- Por Pepa Kostianovsky
Hay tiempos y tiempos . Y no me refiero puntualmente al que transcurre. Y que los contamos en horas, en días, o en siglos, o en segundos. O a los tiempos de bienestar, o de tragedias, a los que clasificamos de buenos o malos.
También está el tiempo sobre el que suelen equivocarse los meteorólogos, y al que bien predecimos los reumáticos. Ese de “va a llover”, “va a venir el viento del norte” , etc., etc.
Está el tiempo de prometer, el tiempo de planificar, y el más importante: EL TIEMPO DE HACER.
Cabe suponer que el presidente Santiago Peña hace todo lo que su tiempo y su energía le permiten, para intentar cumplir con lo que hace ya dos años empezó a prometer, y lo que hace un año y piquito ha podido planificar.
De hecho, es obvio que tiene un equipo de prensa que no descansa, casi diría que cumplen tres turnos de 8 horas. Porque no pasa minuto sin que las redes sociales se adornen con su figura galana.
En rigor, lo que abundan son fotos en las que sube o baja de un avión, o se sienta a hablar con señores y señoras muy elegantes. Y nos cuentan que se reúne con jefes de Estado, diplomáticos, inversionistas, productores, y –bueno es reconocerlo– beneficiarios de algunos planes sociales, como viviendas.
Lo que vienen descuidando, no se si en su equipo de gobierno, sus asesores financieros, sus asesores políticos, o su agenda personal, es hacer notar que se cumple su promesa sustancial “VAMOS A ESTAR MEJOR”.
Un año es la quinta parte de su mandato, ya es tiempo de atender a la gente, la mucha gente que realmente necesita estar mejor. La que necesita salir de la pobreza, de la precariedad, de la angustia de no llegar a fin de mes, o peor aún, de irse a dormir con la panza vacía.
Gente que necesita estar mejor, porque no puede comprar medicamentos, porque no accede a la atención médica. Incluso gente que todos los meses y por años hace su aporte al Instituto de Previsión Social y tiene que hacer colas humillantes, esperar semanas por un turno, no someterse a una cirugía de urgencia porque en Previsión no hay recursos esenciales. O no recibir sus medicamentos vitales, como sucede con los enfermos cardíacos, hipertensos, diabéticos.
Gente que necesita estar mejor porque las aulas de muchas escuelas aún siguen destrozadas, o porque no hay rubros para maestros.
Gente que necesita estar mejor porque se trata de ancianos que trabajaron hasta agotar sus fuerzas y no tienen un techo para proteger su vejez.
Gente para la cual el sueldo mínimo no cubre los gastos mínimos de su familia.
Hay mucha gente que sigue estando muy mal, señor presidente.
Y esa gente lo votó a usted, lo votó porque creyó en sus promesas de que “Vamos a estar mejor”. Y ya es tiempo de que esa gente ESTÉ MEJOR.