- Por Ricardo Rivas
- Corresponsal en Argentina
- X: @RtrivasRivas
En la Argentina las dirigencias se encuentran enfrascadas en la marcha del proceso electoral que –con algunas estaciones intermedias– desembocará en el domingo 26 de octubre cuando aquí se elijan 127 diputados y 24 senadores del Parlamento nacional. Todo es campaña. Por arriba de la mesa (aunque todavía no es legal ni formal hacerlo) como por debajo de ella. Tanto para el presidente Javier Milei como para las y los opositores más expuestos.
Los avatares de la economía parecen quedar a un lado. Entre los temas más destacados que exponen a la atención pública tanto en los medios tradicionales como en las redes –además del ya mencionado camino hacia las elecciones de medio tiempo– se encuentran el cónclave en el Vaticano para elegir a quien será el sucesor del fallecido papa Francisco del que participarán cuatro cardenales argentinos; la baja del 4% en el precio de la nafta que dispuso YPF al parecer en línea con la evolución del costo del barril de petróleo en el mundo; los rumores de fuertes enfrentamientos internos entre oficialistas y opositores que disputan sus futuros inmediatos; la proximidad de los play off en la Liga Profesional de Fútbol y no mucho más.
El señor Javier Milei dieciséis meses después de asumir sus funciones y dejar atrás los extenuantes esfuerzos a los que se sometió durante su exitosa campaña presidencial, vuelve al ruedo para impulsar a sus conmilitones enfundado en su característica campera de cuero negro, con el cabello revuelto, la simbólica motosierra que solo reemplaza por el bastón presidencial –uno de los atributos del mando junto con la banda con los colores nacionales– cuando se presenta en selectos actos protocolares y –no sin dificultad dada su investidura– procura exhibirse como disruptivo pese a que se encuentra en la más alta magistratura y no desde el llano, como en los meses que corrieron entre 2021 y 2023 cuando finalmente se coronó presidente.
En las provincias de San Luis, Salta, Chacho y Jujuy, el próximo domingo 11 de mayo, será la segunda estación electoral para el gobierno del presidente Milei aunque en esos compromisos comiciales él no participará. En esos distritos todas las compulsas que circulan hasta ahora dan cuenta que serán los oficialismos provinciales los que se encuentran en mejores condiciones para retener poder, territorios y fortalecerse en ellos a través de coaliciones de las que participan radicales, peronistas, partidos de centroderecha y de centroizquierda.
Los panoramas son muy parecidos al que, el pasado 13 de abril, se verificó en el Estado provincial de Santa Fe, donde el oficialismo nacional fue superado en las urnas por una coalición que lidera el gobernador Maximiliano Pullaro acompañado por socialistas, radicales y peronistas, pero en donde, a la vez, tiene sostenida valoración social positiva el presidente Milei.
Aun así y aunque en esas elecciones se diriman cuestiones de acotado alcance local, coinciden todos los análisis que aquí circulan en apuntar que “en esos comicios se suelen definir y/o consolidar algunas tendencias con posible proyección nacional”. Justamente por ello, aunque el oficialismo nacional no participe de ellos, resultan ser buenas herramientas para mensurar necesidades regionales que podrían ser parte de la oferta electoral de medio tiempo en el nivel nacional.
La tercera estación comicial será el 18 de mayo próximo en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), donde gobierna Jorge Macri –el primo de Mauricio, presidente entre 2015 y 2019– perteneciente al partido Propuesta Republicana (PRO) donde disputará con el oficialismo de La Libertad Avanza (LLA). Ambas agrupaciones, entonces, se someterán al examen de las urnas.
La disputa –desde el vamos– es particularmente interesante y potente porque en CABA, LLA y PRO operan sobre voluntades electorales muy parecidas ya que los votantes del oficialismo porteño, en la presidencial de 2023, cuando la segunda vuelta que ganó ampliamente Javier Milei con el 56 %, votaron por el actual jefe de Estado. De allí que, también en esa jornada, se dirimirá el liderazgo de Mauricio Macri que, desde la creación del PRO –en 2005– siempre resultó triunfador.
El mayor interrogante porteño, en ese contexto, será conocer cuando el comicio finalice, no solo si quien lidera la centroderecha es Milei o Macri, sino si el señor Leandro Santoro, un radical que se formó con el presidente Raúl Alfonsín (1983-1989) aliado al kirchnerismo, pude vencer en ese distrito que, desde siempre la voluntad popular le ha negado al peronismo. Todo para ver.