para solventar viajes y gastos realizados en el exterior.

Confiables voceros del oficialismo, pese a todo, enfáticamente sostienen que “los años electorales son complejos, difíciles, porque todas las variables suelen alterarse, pero, aun así, Javier (el presidente Milei) lidera las encuestas y tiene todo bajo control”.

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