“Duele decirlo, pero hay que decirlo”

“La macro paraguaya es extraordinaria, ellos tienen todo ordenado, no tienen inflación, el Banco Central funciona como un reloj. Ahora, el 5 % de la población concentra la riqueza, el resto es todo pobre, masivamente pobre, y siempre está la Argentina. Argentina debe dejar de hacerse cargo del ajuste social de sus países vecinos. Hay que dejar de ser estúpidos”. El infame DIPUTADO NACIONAL ARGENTINO MIGUEL ÁNGEL PICHETTO (*LAS MALVINAS SON ARGENTINAS, COMO NUESTRAS FUERON LAS ACTUALES PROVINCIAS DE FORMOSA Y MISIONES).

Este artículo, que tiene un toque mío con escritura rabiosa, está dedicado al diputado nacional argentino Miguel Ángel Pichetto (con fuerte pasado peronista, justicialista), todavía viviendo en los tiempos bárbaros de la guerra contra la Triple Alianza (1864-1870), vomitando racismo: odio al Paraguay y al paraguayo. Como Bartolomé Mitre, y Domingo Faustino Sarmiento, el que luego se rectificara totalmente de sus atroces insultos y horrendos calificativos a nuestra paraguayidad, y muriera en paz entre nosotros (como buscó y encontró), en la Asunción del 11 de setiembre de 1888, a los 77 años; mejorando durante su corta estadía la educación en Paraguay, y con el pedido personal de tres banderas sobre su ataúd: la argentina, la chilena, la paraguaya; rodeado de escolares, estudiantes y maestros, con todos los honores de rigor, y el respeto de las autoridades oficiales (presidente Patricio Escobar, héroe del 70, sobreviviente del 1.º de marzo de 1870). Un pueblo “bárbaro” se comportó civilizadamente.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

¿Quién le salvó la vida al derrocado por un sangriento golpe militar, el expresidente Juan Domingo Perón, el 20 de setiembre de 1955, gracias a la cañonera Paraguay fondeada en puerto nuevo de Buenos Aires, en la que se refugió con miedo y desesperación, y con humildes marineros paraguayos dispuestos a dar la vida en lo que parecía un inminente ataque de represalia, e incluso para asesinarlo? Seguro estoy de que las Malvinas son argentinas, como está escrito en documentos de verdad verdadera que eran nuestras las hoy provincia de Formosa y Misiones. Como probable es que no hubiéramos ganado la guerra del Chaco (1932-35) sin la generosa ayuda de los argentinos (Gobierno y pueblo). Dos países hermanos no pueden tratar sus lógicos problemas de convivencia con infames como Pichetto. “Por lo que dice y el cómo lo dice, pareciera ser más nazi que cualquiera que realmente lo es”, lo caracterizó un compatriota suyo. Seamos serios, generosos, humanos. Somos hermanos. No enemigos. “La fuerza es el derecho de las bestias” (Perón). Vayamos al tema principal.

Tuvimos 22,7 % de pobres en Paraguay el año pasado (25,5 % en 2022 y 57,7 % en 2002). El porcentaje del 22,7 % en sí ya es preocupante, y lo es aún más en números concretos: 1.330.892 habitantes sobre una población total de 5.825.541 personas. Dentro de dicho global de pobreza tenemos 289.641 en la “pobreza extrema” (4,9 % después del 6,1 % en 2022, y del 16,2 % en 2002). Así lo indica el Instituto Nacional de Estadística (INE) del Paraguay, en su habitual informe anual sobre pobreza global y pobreza extrema (indigentes o indigencia, en un lenguaje menos doliente, miserables o miseria en una calificación o categoría dura y una mirada descarnada). Pongámonos en el lugar (la vida) de nuestros 1.330.892 compatriotas pobres, y en particular enfoquemos nuestras miradas en los 289.641 pobres extremos. Duele. Duele y mucho. ¿Hay algo peor que vivir en la pobreza o en la miseria? Sí. En la opinión de un querido profesor yankee (leo mis apuntes): no tener empleo, no tener un trabajo con el cual vivir o sobrevivir o “sentirse útil, capaz y dueño, aunque en lo mínimo, de su destino y el de los suyos”. Cualquier disminución de la pobreza es positiva. No se la debe minimizar ni ser objeto de burla. Se puede discutir seriamente sobre la calidad de la medición de la pobreza. Contamos con la monetaria: cantidad de dinero en sus manos para poder comprar o no una canasta básica o una exclusiva de alimentos. ¿Son correctos y realistas los montos? El no ser pobre ¿implica un “buen” vivir? Porque también está la pobreza estructural o multidimensional, que va más allá de lo exclusivamente monetario. Calidad de la vivienda, acceso a los servicios públicos básicos, nivel de educación, cobertura médica, subsidios, etc. Se puede discutir.

Pero, no debe ser fuente de discusión la menor pobreza en el 2023, con el nivel más bajo en la serie histórica que se inicia en 1997/98, y que disminuyó -2,9 puntos porcentuales p.p. (-157.344 personas), en la ciudad -1,6 p.p., y en el campo -5 p.p. (-104.573 personas). El comportamiento en cuanto a la pobreza extrema fue también positivo, pero menos favorable: -1,2 p.p. en el país (-65.666 personas), -0,6 p.p. en la ciudad y -2,1 p.p. en el campo (-45.027 personas). ¿Por qué el 2023 fue un año de descenso? Simple, claro y contundente: De crecer 0,2 % (2022) pasamos a crecer 4,7 % (el mayor avance desde el 2016: 4,3 %); con grandiosa y estupenda siembra y cosecha de soja (+125 % y buenos precios, con un valor de mercado de 5.140 millones de dólares), después de la sequía en la temporada anterior (-54 %); la inflación se desaceleró (promedio anual del 9,8 % al 4,6 %), de la mano de un dólar cuyo precio estuvo estable (+4,4 % en promedio), para posibilitar subas menos dolorosas en el precio de los combustibles (se fueron para las nubes en 2022: +27,5 %) e incluso con reducciones posteriores (-12,4 % al cierre de 2023); los programas sociales no se debilitaron (Tekoporã, adultos mayores) y ello permitió que cerca de 156.000 personas no cayeran en la pobreza total o 2,7 %, y que en dicho total 110.000 personas no pasaran al terreno de la pobreza extrema o 1,9 %, siendo el campo el de mejores resultados; los sectores industriales y de servicios concluyeron el año mejor parados, por menor contrabando (sigue fuerte); y un cambio de gobierno que barrió la pálida (desánimo) abdista y con sus correligionarios de la oposición devenidos en estronistas. ¿Se puede aplaudir? Sí. Pero con mesura. Un festejo calmo, con contemplativa moderación. Reflexionando: ¿Cómo asegurar la continuidad de la tendencia a menos pobres, incluso acelerar y profundizar? Y atendamos la pobreza completa. Cantidad, calidad. Y no copiemos a la Argentina como modelo económico, que está pichettoado. La verdad, si es verdad, es verdad. Was gesagt werden muss, muss gesagt werden. Duele decirlo, pero hay que decirlo. DDPHQD.

Etiquetas: #pobreza#menor

Dejanos tu comentario