La educación financiera en nuestro país sigue constituyendo una de las materias pendientes que amerita le podamos dar el lugar que le corresponde y pueda ser impartida tanto a nivel de ciclo primario como en el medio en escuelas y colegios públicos y privados como materias que formen parte de la malla curricular que permitan a nuestros niños y jóvenes valorarlo en su justa dimensión creando conciencia y dándoles la importancia a algo que nos atañe a todos en nuestro día a día y del cual depende nuestro “yo presente” y nuestro “yo futuro”.

Vivimos en plena era del consumismo. El marketing cada vez se muestra “más agresivo” dentro de los diversos segmentos empresariales y no empresariales, pues los niveles de competitividad siguen creciendo en casi todos los sectores y a eso ya no lo para nadie.

Somos nosotros los que desde niños tenemos que ir conociendo en forma gradual y sostenida los distintos aspectos que hacen a los principios básicos que encierran una buena educación financiera, ya que la inclusión financiera ya es consecuencia de la misma.

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Precisamos de una mayor profundización en lectura comprensiva y matemática, puesto que dentro del ciclo primario tenemos a miles de niños que llegan al sexto grado sin entender lo que leen y mucho menos a resolver problemas numéricos, que se constituyen en uno de los basamentos primarios para poder desenvolvernos.

No es necesario darle prioridad enseñando los nombres de ríos y arroyitos de todo el mundo, dado que siendo pragmáticos, no nos podrá sacarnos de apuro en un momento dado.

Se hace necesario que se los vaya inculcando con ilustraciones gráficas u otros sistemas que los puedan llegar en forma efectiva y que no los olviden, pues lo “que entra por los ojos” es lo más importante en la vida de los seres humanos.

Deberán tener continuidad dentro del nivel medio donde los jóvenes puedan crear verdadera conciencia de la importancia que reviste una buena educación financiera antes de insertarse laboralmente.

Solemos leer que los hijos “son el reflejo de sus padres” y es verdad en gran medida. ¿Pero en cuántos hogares nacemos y crecemos sin que nuestro papá y mamá nos hayan inculcado sobre las bondades del buen manejo de nuestras finanzas personales?

Quizás en su interior lo hayan deseado, pero muchas veces por desconocimiento de los principios básicos que los rigen no tienen capacidad, siendo justamente estas personas adultas las que vemos sobreendeudadas por no haber sabido manejar racionalmente su relación ingresos-egresos y concienciarse debidamente de que no resulta recomendable deber más de lo que nuestra capacidad de repago nos permite.

Sería bueno que empresas privadas contraten a economistas expertos en finanzas personales, como parte de su responsabilidad social corporativa y empiecen a impartir charlas todo lo que se debe saber acerca de esta disciplina a todos sus funcionarios y que los receptores también sean los propios educadores, ya que mal podrían ellos impartirlo en forma eficiente y eficaz dentro de la malla curricular en escuelas y colegios, cuando muchos demuestran un pobre conocimiento sobre esta disciplina.

A nivel país hemos avanzado en los últimos años en materia de inclusión financiera, al tiempo que se han impulsado normativas tendientes a facilitarlo, incluyendo la adopción de cuentas básicas de ahorro y los corresponsales no bancarios en casi todo el país.

Resulta primario que todos sepamos el valor intrínseco que representa el dinero en nuestras vidas, y sobre todo saber administrarlos racional y conscientemente, puesto que lo que hagamos o decidamos hacer con el mismo tiene consecuencias, y contribuye a que podamos conocer mejor la importancia del ahorro y la inversión que hacen al manejo de nuestras finanzas, y a nuestro bienestar psíquico y físico.

Nos vendrá bien, dado que referentes del Banco Mundial han señalado que una de las formas más expeditivas de combatir la extrema pobreza es mejorando los niveles de calidad educativa, principalmente dentro de los ciclos primario y medio que conforman el principal basamento para un buen nivel de aprendizaje en la universidad donde la educación financiera no debe estar ausente, dado que será parte del éxito o fracaso en nuestras vidas.

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