- POR PEPA KOSTIANOVSKY
Es llamativa la poca importancia que los medios de comunicación en general, le vienen dando al tema del trasporte público.
El presidente Peña ya ha dicho y reiterado en los últimos días que es su siguiente prioridad en la búsqueda de soluciones a los problemas más cotidianos de la ciudadanía. Incluso se ha conformado ya una comisión de trabajo que, suponemos, está elaborando la agenda previa, pero ni enterados estamos de quienes la integran.
De hecho, el transporte público es el vía crucis diario de la mayoría de la gente que vive en Asunción y en su radio de influencia. Y no solamente a los usuarios, sino también a quien anda en su propio vehículo (por grande, refrigerado, confortable y medianamente seguro que sea) ya que el desorden del tránsito no distingue a quien le está haciendo perder el tiempo. Ni hablar de los estudiantes que tienen que llegar a escuelas, colegios y universidades. Todos pierden horas y tranquilidad en medio de semejante enredo.
Como todas las ciudades (supongo que la excepción podría ser Brasilia, diseñada para su función de ciudad capital), Asunción no tiene previstas áreas de extensión tan anchas como hoy requiere.
Sin dejar de lado la acuciante necesidad de acelerar las vías de desagüe pluvial y el mejoramiento del pavimento, esencialmente en las calles en las que con la puesta en rigor de la prohibición de doblar a la izquierda, se obliga a hacer un rulo por calles de empedrados desastrosos, labor esta que cualquier municipio lúcido realiza previamente.
Lo que no puede pensarse siquiera es que el tránsito asunceno podría tener soluciones por más puentes, túneles, pasarelas, o cualquier construcción de altura (subterránea mucho menos), mientras estas sigan sirviendo solo a las zonas circundantes .
Nadie puede negar que la avenida Costanera y sus obras complementarias, son más que excelentes.
Pero lo que Asunción necesita es una VÍA CENTRAL. Sí, ¡ESA! Esa misma en la que ya se habían invertido esfuerzos, gestiones, y mucho dinero. Ese METROBÚS al que con pretextos absurdos despreciaron y abortaron. Ese METROBÚS que implicaba una línea directa entre la principal salida de Asunción y su cabecera.
Alegaron insolentemente que todos los trabajos realizados se hicieron sin prever que la ruta dejaba de ser ancha y al llegar al Mercado 4, ya no habría espacio “para nada”.
Vino Marito, con su genial ministro Arnoldo y se apresuraron a arrasar con topadoras todo lo logrado, y con una estúpida carcajada, mataron al Metrobús.
No cupo en cabeza alguna de ese lamentable gobierno abdista, la sencilla solución de bifurcar las vías para que siguieran entrando por Pettirossi y Luis Alberto de Herrera, y saliendo por Azara. Eso ya era demasiado esfuerzo para sus escasas neuronas.
Y esencialmente, daban el mensaje de que el gobierno que los había antecedido, había hecho una torpeza.
Es hora de poner en claro quién es el Tonto del Pueblo.