Parecería un chiste de mal gusto, pero no lo es. El Sr. Ovelar, presidente del Senado, anunció que prevé el llamado a una licitación por G. 5.000 millones (aproximadamente 700 mil dólares) para la ampliación de la sede del Senado de la Nación.

Un despropósito total y falta de racionalidad. Cuenta a la fecha con 1.700 funcionarios, el que dividido por 45 senadores, equivale a un promedio de 38 funcionarios por cada senador. ¡Una locura total!

Es aritmética pura y simple. Y los números no mienten. No hace falta que seamos licenciado, doctor o máster para darnos cuenta de que todo esto no tiene “pies ni cabeza”.

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Resulta increíble que la Cámara de Senadores se vea en la necesidad de contar en forma individual en promedio con semejante cantidad de funcionarios. Dicen que el nuevo sistema electoral “sería el culpable” de todo esto, dado que la cantidad de bancadas se vio incrementada substancialmente.

Lo más probable es que llegado el momento la cifra que se menciona podría significar una ampliación presupuestaria, desangrando cada vez más y más a los limitados o finitos recursos del fisco para la cobertura de las necesidades de los entes que conforman los tres poderes del Estado.

Las inversiones en bienes de capital dentro de un segmento específico de negocios sí podrían ser razonables, dado que se espera dentro del mediano/largo plazo que reditúen un retorno.

Pero en este caso, en donde 1.700 funcionarios es una hiperpoblación innecesaria, no hace ningún sentido.

El presidente del Senado debería ser lo suficientemente consciente e inteligente de que allí sobran con creces funcionarios, y antes que estar erogando cifras millonarias para dar lugar al capricho de los legisladores, lo racional y justo hubiera sido abocarse con fuerza a un plan de racionalización del capital humano que permita la disminución de los multimillonarios montos erogados mes a mes en sueldos y otros beneficios.

No es sencillo estar administrando una superpoblación innecesaria y encima tener que estar soportando el aluvión de presiones políticas de los diversos partidos políticos.

Ovelar dice: “La exigencia de los colegas supera nuestra posibilidad de respuesta”.

Sos el presidente estimado y tenés la autoridad de plantarte y decir señores: “Hasta aquí llegamos”. No podemos seguir gastando más de lo posible.

Un cálculo “alegre” tomando humildemente un promedio de G. 5 millones por funcionario (sin considerar a los senadores), resulta una erogación mensual superiora a G: 8.500 millones.

El sentido común nos dice claramente que con menos de la mitad de la plantilla actual de 1.700 funcionarios el Senado podría seguir funcionando igual, en plena era de la tecnología donde todo los tenemos a la mano de un clic.

Somos un país rico en la producción de recursos naturales, pero pobrísimo en la administración de recursos económicos. Y ese no es el objetivo de este gobierno.

Nuestra salud pública y calidad educativa requieren ingentes recursos para atender las necesidades a nivel país.

No podemos seguir erogando en gastos rígidos (pago de sueldos) más de G. 80 por cada G. 100 recaudado mes a mes, cuando que tenemos otras imperiosas necesidades que deberían ser prioritarias y concentrar nuestro esfuerzo y atención.

La ciudadanía y las empresas son las que aportan al Estado los recursos económicos, que permitan atender las necesidades varias englobadas dentro del PGN.

No creemos que nadie pueda estar conforme y contento que su dinero se siga destinando en un gran porcentaje a sueldos de miles de personas que no aportan valor agregado (salvo muy honrosas excepciones), y que de seguro miles de ellos ni tan siquiera pasaron por un concurso de oposición, como lo es en Diputados que tiene unos 600 funcionarios en dichas condiciones.

Paraguay necesita seguir creciendo cualitativa y cuantitativamente, pero invirtiendo lo recaudado en propósitos prioritarios y no para el pago de prebendas políticas.que a nada positivo nos conducirán, mientras seguimos teniendo no menos de 1.200.000 de compatriotas en situación de pobreza y de pobreza extrema y miles en edad económicamente activa que no encuentran fuentes de trabajo.

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