- Por Ricardo Rivas
- Corresponsal en Argentina
- X: @RtrivasRivas
“Muy poca gente compra y la que lo hace solo se lleva lo imprescindible”, dijeron a La Nación no menos de una docena de comerciantes consultados sobre de la marcha de las ventas en los comercios que gestionan. Las consultas, todas en lo que se conoce aquí como AMBA (Área Metropolitana Buenos Aires) no difieren mucho de las que se realizan en los principales conglomerados urbanos argentinos, según coinciden en reportarlo los principales medios de comunicación provinciales o regionales.
La verificación empírica, en este caso, también tiene correlato científico. La consultora Scentia da cuenta que en el pasado mes de julio el consumo –en promedio– se contrajo 16,1 % respecto del mismo período en 2023.
Para quede claro. Tanto en comercios de cercanía como en supermercados la que se verificada es la mayor caída de ese indicador en el último trienio. A su vez, en el informe se destaca que el descenso en el consumo masivo se contrajo 9,6 % y, los especialistas estiman que la desaceleración del consumo se mantendrá, al parecer, en los meses que vienen.
En el desglose por rubros se registra que en “higiene y cosmética” la contracción fue de 20,9 %; “higiene de hogar y ropas” 17,9%; “alimentos perecederos” 7,3%; “alimentos para desayuno y merienda” 7,3%; “snack y golosinas” 25,5 %; “bebidas sin alcohol” 23,7%; y, “bebidas con alcohol” 25,2 %.
En lo que tiene que ver con la evolución del Índice de Precios al Consumidor (IPC) –la inflación– también durante julio último se ubicó en 4 %; acumula en lo que corre de 2024, 87 % y, en la mensura interanual 263,4 %.
Los resultados expuestos explican la razón por la que el gobierno del presidente Javier Milei –como herramienta comunicacional de gestión política– destaca una y otra vez el descenso de los precios aunque, sin embargo, no es un dato coyunturalmente sustentable por cuanto la contracción en el consumo supone que para amplios sectores sociales no es posible comprar ni siquiera lo que cuesta menos. Lo que está barato.
El valor del dólar –que en este país es sustancial para analizar y proyectar la marcha de la economía– en os últimos días también marca un retroceso. El valor de la divisa norteamericana en el mercado ilegal, informal, blue o como se prefiera llamarlo se ubica en el inicio de esta semana en $ 1.345 por unidad, en tanto que el valor oficial de esa divisa que la política económica ajusta a la suba mensualmente (crawling peg) en aproximadamente un 2 % cotiza a $ 985. Los exportadores se quejan y no están solos en sus reclamos devaluatorios. Sin embargo, el señor Milei una vez más sostuvo públicamente que no devaluará el peso frente al dólar “para no defraudar una vez más a los argentinos”.
Aun así, quienes profesionalmente analizan la marcha del programa económico y financiero señalan enfáticamente que intervenir en los mercados para sostener el precio de la moneda estadounidense sin devaluar cuando el nivel de las reservas internacionales que atesora el Banco Central (BCRA) se encuentra en rojo –para algunos en USD 2.500 millones y para otros en USD 10 mil millones– a la actual administración le cuesta hasta hoy unos USD 12 mil millones.
De hecho, en un reporte que circuló en los últimos días de la semana anterior la economista y consultora Marina Dal Pogetto –coincidente con la firma Sigaut-Rapetti– en términos comparativos detalla que a la administración del presidente Mauricio Macri (2015-2019) en 12 meses invirtió en el mercado para sostener el valor del dólar unos USD 20 mil millones; y, el exmandatario Alberto Fernández (2019-2023) unos USD 11.500 millones.
La situación, sin embargo, no consigue ocupar el centro de la arena política y social por cuanto en ese rubro, cada jornada desde el inicio está marcada por un flujo continuo de información novedosa con revelaciones sobre presuntos sucesos de violencia de género e intrafamiliar que el expresidente Fernández habría cometido contra la exprimera dama Fabiola Yáñez –que tramita el juez federal Julián Ercolini– quien pesquisa también la posible comisión actos de corrupción estructural en perjuicio del Estado que también ha puesto bajo sospecha a ese exmandatario.
Las imputaciones contra Fernández, además, se complementan con la difusión masiva tanto en medios tradicionales como en las redes de videos al parecer grabados por ese expresidente en su propio despacho oficial con distintas mujeres en actitudes impropias en ese ámbito.
Sobre esas cuestiones, la expresidenta (2007-20015) y exvicepresidenta (2019-2023) Cristina Fernández, el jueves último, dejó trascender que, en 2021, después que su gobierno fuera derrotado en las elecciones de medio tiempo, en una tensa reunión que mantuvo Alberto en la Residencial Presidencial de Olivos (RPO) –20 km al norte de Buenos Aires– lo recriminó con dureza por esas acciones reiteradas que hoy se hacen públicas y escandalizan.
“Alberto, tenés que dejar de joder con las minas que traés acá, sos un pajero, pero sos el presidente. Empezá a controlar lo que hacés en tu vida privada porque todo el mundo lo sabe y nos va a causar problemas a todos”, espetó premonitoria Cristina en aquella oportunidad.
Claramente la profecía se cumplió y, aunque la marcha de la economía que propone y ejecuta el señor Milei solo exhiba hasta ahora como logro una exitosa caída de la inflación los posibles sucesos de violencia de género e intrafamiliar al igual que la desfachatez reiterada de Alberto Fernández en el despacho presidencial que un buen número de funcionarios públicos conocían y no denunciaron –por asombrosas e increíbles– superan los sinsabores económicos de muchas décadas y capturan la atención social.