• Por Laura Ramos
  • Socia del Club de Ejecutivos del Paraguay

Cuanta falta hace tener en los distintos ámbitos de la vida buenos líderes. La diferencia que hace el estar rodeado de personas capaces no solo en su aspecto técnico, sino también, y muchas veces más importante, con empatía y sensibilidad hacia su entorno ocupacional. Si nos ponemos a ana­lizar el mundo actual, se observa la tendencia de premiar lo académico, lo técnico, las metas, pero se dejan de lado qué tipo de persona es, o cómo logró dichos objetivos, ¿a qué costo?.

La calidad humana de un buen líder no solo va a lograr llegar a la meta, sino también que probablemente esta se mantenga en el tiempo ya que formó o está pendiente de formar un equipo humano seguro, estable y contento de realizarse en su vida profesional. Esto no significa que no se presentarán desafíos o difi­cultades en el camino, pero tener una persona empática hace toda la diferencia.

Cuando uno se encuentra dentro de un ámbito de trabajo donde no te tienen en cuenta como persona, se empieza a generar un desgaste emocional muy grande, ya que no estamos

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creados para funcionar como máquinas, sino todo lo contrario, como seres humanos. Todas las personas necesitan sentirse valoradas, res­petadas, y tenidas en cuenta. Esto se aplica a todos los niveles y distintos grupos a los que uno pueda pertenecer.

Es tan importante que un buen líder tenga un discurso acorde a sus acciones, porque también nos ha tocado presenciar en algunos ámbitos que tienen la teoría de liderazgo muy clara, pero que desperdicia talento humano con tanto valor. Ello, por la ceguera de algu­nos líderes que no ven más allá de algunos números en las planillas. Es fundamental que tengamos todos en cuenta la cantidad de horas que uno dedica a sus labores y cómo esta gran parte del día nos afecta emocio­nalmente.

Es por todo esto mencionado anteriormente que debemos de ser conscientes desde el rol que nos toque, ya sea desde el liderazgo o desde otro lugar dentro del equipo, el poder siempre tener en cuenta a los que nos rodean como personas. Esto hace una gran diferencia en la calidad de vida de todos. Y, finalmente, ¿de qué vale todo el esfuerzo que hacemos si no vamos a disfrutar el camino? Realmente la vida pasa muy rápido y no merece la pena poner en segundo plano la salud emocional, porque lastimosamente esto conlleva a la salud física tarde o temprano.

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