• Por Felipe Goroso S.
  • Columnista político

En política, la posición pública se entiende como el mecanismo intermedio entre un discurso que tiene una organización o figura de liderazgo sobre su actividad, gestión o la sociedad. Puede usarse en ámbitos privados porque no siempre es conveniente expresarla íntegramente. Se puede recurrir a ella en momentos de presión o en medio de tensiones de mayor o menor medida, lo cual no la hace parte de los ejes discursivos que son más sostenidos en el tiempo.

Una posición es una forma de expresar identidad del político, de ratificarla. Debería, al menos idealmente, expresar también una identidad colectiva. Significar quien soy y saber a qué grupo pertenezco o pretendo ser incluido y pertenecer. Siempre se trata de pertenecer. Además, debe marcar una diferenciación positiva a favor del político. Un aspecto, atributo, valor. Un punto de vista que sea aceptado por su electorado. Marcará también una pauta de acción a seguir que genere beneficios concretos. Es clave saber dónde centrarse en momentos difíciles, en escenarios de cierta complejidad.

El resultado de expresar la posición pública debe incorporar atributos propios que le den autenticidad, ser concretos a la hora de argumentar con claridad y verosimilitud para establecer relaciones estratégicas que marquen una diferencia en relación con los que comparte un espacio determinado, por medio de una pauta de acción que permite reconocimiento y posicionamiento al político que lo exprese.

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A la par, la posición pública viene con ciertos sacrificios. La dificultad conlleva que una vez expresada, en cierta manera, condiciona a comportarse en similar sentido, ya que los que están en el mismo ecosistema reclaman y cuestionan. La obligación del político es construir una posición pública que lo haga consciente de que debe incorporarse dentro de un mecanismo y estrategia comunicacional: cuanta más autenticidad y consistencia se pueden incorporar a la posición, más se estará en condiciones de establecer una posición cómoda para el jugador en cuestión.

Lo que hace sostenible la posición es la posibilidad de quedar menos veces durante cierto periodo de tiempo enlazado o comprometido en vínculos paradójicos o en algún grado contradictorios porque son iniciados en posiciones vulnerables que muchas veces los mismos jugadores se encargan de establecer.

Una posición es insostenible porque se basa en vulnerabilidades no asumidas. Es imposible asumir el cien por ciento de las vulnerabilidades que tiene un político. Se trata de minimizar márgenes. Eso sí, es necesario conocerlas para diseñar una estrategia política y comunicacional lo mas sostenible posible.

Tal vez esto es lo que le haya faltado al senador Salyn Buzarquis en los últimos días. Y solo tal vez. Al final del día de esto también se trata la política, esa mala palabra que empieza con p y termina con a.

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