En estas fechas a menos de un mes de la Navidad es importante usar este periodo para reflexionar sobre la venida del Hijo de Dios al mundo.
El evangelio de Juan es un evangelio muy particular e importante pues nos presenta a Cristo como realmente quien es Él: Dios hecho hombre.
El comentario bíblico sobre el evangelio de Juan de Reina Valera 1960 dice: “Más del 90 % de la información del libro de Juan no aparece en ninguno de los otros tres evangelios. Muy probablemente fue el último en ser escrito. Juan fue uno de los tres apóstoles, junto a Pedro y Jacobo del círculo más privado del Señor. La evangelización ya había alcanzado en muchos lugares del mundo grecorromano entonces Juan explica a sus lectores las costumbres judías y la geografía de Israel. Juan mismo nos dice que escribió este evangelio para que creamos que Jesús es el Cristo, el hijo de Dios, y para que al creer en su nombre tengamos vida eterna “estas cosas se han escrito, para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios: y para que creyendo tengáis vida en su nombre”. Juan 20:31.
Desde el inicio del evangelio Juan enfatiza la deidad de Cristo, y quiere que sepamos que creer en Él y conocerlo a Él, es creer en Dios y conocerlo”.
Thomas Robertson, uno de los más brillantes eruditos que escribió 14 comentarios bíblicos, seis volúmenes sobre el estudio de las palabras griegas del NT y más de 44 libros dijo por el evangelio de: “El libro más profundo del mundo”.
William Mc Donald en su comentario sobre el NT dice: “Juan construye su evangelio alrededor de siete milagros o “señales” que se hicieron en público. Cada uno de esos milagros tenía el designio de mostrar que Jesús era Dios. 1 la transformación del agua en vino (2:9), 2 la curación del hijo del del noble (4:46) 3 la curación del paralítico en el tanque de Betesda (5:2) 4 la alimentación de los 5.000 (6:1) 5 Jesús caminando sobre el mar de Galilea (6:16) 6 la curación del ciego de nacimiento (9:1) 7 la Resurrección de lázaro de los muertos (11:1) hay un octavo milagro, pero fue privado solo frente a sus discípulos después de la Resurrección- la pesca milagrosa”.
Charles Erdman dijo: “El libro de Juan ha inducido a más personas a seguir a Cristo, ha inspirado a más creyentes al servicio leal, ha presentado más problemas a los académicos, que cualquier otro libro que se pueda pensar”.
El libro de Juan se caracteriza por el empleo del número siete y de sus múltiplos. En las Escrituras las ideas de perfección y plenitud tienen relación con el número siete como por ejemplo los seis días en que Dios creó al mundo y el séptimo descansó.
En este evangelio el Espíritu de Dios completa la revelación de Dios y la persona de Cristo, es por eso que son frecuentes las pautas basadas en el número siete.
Los siete “yo soy” del libro de Juan son: “Yo soy el pan de vida” (6:35), “Yo soy la luz del mundo” (8:12), “Yo soy la puerta” (10:7), “Yo soy el buen pastor”(10:11), “Yo soy la Resurrección y la vida” (11:15), “Yo soy el camino, la verdad y la vida” (14:6) y “Yo soy la vid” (15:1).
En el sexto capítulo, que tiene que ver con el Pan de Vida, la palabra griega traducida como “pan” y “panes” aparece 21 veces o sea, tres veces siete. También en el discurso “pan de vida”, la expresión “pan del cielo” aparece siete veces y la expresión “desciende del cielo”, también.
Todos estos títulos son de Cristo que vio al mundo para salvar a su pueblo de sus pecados (Mateo 1:21). Esta fue su misión.