Nuestros legisladores están a un paso de dar un “duro golpe” al PGN 2025, autoasignándose cada uno más de G. 6 millones entre cupos para combustibles y seguro médico VIP, como si los G. 32 millones que perciben mes a mes les resulta insuficiente para vivir dignamente. ¡Increíble!

Todos los días leemos, decimos y repetimos hasta el cansancio que ha llegado la hora de trabajar por las clases sociales más desprotegidas, miles de ellos viviendo en situación de pobreza y extrema pobreza sin contar a los miles de compatriotas que siguen trabajando en la informalidad, no permitiéndoles acceder tan siquiera al salario mínimo legal y con esas migajas tienen que sobrevivir manteniendo como sea a su familia.

Cuántos miles de profesionales de la salud tenemos en nuestro país que trabajan día y noche, incluso en días feriados y, sin embargo, reciben un salario muy distante de lo que se los merecen, pues salvan vidas humanas.

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Estas diferenciaciones antipáticas y sin sentido alguno son las que con justa razón le da mucha bronca a la ciudadanía, ya que estamos acostumbrados a decir una cosa y en la práctica nuestras acciones demuestran lo contrario.

Que sean acreedores de cupo de combustible por G. 5 millones al mes es “una locura total”, por más que pretendan justificar que varios de ellos viven en el interior de nuestro país y deben trasladarse hasta Asunción para las reuniones plenarias semanales o de comisiones en las que participan.

Parece justo y loable que se den varias iniciativas de interés para la ciudadanía de parte del Poder Ejecutivo, puesto que a su cargo está la administración general del país.

En contrapartida, los legisladores como representantes del pueblo han sido puestos allí para legislar y sancionar todos los proyectos de leyes que beneficien a diversos segmentos de nuestra sociedad, ya sean económicos, sociales o de otra índole.

No tienen ningún derecho de poner “palos en la rueda” al Poder Ejecutivo cuando se trate de un proyecto de ley que tiene objetivos y metas claras y beneficiosas para nuestro país.

Nuestra situación económica a nivel país, a pesar de que nuestros indicadores macroeconómicos se mantienen razonablemente estables, en contrapartida tenemos una microeconomía que continúa muy necesitada, miles de pequeños productores agrícolas que siguen en situación de vulnerabilidad económica y que precisan salir de la cuneta cuanto antes.

Y ni qué decir de los más de un millón de jóvenes en edad económicamente activa, con preparación académica, meritocracia, capacidad e idoneidad y, sin embargo, siguen deambulando con una carpetita bajo el brazo en busca de una fuente de trabajo y poder acceder al menos al salario mínimo.

Miles de compatriotas deambulan día y noche por los hospitales públicos en busca de medicamentos para tratar sus dolencias y no encuentran respuestas, por falta de recursos presupuestarios, viéndose muchos obligados a vender sus pertenencias o hasta hipotecar su casa con tal de salvar la vida de un esposo/a un hijo o algún familiar.

Tomemos el ejemplo de Argentina, que decidió achicar al máximo el tamaño del Estado, despidiendo a miles de funcionarios públicos que no aportaban valor agregado, cuidando centavo a centavo con tal de poder llegar cuanto antes al punto de inflexión del déficit fiscal e inflación galopante que sufrieron por décadas.

Nuestros legisladores no pueden ser inflexibles como niños malcriados, diciendo vamos a seguir apoyando las propuestas del Poder Ejecutivo siempre y cuando satisfagan nuestros reclamos.

Somos apenitas un país de economía emergente y, sin embargo, nos encanta vivir como si fuéramos de primer mundo, a sabiendas que los recursos económicos siempre serán limitados o finitos vs. las necesidades que se tornan ilimitadas, pero no por ello hay que bajar la cabeza y decir ok a todo. Así de simple.

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