DESDE MI MUNDO
- Por Carlos Mariano Nin
- marianonin@gmail.com
Según el Ministerio de la Niñez y Adolescencia, en Paraguay cada 3 horas una niña, niño o adolescente es abusada o abusado y en el 95 % de los casos se da en el entorno familiar.
Las cifras desnudan una realidad que convive más cerca de lo que pensamos y, aunque la creemos lejana, vive entre nosotros.
De acuerdo con los registros de la Plataforma de Datos Abiertos del Ministerio Público, hasta julio de 2024, fueron atendidas 11.482 víctimas de varios hechos punibles que afectan a niños, niñas y adolescentes.
Unas 54 víctimas por día fueron atendidas de enero a julio de 2024, incluyendo casos de abuso sexual en niños, maltrato, estupro, pornografía infantil, actos homosexuales en personas menores, abuso por medios tecnológicos, violación del deber de cuidado, y denuncias por incumplimiento del deber legal alimentario.
Los datos reflejan que hubo 1.840 casos de abuso sexual en niños: en enero 252, en febrero 197, en marzo 265, en abril 300, mayo 300, junio 292, julio 248, según las últimas estadísticas correspondientes al 2024.
Los departamentos con más denuncias de abuso sexual en niños son: Central con 736 hechos, Alto Paraná con 205, Asunción con 156 e Itapúa con 101; Caaguazú con 77, San Pedro con 81, además, 63 en Cordillera, 62 en Presidente Hayes, 54 en Canindeyú, 60 en Amambay, 54 en Paraguarí, 50 en Guairá, 44 en Concepción, 32 en Misiones, 27 en Caazapá, 23 en Boquerón, 2 en Alto Paraguay y 13 en Ñeembucú.
Claro, las cifras son las registradas; sin embargo, las autoridades advierten que existe un subregistro que haría saltar las estadísticas por los aires.
Pero existe aún mucho miedo para denunciar y muchos de estos casos permanecen ocultos por décadas incluso, o jamás salen a la luz.
El drama no termina allí. Muchos de los casos terminaron en embarazos no deseados. Según las organizaciones que trabajan en este campo, más de la mitad de los casos se dan en el seno familiar. Sí. Impensable pero real.
Pero hay más. La organización Panamericana de la Salud menciona en un informe mundial que aquellos que fueron víctimas de violencia durante su infancia podrían quedar expuestos por el resto de su vida a un mayor riesgo de padecer enfermedades mentales, crónicas como las cardiopatías, la diabetes y el cáncer, o infecciosas como el VIH, trastornos de ansiedad y problemas sociales como la delincuencia y el abuso de drogas.
Por eso, los especialistas consideran de suma importancia tomar medidas inmediatas, eficaces y sostenibles contra este flagelo.
No caben dudas que es un tema que debemos tratar como sociedad y que ni siquiera da espacio para el debate.
Los niños son como un delicado tesoro que tenemos que cuidar y proteger. Aún maltratados y resignados por políticas públicas intrascendentes, siguen siendo dueños del futuro. De un futuro que no debemos repetir, pero que sin un compromiso de cambio estamos condenados a mantener.
Es bueno revisar las estadísticas y visibilizar una situación que crece escondida y amenazante, pero que ya no podemos ignorar.
Alejados del morbo y el chisme barato, que nos sirva para comprender que sin un compromiso de todos podemos plaguearnos en las redes, pero nada va a cambiar si el cambio no viene acompañado de una revolución cultural que nos permita deshacernos de un razonamiento retrogrado y alevoso que no nos permite distinguir entre un niño y un adulto.
Pero esa es otra historia…