EL PODER DE LA CONCIENCIA

Los faraones se creían dioses, los reyes se atribuían el derecho divino de gobernar y hacían lo que querían. Y como ese “derecho” se transmitía con la sangre, muchas veces los hijos o sobrinos, con algún accidente o veneno “apuraban” su llegada al trono.

La enfermedad de la autoridad ilimitada hizo en muchos casos que los gobernantes se aferraran al poder en busca de la inmortalidad y en otros casos, lo que lograban era traspasar la línea de la cordura. No es fácil discernir si el poder los volvió locos o si ya habían nacido con esa condición, pero los ejemplos son abundantes.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

Entre los más famosos está Calígula, quien solo duró cuatro años en el poder y será recordado por siempre. Los libros cuentan acerca de sus violentas ejecuciones, las violaciones y hasta pretendió nombrar como sacerdote y senador a su caballo.

Uno de los peores emperadores de la historia fue Justiniano II, emperador de Bizancio, quien escuchaba voces dentro de su cabeza y se escondía debajo de la cama a causa del miedo. Y cuando sus súbitos trataban de calmarlo, les mordía en la cabeza. Este gobernante perdió la mitad de Italia frente a los persas.

Otro de miembro honorable de esta lista es Gengis Kahn, el emperador mongol al que califican de “conquistador”. Militarmente logró unificar las tribus nómadas y crear un imperio, pero su “hazaña” le costó la vida a entre 4 y 60 millones de personas. Tenía 36 esposas y cientos de concubinas.

El considerado héroe nacional de Rumania surgió en el siglo XV. Por entonces los turcos organizaron un ejército de 150.000 soldados y pretendieron conquistar Valaquia, pero se enfrentaron y horrorizaron ante su oponente, el príncipe Vlad Tepes, quien a modo de mensaje a sus enemigos les dejó un “bosque de empalados” que, según los historiadores, tenía “17 estadios de largo y 7 de ancho”, en el que estaban clavadas unas 20.000 personas.

Carlos VI de Francia, nombrado por su pueblo como Carlos El Loco, no solo mató a varios de sus propios caballeros durante la búsqueda de un fugitivo, sino que también se olvidaba del nombre de sus ayudantes y del suyo propio, incluso corría por los pasillos de su castillo aullando porque se creía un lobo y se enojaba si lo tocaban porque pensaba que era de cristal.

Estos ilustres personajes no son solo anécdotas del pasado remoto, también el siglo XX tuvo sus gobernantes locos, que se creyeron iluminados por los dioses. Por ejemplo, Adolf Hitler, de quien no hace falta muchas palabras, más que decir que su locura de la segunda Guerra Mundial se llevó, aproximadamente, 40 millones de vidas civiles y 20 millones de militares. También se puede citar al pintoresco “Carnicero de Uganda”, Idi Amin Dada, a quien Amnistía Internacional le atribuye unos 500 mil asesinatos. A este “prócer” le gustaba comer carne humana porque, según decía, “era más blanda y salada”.

Como final dejamos una adivinanza y una encuesta sobre la condición mental de un exgobernante, que como muchos se creyó con derecho divino porque su papá, durante décadas, fue nada menos la mano derecha de un dictador, asesino y pedófilo.

Subió al poder gracias a mentiras y promesas, pero no necesitó nada de tiempo para demostrar toda su corrupción. El Congreso le otorgó millones de dólares para enfrentar la pandemia, pero hizo magia con el dinero y desapareció. Unas 20 mil personas murieron por falta de oxígeno, insumos y vacunas. Y las utilizadas fueron donaciones ya que las que compró jamás llegaron al país.

En todo ese tiempo se esmeró en asfaltar más y más rutas, negocio que le dejó siderales ganancias personales. Un detalle menos importante es su espíritu traidor y vengativo de niño que rompe juguetes ajenos. Se ocupó en destruir las obras del gobierno anterior, así como dejar de herencia grandes deudas en todos los entes del Estado, como para que el siguiente gobierno no pudiera accionar como es debido, sin importarle que en esa lucha mental los perjudicados fueran su propia gente.

Usó recursos del Estado para premiar a sus amigos, hizo la vista gorda ante los negociados y el contrabando y usó la prensa y medios ilegales para perseguir a sus enemigos. Pese a que debería estar en la cárcel o en el manicomio, sigue libre. ¿Por qué?

Etiquetas: #Locos#poder

Déjanos tus comentarios en Voiz