• Por Carlos A. Primo Braga

Para las economías emergentes, el crecimiento de la productividad es un factor crítico para que un país escape de la trampa del ingreso medio. La tesis de que existe una trampa del ingreso medio fue desarrollada inicialmente por Indermit S. Gill y Homi Kharas. El documento del Banco Mundial que introdujo esta expresión fue An East Asian Renaissance: Ideas for Economic Growth, publicado en 2007.

Este documento analizaba el desempeño económico de los países en desarrollo en Asia, observando que las economías de ingresos medios tenían dificultades para competir con los países de bajos ingresos en sectores intensivos en mano de obra, y con los países de altos ingresos que dominaban industrias caracterizadas por innovaciones tecnológicas. En este contexto, una estrategia de desarrollo para los países asiáticos, basada en exportaciones de manufacturas (reflejando la competitividad derivada del bajo costo de la mano de obra) y con énfasis en inversiones en educación y salud (que era la recomendación tradicional de los organismos internacionales), enfrentaba desafíos adicionales. La “trampa” fue inicialmente articulada como una narrativa destinada a estimular la elaboración de nuevas estrategias de desarrollo para los países de ingresos medios.

El énfasis de este concepto era la proposición de que el éxito en el pasado (evolucionando de una posición de bajos ingresos a un nivel de ingresos medios) no era una garantía de éxito en el futuro. Al comparar el ingreso per cápita de los países de ingresos medios con el de los EE. UU. en 1960 y en 2012, por ejemplo, queda claro que la gran mayoría de estos países no siguió una trayectoria de convergencia económica con los EE. UU. en cinco décadas. En 2024, los países de ingresos medios eran aquellos que, según el Banco Mundial, tenían un ingreso per cápita (INB per cápita) en el rango de USD 1,146 a USD 14,005, siendo clasificados en dos subcategorías: países de ingresos medios bajos (INBpc de USD 1,146 a USD 4,515) y países de ingresos medios altos (INBpc de USD 4,516 a USD 14,005). La población de estos países es de alrededor de 6 mil millones de personas, lo que corresponde al 75 % de la población mundial.

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En 2024, el Banco Mundial revisó el tema de la “trampa”, dedicando su Informe sobre el Desarrollo Mundial a este asunto. La población de los 34 países que lograron evolucionar de ingresos medios a ingresos altos (INBpc superior a USD 14,005) desde 1990 es de solo 250 millones. Para escapar de la trampa, los países deben aumentar los niveles de inversión en la economía, acceder a tecnologías del exterior y promover su difusión, y finalmente, fomentar un ecosistema nacional de innovación.

Una forma de resumir esta estrategia es destacar la importancia de aumentar la productividad laboral de manera sostenida. El aumento de la productividad laboral está influenciado por la contribución del incremento del capital físico y por la expansión del capital humano en la sociedad. En lo que respecta al capital humano, esto no solo refleja la contribución de la educación escolar, sino también la formación de la fuerza laboral, es decir, la capacidad de los trabajadores para actuar de manera productiva. El residuo del crecimiento del PIB, que no se explica por el aumento de estos factores y la expansión de la fuerza laboral, constituye la contribución de la productividad total de los factores (PTF). El análisis del desempeño de las economías que son ejemplos típicos de la trampa del ingreso medio tiende a confirmar que estas economías no logran obtener un crecimiento sostenido de la PTF, mientras que aquellas que escapan de la “trampa” son capaces de identificar nuevas fuentes de crecimiento de la PTF.

Según la CEPAL, Uruguay aumentó su productividad laboral en más del 50 % entre 2005 y 2024. Paraguay (49 %) y Bolivia (48 %) también mostraron un desempeño positivo. En el caso de las dos mayores economías del Mercosur, los resultados fueron mediocres: Argentina (15 %) y Brasil (17 %). Cabe señalar que Venezuela tuvo una dramática contracción de su productividad laboral (-52 %) en el período en cuestión.

En resumen, el crecimiento de la productividad laboral es un factor crítico para la prosperidad de una nación a largo plazo. La posición relativa de la productividad laboral de un país en comparación con la productividad de otros países es el factor determinante de la competitividad internacional del país y juega un papel crucial en su desempeño económico, por ejemplo, influyendo en las decisiones de inversión. El programa PAEX de la Fundação Dom Cabral ayuda a las empresas del Mercosur a implementar estrategias que contribuyan al aumento de la productividad laboral.

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