• Por Jorge Torres
  • Columnista

El colega y analista político Augusto dos Santos describe claramente el rol desatinado de la oposición y la prensa manipuladora de nuestro país. “La oposición no disputa la agenda al Presidente, sino que disputa la agenda del Presidente”. Es decir, incapaces de generar una línea de acción convincente para solucionar los problemas del Paraguay, cabalgan sobre una estrategia de desgaste a la figura del presidente de la República, Santiago Peña.

“Hay una intencionalidad de desgaste de la figura presidencial. Una especie de apocalipticación de todo lo que supone el día a día de la gestión presidencial; o sea, el presidente da un paso y se plantea desde la oposición –política y mediática– que ese es un paso a medio metro del abismo más o menos y transcurre el día siguiente y ese abismo se olvida, y pasamos a estar en un siguiente abismo”, expone Dos Santos.

Sin embargo, para bien del partido de gobierno, esta estrategia de llevar al extremo todas las situaciones que se presentan, a la larga tiene un efecto de desgaste, pero no de la figura presidencial, sino de la misma oposición política y mediática. Una estrategia que tiene décadas y por lo visto, no terminan de aprenderla.

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Queda más que claro que la oposición adolece de una agenda propia y solamente está concentrada en erosionar la figura presidencial, con acusaciones accesorias y estériles (como el debate en torno a la ida de Peña a EE. UU. para la asunción de Trump), dejando en segundo plano lo que realmente importa y podría generar beneficios para el país como las reuniones con el secretario de Estado de los EE. UU., el presidente del Banco Mundial y el diálogo con congresistas de ese país. Resultados que en poco tiempo se tendrían que observar. ¿Qué gana el Paraguay? Sobre esa pregunta debería enfocarse la discusión, sin embargo, acá el debate estéril giró sobre si Peña ingresó al Capitolio o lo miró por TV.

La vieja práctica de construir capital político sobre el desgaste de quien ostenta el poder es una de las razones de la lenta ejecución de las reformas en nuestro país. El poder se conquista y se ejecutan los planes. Si seguíamos las pretensiones de “agotar el debate” en el ámbito legislativo, nunca tendríamos las leyes hoy aprobadas y que ya están en ejecución. Los opositores no quieren logros del Gobierno, quieren la destrucción de quienes ejercen el poder y así convertirse ellos en alternativa electoral. La remanida estrategia que relata Dos Santos, ha llevado al fracaso electoral a la oposición y a enlentecer los cambios estructurales.

Llegaremos en un par de años a la contienda electoral y la ciudadanía se preguntará ¿Cuál es la agenda de la oposición? Y la respuesta será criticar al oficialismo. Esa no será una oferta motivadora, mientras tanto, del otro lado (oficialismo) tienen el enorme desafío de mostrar, narrar y maximizar los logros obtenidos, que por cierto no son pocos, pero que requieren un doble de esfuerzo y estrategia comunicacional para que la ciudadanía comprenda la realidad de los hechos y no las mentiras y manipulaciones instaladas diariamente por los relatores del mal. Puedo estar equivocado, pero es lo que pienso.

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