• Arturo Peña Villaalta

El daltonismo es una afección de la vista que no permite ver ciertos colores de manera normal. Según fuentes médicas, los afectados con frecuencia no distinguen los verdes de los rojos y, a veces, los azules. El tipo más común no distingue entre rojo y verde.

A diario circulo por el centro asunceno y todos los días presencio esa imagen que al parecer ya está naturalizada en nuestras calles: vehículos de todo tipo, sobre todo motos, pasando las luces rojas de los semáforos con la mayor naturalidad.

Me pregunté hace unos días: ¿será un caso masivo de daltonismo que está afectando a la población sin que nos estemos dando cuenta? Al parecer, sería de un nuevo tipo: el daltonismo semafórico.

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Conductores de autos, ómnibus y todo tipo de vehículo estarían sufriendo este mal por igual, pero los más afectados (según mis observaciones callejeras) serían los motociclistas, y en este segmento, los deliverys.

El boom de los deliverys se instaló en la pandemia, cuando, sin poder salir, debíamos hacer que las cosas vengan a nosotros. Fue también una importante salida laboral para mucha gente en esos días aciagos. Al parecer, la ciudadanía se acostumbró a esta modalidad y es por eso que sigue en auge.

Para entender un poco más recurrí a un amigo que hace repartos en moto. Me decía él que en el caso de los alimentos, por ejemplo, un objetivo del servicio es que la comida no llegue fría al cliente; además, los deliverys ganan en su mayoría por reparto, por lo que a más viajes, más ganancias.

Y si bien a más de uno le servirá de excusa, valdría poner en la balanza esos segundos ganados en comparación con los años que puede llevar un tratamiento de rehabilitación tras un accidente de tránsito.

Estadísticas de diciembre de 2024 de la Organización Seguridad de las Rutas, señalan que el 70 % de los siniestros viales involucra a los motociclistas. Según la agrupación, de los accidentes de tránsito con derivación fatal, el 55 % corresponde a conductores de motos. En estas estadísticas se incluyen también casos en que los motociclistas son víctimas de la imprudencia de otros.

Según la Agencia Nacional de Tránsito y Seguridad Vial, alrededor de 1.200 personas mueren cada año en accidentes de tránsito en Paraguay. Además, se reportan aproximadamente 60.000 lesionados anualmente.

El problema de los accidentes en moto, en particular, llegó al punto de que un legislador propuso el cobro de una tasa a motociclistas para financiar los tratamientos médicos que conllevan.

Datos del Hospital de Trauma refieren que una víctima con traumatismo de cráneo puede pasar un promedio de 12 días en terapia intensiva, lo que cuesta al Estado entre 200 y 300 millones de guaraníes. A esto se pueden sumar otros gastos como operaciones, prótesis o tratamientos de fisioterapia.

Obviamente, no es la cuestión poner el foco exclusivamente sobre los motociclistas. Como ya mencionamos, el daltonismo semafórico afecta por igual a conductores de autos, micros e incluso peatones.

Estando en Taipéi, hace unos años, me sorprendió la enorme cantidad de motos que circulan por la ciudad, en medio de un mar de otros vehículos, bicis y peatones.

De hecho, es conocida como “la ciudad sobre ruedas”, por la cantidad de motociclistas. Sin embargo, en la calle no se perciben mayores incidentes, raras veces el sonido de una bocina. Taipéi, con su extensión de 271 kilómetros cuadrados, es una de las ciudades con mayor densidad poblacional, unos 2,7 millones de habitantes.

¿Cuál es el secreto?, ¿hay alguna receta oriental para el daltonismo semafórico? Sí: el respeto en el tránsito –a las leyes y al otro– y el orden. Esto evita que la ciudad colapse a pesar del enorme movimiento. Orden basado en soluciones inteligentes, modernas... y en educación. Lo opuesto: el caos.

El escritor José Saramago elige un cruce de semáforos para empezar el relato de una de sus novelas más exitosas: “Ensayo sobre la ceguera”. En ese punto, un hombre queda repentinamente ciego, generando todo un caos en el tráfico.

Nadie imagina que era el inicio de una tragedia. Así también, el daltonismo semafórico, de expandirse sin control, sin que nadie se ocupe de la cura, seguirá abonando el terreno para el caos y la muerte.

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