Los ejemplos son determinantes para convivir. Basta con mirar y escuchar al otro para aprender. El aprendizaje social influye de alguna forma en el desarrollo de las personas. Albert Bandura (1925-2021) lo llama aprendizaje vicario o modelado. Por eso a quien se lo observa o imita lo denomina modelo. Aprender de los ejemplos de los demás es una manera de iniciar procesos de experiencias. Diane Papalia sostiene que tanto niños como adultos aprenden observando a otras personas.

Papalia, en su obra titulada “Psicología”, menciona el aporte de Bandura y recuerda los cuatro pasos que el académico identificó en el proceso del aprendizaje por observación. Primero, prestar atención y percibir los aspectos relevantes del comportamiento. Segundo, recordar el comportamiento, también las palabras o las imágenes mentales. Tercero, convertir en acción la observación recordada. Y finalmente, estar motivado para adoptar el comportamiento.

“El concepto de autorreforzamiento es importante desde el punto de vista cognitivo del aprendizaje. Desde este punto de vista se considera que los individuos ejercen gran influencia sobre su propio entorno. No solo dependen de las recompensas y los castigos que les puedan venir de agentes externos, sino que también son capaces de recompensarse y castigarse a sí mismos de manera que les ayude a desarrollar nuevas pautas de comportamiento. Bandura (1977) utiliza el término de autocontrol para abarcar tanto las influencias del reforzamiento como del castigo que uno se impone a sí mismo”, dice Papalia.

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La teoría de Bandura requiere que la persona para aprender de los demás esté atenta a lo que hacen. El psicólogo canadiense invita a percibir los aspectos relevantes del comportamiento; por lo tanto, solicita lucidez para poder apreciar la afluencia de percepciones que pueden suceder en cada instante. Los niños harán lo que hagan sus padres, no lo que dicen, explica con sus palabras la profesora Papalia.

Al prestar atención y percibir se le suma la memoria, por eso los recuerdos tienen su espacio, su sello y además activan la conducta. Bandura considera que las palabras y las imágenes también forman parte de ese registro de comportamientos observados. Se aprende a expresarse, a utilizar el lenguaje, a darle valor a lo que se dice, a cuidar las formas de transmitir aquello que se quiere comunicar.

Las observaciones recordadas se convierten en acción, sucediendo el denominado tercer paso estipulado por Bandura. Es la puesta en práctica de la influencia recibida, dando lugar al postulado que cada persona puede ser modelo ante los demás, otorgándole una responsabilidad natural en el mundo de las relaciones sociales, dado que sus actos son observados y recordados por otros y pueden servir para que además modelen su comportamiento.

Los ejemplos observados, recordados y modelados, para ser adoptados como comportamientos, requieren de la motivación de aquel que decide vivenciarlos, que en cada caso tendrá sus particularidades de origen como sus efectos propios, aunque producirán de igual forma un impacto en la sociedad en la que acontencen.

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