EL PODER DE LA CONCIENCIA

Lo más parecido a un imposible es razonar con las gallinas cuando cacarean alborotadas en un gallinero. Es bastante semejante a intentar encontrar lógica en las opiniones vertidas en las redes sociales, sobre todo en ciertos temas que la sociedad considera indiscutibles.

Es como tratar de explicarle a un romano –en la época del imperio– que la esclavitud estaba mal. No se puede, no podrían entenderlo. Hay ciertos pensamientos que la sociedad considera normales y cuestionarlos sería ir contra la corriente.

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Para empezar, no se discute que para evitar el dengue es fundamental la limpieza… sin embargo, muy pocas personas le dedican el tiempito necesario a esa tarea. Todos cacarean y nadie pone los huevos. Siguiendo con esa filosofía, mencionamos un hecho muy celebrado por los internautas, quienes aprueban con entusiasmo la campaña iniciada por una municipalidad para combatir el dengue.

En los medios aparece un cartel en el que con grandes letras pone “MULTADO por puerco e irresponsable. Edicto Municipal n.° 2/2023. Evitá ser el próximo y limpiá tu predio”.

Más que una campaña para evitar una epidemia, parece una estrategia para recaudar, porque multando no disminuyen los mosquitos, sino que se forran las autoridades de turno. Cualquier excusa es buena para cobrarles a los ciudadanos.

Una ignorancia muy conveniente es pensar que “solo si se le toca el bolsillo al ciudadano, este entiende” y no es así.

Si la intención es que no se propague la enfermedad, se debe limpiar, no multar. Y ahí comienza la primera falencia de esta campaña. Las municipalidades deben incentivar a los dueños de lotes a que contraten a personas que hagan la limpieza, que corten las malezas.

Eso ya representa un gasto. Pero una vez realizada la tarea, ¿qué se hace con las ramas y yuyos cortados? La municipalidad debería poner a disposición un camión para que se puedan retirar esas malezas porque de otro modo, el follaje cortado solo se acumula y sigue siendo fuente de peligro.

La opción que le queda al dueño del lote es entrar en la ilegalidad y quemar las hojas y ramas una vez secas los fines de semana, “cuando nadie se da cuenta”. Pero está prohibido.

Los camiones recolectores tampoco ayudan, ya que no acostumbran a llevar este tipo de disposiciones.

El desesperado propietario también podría recurrir a los tradicionales carriteros o motocarreros para que hagan “desaparecer” esa basura. Esto también representa un gasto, además de la falta de gestión municipal porque esas basuras acaban en los lechos de los arroyos, donde son arrojados inconscientemente. Eso lo saben las autoridades municipales y no tratan que cambie dando soluciones al contribuyente, más que “multa, para que entienda”.

En resumen, con la excusa del peligro del dengue, con una campaña como esta lo que se logra es mermar las condiciones económicas de las familias y no eliminar los posibles criaderos.

Como gallinas descontroladas en el gallinero, todos cacarean que hay que multar para solucionar el problema y no es así. El dengue sigue, los contribuyentes se empobrecen y las autoridades quedan como héroes con los bolsillos repletos.

Finalmente, me pregunto ¿qué se cree un intendente para calificar de “puerco” a un contribuyente? ¿Podría este demandarle judicialmente a la irrespetuosa autoridad? En las redes sociales parece gracioso, pero ese intendente debería pedir disculpas por excederse en su manera de tratar a la gente que paga sus impuestos y su sueldo.

El primer multado debería ser él, por mal educado. Después tendría que gestionar para que los ciudadanos puedan limpiar su lote y no señalarlo como “puerco”. La desidia aparece siempre como el primer aparente motivo para no limpiar los lotes; sin embargo, hay gente que no cobró su sueldo o aguinaldo, o que fue asaltada, o que con lo poco que gana debe alimentar a su familia o incluso puede suceder que está enferma. En ningún caso eso es ser puerco. Puerco es hacerse del gracioso y cobrar multas sin dar una solución de fondo.

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