- Por Richard Moreira
- Periodista
El papa León XIV inició ayer de manera solemne su ministerio como cabeza de la Iglesia ante más de 200 mil fieles y delegaciones oficiales de más de 150 países. Más allá de los ritos de entronización del papado n.° 267, que es una ceremonia profundamente simbólica, se aguardaba el mensaje inaugural de su pontificado, que en cierta forma marca no solo el comienzo de su misión pastoral, sino la hoja de ruta, su “itinerario de fe”.
Al igual que aquella tarde del 8 de mayo pasado, desde el Balcón de las Bendiciones de la basílica de San Pedro, cuando el cardenal Robert Francis Prevost era elevado a papa como León XIV, su mensaje estuvo cargado de un fuerte contenido espiritual, centrado principalmente en la paz. Ayer, ante miles de fieles de todo el mundo y ante reyes, jefes de Estado y de Gobierno el nuevo obispo de Roma delineó cuál será esta hoja de ruta que marcará su pontificado.
El primer papa surgido en Norteamérica hizo un fuerte llamado a construir una Iglesia unida que actúe como “fermento para un mundo reconciliado”, y caminar “juntos como un solo pueblo”, un discurso que evoca una posición natural de la Iglesia, pero también un aspecto en el que trabajará durante su ministerio petrino.
En otro momento de su discurso, inspirado en Francisco, en León XIII y en general en la doctrina social de la Iglesia, León XIV denunció el “paradigma económico que explota los recursos de la tierra y margina a los más pobres”, y recordó que la caridad de Dios “es el corazón del Evangelio”.
El papa, que además de ser el líder espiritual de 1.400 millones de católicos en todo el mundo, es también soberano de la Santa Sede, ante sus pares jefes de Estado y de Gobierno, hizo también alusión a las guerras que corroen al mundo. Y así como en su mensaje inaugural, Prevost abogó por la paz, pero una paz duradera. “No podemos olvidar a nuestros hermanos y hermanas que están sufriendo a causa de la guerra”, advirtió y recordó cómo hay gente que sufre en Gaza, de las muertes de jóvenes en Myanmar y de la azotada Ucrania, que soporta ya más de tres años de desolación.
La unidad, la paz, la comunión entre los seres humanos y los desafíos de la revolución tecnológica son aspectos que el nuevo papa puso en el centro del debate en los 10 días que lleva como vicario de Cristo. Su mensaje centrado en estos aspectos en los que trabajó Francisco, su predecesor en el trono de Pedro, trae esperanzas y continuidad a una tarea llevada a cabo en tiempos convulsos.
León XIV no solo honra la sabiduría y las enseñanzas de quienes le precedieron para construir y solidificar los cimientos de la fe, sino aggiorna a la Iglesia de Cristo a los desafíos del mundo contemporáneo. Esto muestra que, aunque los retos mutan, los valores esenciales y substanciales del Evangelio –como la justicia, la misericordia, la caridad y la solidaridad– se mantienen siempre vigentes.
No hay mensaje más poderoso que el que da León XIV en tiempos tan complejos, difíciles y de fragmentación; el nuevo papa reivindica el amor, la paz y la unidad como respuesta a los dolorosos periodos de división.