- Por Aníbal Saucedo Rodas
- Periodista, docente y político
Las redes sociales se han convertido en una poderosa telaraña que con su pegajosa saliva atrae desaforadas incontinencias, coléricos discursos y airados fanatismos. Y en esa urdimbre quedan atrapadas empalagosas moscas que no consiguen atemperar sus arrebatos emocionales provocados por el arrogante afán de creerse poseedoras exclusivas de la razón. El resto está equivocado y, peor, no admite su error. El diálogo es reducido a un monólogo simultáneo. Una réplica de la torre de Babel. Como la verdad es de propia construcción, ella se multiplica cuan hongos después de cada lluvia, que en nuestro caso sería el famoso residuo de Pombero que define con exactitud la dimensión escatológica de los sordos intercambios de anatemas narcisistas.
El mensaje no pretende comunicar, ni mucho menos, sino informar al adversario de quién es el que tiene que corregir su rumbo. Aunque para ello tenga que denigrarlo. El emisor es el que tiene la precisa. Solo que, contrariamente a los códigos de la mutua comprensión, no existen receptores. Mas, no todo está irremediablemente perdido en este entramado tejido de una multitud de voces inconexas. Solo es cuestión de trillar con buen juicio este ilimitado campo para que la cizaña no contamine la mies. Es posible encontrar islas como la del escritor español Rafael Narbona, cuya variada y versada temática es una provocación para la lectura compulsiva. Porque él mismo, también, escribe compulsivamente. Es fácil aprender con él. Conocer historias secretas detrás de las historias, ya sea en literatura, política, Estado, teología, fanatismos, fascismos, intolerancias y democracia. Y así como él, existen otras páginas, aunque sin identificación individual, que educan con igual rigor. Y, obviamente, luego están las ventanas menos edificantes por donde se filtran las intimidades que escarnecen con sentido de venganza o de denuncia. Ah, en este nuevo conflicto –nunca se sabe cuándo será el último– entre Israel y Hamás hubo visiones contrapuestas, pero enriquecedoras, para situarnos con un mayor grado de entendimiento en lo que ocurre en aquella región históricamente castigada por la violencia y la barbarie demencial.
Las huellas que vamos dejando en las redes sociales no se borran por completo, aunque el autor de las pisadas quiera destruirlas. Nunca falta el navegante de las autopistas de esta nueva galaxia que se dedica a capturar en imágenes nuestro tránsito por este territorio de nadie. Y de todos, al mismo tiempo. De esta manera, se grafican contradicciones, oportunismos y decadencia de la honestidad intelectual de referentes de nuestra sociedad, en todos sus estamentos y niveles. Los filósofos existencialistas, por ejemplo, estaban convencidos de que la muerte dejaba al arbitrio de los sobrevivientes el manejo de la memoria y la personalidad del fallecido para ser juzgado. Al no poder defenderse por sí mismo, navegaba entre el afecto y la detracción. Sin embargo, creo firmemente que el testimonio de vida termina triunfando sobre las sesgadas pasiones.
El fiscal contra el crimen organizado, Marcelo Pecci, asesinado en Colombia, murió convencido de sus principios. Fue leal a sus convicciones. Ante un nuevo intento de juicio político en la Cámara de Diputados, en febrero de 2022, a la entonces fiscal general de Estado, Sandra Quiñónez, publicó en lo que antes era conocido como Twitter: “En un estado de derecho, las disputas electorales son naturales; la altura política de los líderes y madurez de la población ponderan su nivel. Fulminar con la institucionalidad del sistema de justicia para obtener o ejercer el poder es letal para la democracia”. Por encima de las circunstancias del contexto, sienta doctrina imperecedera. No lo creyó así quien en esa época ocupaba una banca en la Cámara de Senadores, la doctora médica Desirée Masi, del Partido Democrático Progresista (PDP), y quien era considerada la verdadera dama consorte del poder durante la corrupta administración de Mario Abdo Benítez. Le respondió sobre la marcha: “La única duda que tengo de este tuit repudiable, manipulador, alevoso y premeditado del fiscal (?) Marcelo Pecci es si redactaron en Tabesa o en calle España. A este nivel llegan los fiscales en PY (Paraguay). Se creen impunes y algunos tienen miedo de estos”.
No satisfecha arremetió de nuevo ese mismo día (16 de febrero de 2022): “Lo que faltaba!! Fiscales con librero patronal. Quien (sic) destruye la institucionalidad fiscal Marcelo Pecci? Quien (sic) fulmina la democracia? Si usted considera que es cierto, tiene la obligación de identificar e investigar. Estos ya se están pasando de la raya y mal. Repudiable”. Tabesa, calle España, libreto patronal, expresiones que intentaban demostrar que el asesinado fiscal era funcional a Horacio Cartes. Finalmente, con la proverbial hipocresía de la gran mayoría de la clase política, envió sus “condolencias a su familia”. Es todo por hoy. Buen provecho.