- Por el Dr. Juan Carlos Zárate Lázaro
- MBA
Necesitamos jerarquizar a nuestra administración pública incorporando jóvenes talentosos que reúnan los requisitos de meritocracia, capacidad, aptitud y actitud, pues mucho del futuro a nivel país depende de la cualificación del capital humano, quienes son los que harían posible que los objetivos y metas institucionales vayan en beneficio directo de nuestra ciudadanía junto al valor agregado esperado.
Reforcemos la intención primaria de incorporar dentro del PGN 2025 recursos destinados a salud pública, calidad educativa, seguridad y obra de infraestructura, racionalizando los gastos rígidos (sueldos y otros beneficios) a lo estrictamente necesario, permitiendo un mayor equilibrio presupuestario.
Hace mucha falta la promoción de una escuela cultivadora de valores, que nos permita volver a enseñar la relevancia del esfuerzo intelectual y el sacrificio del trabajo honesto y no el prebendarismo y clientelismo político, que antes que construir, destruye nuestra imagen.
El principal objetivo del Estado debe ser la construcción de una estructura eficiente, que permita garantizar el bienestar general y la preeminencia de la meritocracia.
Invertir el pensamiento de que el funcionario accede por el color es una tarea pedagógica pendiente. La gran misión de ese poder es transformar la realidad de pobreza, exclusiones y analfabetismo, que hace décadas nos agobia y encadena a nuestro país a un estado de postración permanente.
Venimos hablando casi todos los días de los beneficios que traerá a nuestro país el haber accedido al grado de inversión, pero si definitivamente no nos disponemos a mejorar la calidad del capital humano en nuestras instituciones públicas, con excepción del sector privado, es limitado lo que podremos ofrecer a los potenciales inversionistas, quienes pretenden ver celeridad, eficiencia y eficacia en los flujos de procesos que les permitan poder instalar sus empresas para poder coadyuvar a nuestro desarrollo y crecimiento económico y a la vez ser competitivas y rentables, generando nuevas fuentes de trabajo.
Las empresas calificadoras de riesgos internacionales como parte de su metodología de trabajo basamentan sus procesos en los aspectos cualitativos y cuantitativos, por lo que ambos deben ser consistentes en el tiempo para seguir manteniendo una buena calificación de solvencia y tendencia.