- Por Jorge Torres Romero
- Columnista
Un conocido médico militante de la izquierda desnuda el deseo de los detractores del gobierno de Santiago Peña, quienes afanosamente buscan su fracaso sin importarles el futuro del Paraguay. Es tanta la ceguera política y la frustración de que sus amigos no hayan tenido la capacidad de embaucar al electorado para la conquista del poder que están dispuestos hasta a despreciar la calidad de la alimentación de los niños en las escuelas públicas, con tal de vengarse de sus adversarios políticos.
Así de miserables son. Vaticinar o alentar que el ambicioso proyecto “Hambre cero en las escuelas” públicas termine como el Metrobús es como mínimo una actitud hijoputezca, propias del resentimiento político. Es la manifestación extrema de ese “anticartismo patológico”, ya que no plantean alternativas, no plantean un modelo distinto, solo su furia hacia un sector político. Por eso es un “anticartismo patológico” absolutamente emocional que necesita alguna terapia de algún diván para superarlo. La política no se hace desde la emoción o desde el rencor, el maniqueísmo o el odio, la política se hace desde las propuestas efectistas.
El periodista argentino Eduardo Feinmann, en su libro “10 lecciones para salir de la trampa populista”, entrevista al profesor italiano Loris Zanatta, quien fustiga contra el populismo político, ese que quiere seducir a la ciudadanía con grandes promesas y discursos floridos de amor y felicidad en el mundo, pero que en la práctica imposibles de cumplir. Zanatta dice que hoy las soluciones racionales no están más en el centro del debate político. El proyecto “Hambre cero” de Peña está lejos de ser un discurso florido, como lo quieren interpretar sus detractores. Este proyecto es la piedra fundamental para mejorar los niveles de educación en el Paraguay y a esto le temen sus oponentes. Una generación educada, formada, se blinda ante los oportunistas que solo quieren construir capital político sobre el fracaso del gobierno de turno.
El Gobierno debe seguir con su hoja de ruta. El Metrobús fue el único proyecto serio de solución a la problemática del transporte público y que beneficaría a 300 mil paraguayos. Lo boicotearon los políticos oportunistas, vengativos y mezquinos, junto a la prensa militante movida por intereses económicos de sus dueños. Hoy quieren hacer lo mismo con este ambicioso proyecto que pretende llegar 1.300.000 niños. Los problemas de siempre tienen solución, a pesar de los boicoteadores que merodean en todas partes. Paraguay se puede despertar para todos, también para el beneficio de sus detractores. Puedo estar equivocado, pero es lo que pienso.