• Por Eduardo “Pipo” Dios

Me tocó, por suerte, días pasados conocer la República de China (Taiwán), los “paréntesis” son parte de la denominación oficial de esta pequeña isla de 36 mil km cuadrados, alrededor de 11 veces menos que nuestro país. A eso sumémosle que una gran parte son zonas montañosas y selvas que están bien preservadas por lo que quizás, menos de la mitad estén habitadas y desarrolladas urbanístacamente. Para seguir enumerando las dificultades que han tenido que sortear y siguen sorteando los chinos (taiwaneses), fuera de los terremotos frecuentes y algún tsunami ocasional, agreguemos a ese vecino gigante, despiadado y terriblemente hostil y agresivo que representa la República Popular de China, con sus millones de dólares derrochados en armas y militares a costa de hambrear al 90 % de pobres que sobreviven con un par de dólares diarios, muchas veces pagados con un plato de arroz y si hay suerte alguna proteína en forma de algún ser vivo que nadie, fuera de estos pobres prójimos, se animaría a llevar a la boca.

Los escasos 75 años de historia como país independiente (aunque a los herederos de Mao no les guste) no han sido límite para que esta isla y sus bravos ciudadanos se hayan convertido en una potencia económica mundial. Si bien, quizá, por las circunstancias históricas y políticas hayan vivido más de la mitad de esa breve historia bajo una estricta dictadura, la del famoso partido único del Kuomingtan con el generalísimo Chiang Kai Chek y sus sucesores, que hasta podría encontrar cierta justificación en estar acosados permanentemente por el mil veces mas despótico y criminal, genocida comunismo maoista. Desde hace 37 años, viven una democracia plena, con una alternancia política permanente, pero con políticas de estado claras y eficientes en todos los ámbitos.

El respeto a estas políticas y el compromiso de todo el pueblo y el Gobierno, han llevado a China (Taiwán) a ser el líder mundial en la producción del “oro” del futuro, los microprocesadores de última generación y semiconductores, con casi el 90 % de la producción mundial y la tecnología más avanzada de estos “chips” que hoy controlan desde nuestra cafetera hasta el último dron militar de 5.ª generación. O sea el mundo sin China (Taiwán) no sería el mundo.

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China (Taiwán) es un ejemplo de resiliencia, de trabajo, de inteligencia y de tantas cosas más, que es una necesidad absoluta que el resto del mundo, salvo un puñado de países, se nieguen a reconocerlo como país soberano, a cambio de unos mugrosos Yuanes obtenidos con la sangre, sudor y lágrimas de un pueblo de 1.500 millones de esclavos que viven en condiciones del siglo 14, en semiesclavitud y manejado por señores feudales disfrazados de militares “camaradas”, que desprecian la vida y la libertad, por ahora de su pueblo, pero si seguimos bailando al ritmo de sus yuanes y sus falsas promesas, los próximos seremos nosotros.

China (Taiwán) es un ejemplo a seguir, pero también una advertencia de que ser dóciles a la mentirosa billetera de la China “popular” nos puede llevar a la desgracia.

Etiquetas: #Taiwán

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