- Ricardo Rivas
- Corresponsal en Argentina
- X: @RtrivasRivas
La Corte Suprema de Justicia (CSJN) argentina “tiene acuerdo” (sesiona con todos sus jueces), como se alude a esas reuniones de trabajo en la magistratura, cada martes.
Excepcionalmente, lo hacen en algún otro día cuando una urgencia inesperada lo exige. Mañana, sin embargo, nada indica –según voceros habitualmente seguros que dialogaron con La Nación con la condición de mantener en reserva sus identidades– que los supremos Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Ricardo Lorenzetti se dispongan a tratar la situación judicial de la expresidenta Cristina Fernández, condenada a seis años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos por ser penalmente responsable de reiterados hechos de corrupción.
Sin embargo, las mismas fuentes, arriesgan que “seguramente analizarán el caso el martes 17 de junio”. ¿Será así?
“Proceso electoral argentino atravesado por situación judicial de expresidenta Cristina”, decíamos una semana atrás. Hoy, más que nunca vale reiterarlo.
La viuda del expresidente Néstor Kirchner (2003-2007), luego de anunciar su intención de ser candidata a diputada para la Legislatura de la provincia de Buenos Aires por la tercera sección electoral, cada minuto hacia las elecciones de medio tiempo aquí se referencia en ella.
Mucho más porque, en ese distrito –“la tercera”– el peronismo, con excepción de 1983, cuando triunfó Raúl Alfonsín y, 1997, cuando en una legislativa la ganadora fue la señora Graciela Fernández Meijide, es imbatible.
¿Fechas relevantes, en ese contexto? El ya mencionado martes 17 de junio; y, en el caso de que su estatus judicial no esté aún resuelto, el sábado 19 de julio cuando en la medianoche de ese día concluya el plazo para formalizar las candidaturas y la señora Fernández –con esa condición– ya tendrá fueros y, por tanto, no podría ser detenida. Justamente por ello, las tensiones generalizadas en el ecosistema político en general y en el peronismo en particular donde la pregunta del millón es una sola: ¿irá presa Cristina?
Por su edad, Cristina Fernández (72) se encuentra incluida dentro de los supuestos de la Ley 26472, promulgada el 12 de enero de 2009 y, por tanto, se puede permitir su arresto domiciliario para evitar ser alojada en un establecimiento carcelario, pero esa decisión es privativa de los jueces que deben decidir en cada caso.
De todas formas, antes de que ello pueda ocurrir, los debates serán amplios e intensos.
Algunas de esas discusiones serán de tipo técnico y jurídico en tanto que otras se darán en el espacio público donde el peronismo procurará instalar la idea de que la presidenta del partido será proscripta; mientras que otros dirán que se trata –en el caso de que la sanción impuesta hasta ahora en dos instancias judiciales sea confirmada y quede firme por parte de la Corte– de una condena política.
Las especulaciones aquí son intensas, de todo tipo y, en general, sin solidez argumental. Veamos. Hay quienes aseguran que desde el Poder Ejecutivo se presiona para que la Corte Suprema de Justicia demore el tratamiento del caso (el supremo no tiene plazos) para que el partido oficialista La Libertad Avanza (LLA) pueda medirse electoralmente con el peronismo kirchnerista de Cristina y vencerla en las urnas. ¿Quién podrá comprobar que este supuesto es así? ¿Quién admitirá que personalmente opera en ese sentido?
Otras versiones sostienen que “si Cristina va presa se beneficia Axel” Kicillof, gobernador de la provincia de Buenos Aires, quien fuera ministro de Economía de Cristina Fernández con la que, desde largo tiempo y especialmente en el último semestre, se encuentran distanciados por diferencias profundas en el diseño y ejecución de políticas partidarias de alcance nacional.
Pero… ¿podría beneficiar electoralmente al líder bonaerense del peronismo en el poder provincial si la presidenta del partido es encarcelada por corrupción?
Mientras se desarrollan tales especulaciones, al parecer, las preocupaciones sociales van por otro camino.
Según la encuesta más reciente realizada por el consultor Hugo Haime, de alcance nacional, para conocer las principales preocupaciones sociales, en el tope del ranking con el 34 %, se encuentran los bajos salarios; inmediatamente después la corrupción (30 %); luego la pobreza (29 %); la inseguridad (24 %), y el desempleo (23 %). La inflación –que poco tiempo atrás lideraba– descendió hasta el séptimo lugar.
Claramente, la gente transita muy alejada de la política. Tres encuestadores que también trabajan para el oficialismo, con reserva de sus identidades, comentan que “lo que debaten los actores políticos no le importa a mucha gente”.
Coinciden en agregar que “tal vez por ello se verifica tanta abstención a la hora de votar y que amplios sectores ciudadanos no concurren a las urnas”.
“En las más recientes elecciones realizadas en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) –ejemplificaron ante La Nación– votó la mitad de quienes estaban habilitados para hacerlo. El triunfador, con el 30 % de los sufragios, en términos estadísticos, representa aproximadamente al 17 % del total”.
¿Cuál es el diagnóstico sobre esta actitud social? Si bien admitieron que “están estudiando” el tema, dos de ellos, expresaron que “en principio creemos que estamos frente a algún grado de astenia cívica grave, después de muchos años de frustraciones posteriores a la crisis de 2001 que aún no fue resuelta”. ¿Será así?
La Real Academia Española (RAE) define la astenia como “falta o decaimiento de fuerzas, caracterizado por apatía, fatiga física o ausencia de iniciativa”. Preocupante.