El rey Guillermo de los Países Bajos no dudó al momento de emitir su opinión por los ataques a ciudada­nos judíos el 7 de noviembre pasado en Ámsterdam. “Le fallamos a la comuni­dad judía de los Países Bajos durante la Segunda Guerra Mundial, y ahorales falla­mos de nuevo”.

Días antes de conmemorarse un aniversa­rio más de la vergonzosa “Noche de los cris­tales rotos”, un hecho bastante similar se repitió nuevamente. En esa noche de 1938, sinagogas, hogares y comercios judíos fue­ron destruidos, mientras el mundo miraba indiferente hacia otro lado.

El recuerdo de lo sucedido en varios paí­ses europeos en 1938, entre ellos Países Bajos, reapareció el 7 de noviembre pasado tras los violentos ataques a los aficionados visitantes luego del juego de futbol entre el Ajax local y el Maccabi Tel Aviv.

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La violencia desatada en las calles de Ámsterdam motivaron a que el Gobierno del Estado de Israel ordenase que diez vue­los especiales fueran hasta Países Bajos a rescatar a los israelíes que estaban siendo atacados con armas blancas, bates de beis­bol y piedras. Algunos aficionados del Mac­cabi Tel Aviv resultaros heridos y algunos desaparecidos que luego fueron hallados y rescatados. Al día siguiente varios europeos e inmigrantes se juntaron a celebrar los ataques en algunos rincones de la ciudad.

La noche antes, los atacantes coreaban consignas palestinas y antisemitas, esta­ban identificados con los colores y habla­ban en idioma árabe. Unos cuantos fueron identificados como deportistas en Países Bajos y hasta estaba un funcionario de las Naciones Unidas, trabajador de la UNRWA, la misma cuyas operaciones fueran recien­temente suspendidas en Israel al compro­barse que varios de sus integrantes forma­ban parte del grupo terrorista Hamás y que además se vieron envueltos en la masacre del 7 de octubre de 2023.

La caradurez de varios comunicadores, algunos políticos, influencers en redes sociales e incluso algunas autoridades de países europeos, llegó al límite de culpar a las propias víctimas por hacerse presente en el lugar y pretendían falsamente culpar a los hinchas del Ajax por los ataques. Nada más errado.

El importante club, con gran historia deportiva europea, es una institución muy afín al judaísmo y sus hinchas acompaña­ron a los de Maccabi Tel Aviv durante y des­pués del juego, ayudando a que la violencia desencadenada en las calles no tuviera un desenlace peor del que ya fue.

Cuando se produjo la masacre del 7 de octu­bre de 2023, Israel envió una fuerte adver­tencia a Occidente: “Ahora van ustedes”, decían, dejando en claro que el problema del terrorismo o del radicalismo islámico y la causa palestina no era exclusividad de ellos, era para todo el mundo.

Con respecto a los palestinos y su causa, el conflicto con Israel ya se ha salido de su lugar natural y amenaza con expandirse a otros lugares como ya sucede en varias ciu­dades europeas. Ahora ha llegado hasta el deporte, y no parece que fuera a disminuir.

Está bien ser empático con la lucha de un pueblo, pero no está bien que ese pueblo quiera cargar a todos con su lucha y ellos llamarse a descanso. No existe nadie en el lado palestino que hoy esté en condi­ciones de negociar la paz para su pueblo; al contrario, las pocas cabezas pensantes que existen están convencidas de que su lucha solo terminará el día que Israel sea exterminado.

Como verán, ya no se trata de Israel ni de judíos, se trata de la desestabilización de Europa con inmigración ilegal desde países como Siria, Libia, Afganistán, los Territo­rios Palestinos y otras regiones. Por cierto, ¿notaron que nunca emigran a países como Arabia Saudita, EAU, Kuwait, Omán o el mismo Yemén?

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