La inflación de 2023 fue del 3,7 % (diciembre a diciembre) y del 4,6 % (promedio anual). Se ha dado así una desaceleración de la inflación, que siempre continúa subiendo (encarecimiento de la canasta familiar), pero a un menor ritmo o a una velocidad más baja. En 2022 tuvimos una inflación del 8,1 % y del 9,8% en ambas maneras de calcular y considerar el alza de los precios en un año, según lo informado por el Banco Central del Paraguay (BCP) vía su indicador Índice de Precios al Consumidor (IPC) en la cobertura del área metropolitana de Asunción. Recordemos que en 2022 en seis meses consecutivos tuvimos una inflación interanual (de doce meses) arriba del 10 % (período marzo-agosto) con una suba del 11,8 % en abril, lo más alto en décadas. La inflación que mensualmente se fue desacelerando desde inicios del año pasado se acentuó marcadamente en el segundo semestre con variaciones interanuales del 2,9 % en agosto y 3,2 % en noviembre. El 3,7 % logrado al cerrarse el 2023 se ubica un poquito por debajo de lo finalmente estimado por el BCP semanas atrás: 3,8 %. Y para el 2024 se proyecta una inflación del 4 %.

En 20 años (2004-2023) nuestro país registró una inflación promedio anual del 5,1 %. En diez años considerados (2014-2023) el aumento promedio de los precios fue del 4,3 %. Claramente señal indiscutible de una de las economías más estables de la región, con un historial favorable reconocido a nivel internacional que, cae de maduro, no es un accidente, sino una cualidad que tiene enorme valor. Cambiamos realmente a partir del gobierno de Nicanor Duarte Frutos y la escuela de disciplina fiscal del entonces ministro de Hacienda Dionisio Borda. Se fue sumando con no pocos problemas la puesta en marcha de la idea de un Banco Central independiente de los gobiernos y en particular de los políticos, siguiendo el ejemplo de Chile.

La idea se hizo realidad. Y todo lo anterior se fortaleció con la ley de responsabilidad fiscal (2013) con un tope del -1,5 % como agujero fiscal. Que Marito lo descuartizó con aplausos de la oposición oficialista y amigos de centro izquierda ayer antistronista y después prostronista. Fue clave en la desaceleración de la inflación en 2023 la disminución en el precio de los combustibles con aumentos mucho menos fuertes a las tremendas subas en 2022, en primer lugar, y posteriormente ya con el estancamiento del más leve encarecimiento, sumado a las muy importantes reducciones de precios con la llegada del nuevo gobierno en agosto último. El precio de los combustibles incluyendo el gas de uso doméstico bajó -2 % en diciembre y -12,4 % en todo el año comparado con el global correspondiente de 2022. En tal año se dio una merma del precio del conjunto de los combustibles del -1,5 % en diciembre, pero con aumento del 27,5 % en el acumulado de los doce meses. El contraste es fuerte: caída del 12,4 % versus suba del 27,5 %.

Argentina finalizó el noviembre pasado con una inflación mensual del 12,8 %, registrándose un alza de precios del 148,2 % transcurrido el año y del 160,9 % en doce meses. Para diciembre último se proyecta una inflación entre el 25 % y 30 %, con lo cual la inflación final de 2023 rondaría el 173 % y 178 %. Como bien lo señala un asesor financiero “las medidas anunciadas por el Gobierno en las últimas semanas provocaron un HYPERLINK “https://www.ambito.com/economia/la-inflacion-esperada-los-argentinos-los-proximos-12-meses-supera-el-220-n5908301″ \n _blankshock inflacionario inicial significativo”.

Haciendo referencia a que, en pocas semanas, se puso fin a los controles de precios, se devaluó el dólar oficial de 365 a 820, bajó la tasa de interés de los plazos fijos de 133 % a 110 %, se normalizó el sistema de importaciones, se envió un mega decreto de desregulación de la economía, una “Ley ómnibus” con reformas de todo tipo, y se anunció un ajuste fiscal por más de 5 puntos del PBI. Para el 2024, se proyecta otra inflación alta apuntando a un 190 % como guía para los negocios. Pero no hay coincidencias, podría ser menor, podría ser mayor. Hay campo libre para apostar, como lo hizo un renombrado banco inglés: “Esperamos una inflación del 191 % en el 2023 y del 444 % para el 2024″.

El comportamiento durante el 2023 de la cotización de la moneda norteamericana también fue un factor clave para la desaceleración de la inflación. Al final tuvimos un encarecimiento del precio del dólar del 3 % al 4 % en relación al 2022, según los distintos cálculos que se pueden realizar para dibujar la danza de los precios en función a las necesidades. Por ejemplo, la cotización promedio del dólar en el año (días, meses, doce meses) finalizó en G. 7.294 con una suba del 4,4 % con respecto a los G. 6.988 de 2022. Punta a punta, el precio promedio de diciembre 2023 contra igual mes de 2022 fue de G. 7.337 frente a G. 7.246 con una suba del 1,2 %. En el primer semestre (promedio) el alza del precio fue del 4,8 % (3,9 % en el segundo semestre). El mes más caro fue noviembre con G. 7.447 como promedio y suba del 3,6 %. Y el precio diario más alto también se dio en octubre con G. 7.481.

Fue el mes más complicado. En noviembre vino la normalización y en diciembre al cierre los precios bajaron con un cierre de G. 7.278 (-0,9 %). Para esta estabilidad relativa del mercado cambiario jugó mucho en favor el muy buen nivel de las exportaciones, con los productos con olor a campo aportando más del 70 %. La intervención del BCP vendiendo “sus” dólares al sector privado para fortalecer la oferta frente a una demanda a veces con tendencia alcista no escapó a lo hecho el año pasado. Al 22 de diciembre las ventas totalizaron USD 817 millones, mientras en todo el 2022 sumaron USD 864 millones. En términos de reservas internacionales del BCP también se registró un resultado positivo cerrando con un saldo de USD 10.197 millones un 3,8 % más en relación a los USD 9.825 millones de finales de 2022. Con el aumento del salario mínimo legal del 5,1 % (a partir de julio) concluimos el año con una inflación del 3,7 % y un dólar a G. 7.278, teniendo en consecuencia un salario mínimo expresado en dólares de USD 368 (USD 347 en 2022).

Haciendo una comparación odiosa pero necesaria para los buscadores del hueso perdido, en Argentina el año pasado se dio un encarecimiento del dólar del 196 % en el mercado paralelo o blue. En tres años la suba en el precio del dólar es del 393 % o 4,9 veces. Con la llegada de Milei se empezó a corregir la brecha entre el precio oficial del dólar y el de la calle que era del 168 % (diferencia entre uno y otro). Se pasó a una brecha o diferencia del 25 % inyectando realismo, naturalmente con un encarecimiento del 125 %. Realismo, algo que los kirchneristas, justicialistas y peronistas entienden como “cuidar los efectos para proteger sus intereses y a los pobres” agravando la realidad económica y descomponiendo su funcionamiento y manejo, descuidando así las causas del problema.

Finalmente, en nuestro caso, y tomando en consideración el precio del dólar en las casas de cambio, cerramos G. 7.330 (venta) casi en la cercanía del G. 7.326 en 2022. En tres años el encarecimiento fue del 7 % (casi 400 % en Argentina). A la velocidad argentina tendríamos aquí un dólar a G.33.500 en un ejercicio comparativo. Nuestra respetada estabilidad económica no es un accidente, sino una cualidad. La verdad, si es verdad, es verdad. Was gesagt werden muss, muss gesagt werden. Duele decirlo, pero hay que decirlo.


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