La política y el periodismo se han degradado en cuanto a jerarquía intelectual y principios éticos. Los valores son poco estimados dentro de una práctica relativista que todo acomoda y tolera. El fin deseado determina los medios. La lucidez y la honestidad ya no son requisitos indispensables para incursionar en ambas profesiones. El buen decir en el debate y la publicidad, que no rehuía el brillo de fulminantes estocadas, cedió ante la manipulación y las intrigas a niveles grotescos. De estas efímeras huellas, como la existencia misma, no guardará registro el futuro porque no habrá nada que recordar, por la pobreza del lenguaje y/o la vileza de los espíritus. Hablar o escribir bien no es suficiente cuando se lo utiliza para ocasionar el mal de otros en provecho propio. ¿Excepciones? Siempre las hay. Pero son precisamente eso: individualidades que resisten las imposturas, la doblez y el servilismo abyecto e indigno. Y cada vez con mayor riesgo de extinción.
Los dos campos son de inevitable interrelación, pero de mutuo desprecio. A lo largo de nuestra historia ha sido más fuerte la línea maniqueísta que ubica a la clase política en el rincón de los condenados y a los periodistas en el pedestal de los impolutos. Hoy, sin embargo, la opinión ciudadana ha impartido criterios de justicia en igual medida. En ese canje de vicios es fácilmente demostrable que con la misma intensidad con que algunos políticos (o la mayoría) pretenden orientar la información y hasta determinar qué es noticia y qué no, algunos dueños de medios (o la mayoría) intentan instrumentar la política para sus exclusivos intereses económicos y fines comerciales, convirtiendo la información en un simple mecanismo de extorsión o de intercambio de favores. Desde ambos lados se instrumenta la verdad para reducirla a una falacia.
La filosofía del poder político es ambicionar y alcanzar el bien común, el bienestar sin exclusiones y la libertad con justicia social; es deber del periodismo canalizar la información como un bien estratégico –orientada a esos mismos fines– capaz de influir, como lo señalara don Enrique Díaz Bordenave, en el pasaje de la conciencia ingenua o mágica a la conciencia lúcida y crítica. Pero la reflexión teórica se ahoga en la realidad de la obsesión por el lucro, por un lado, y la difusión de mensajes mercancía, por el otro, que contribuyen a la alienación de un sector importante de la sociedad al que, justamente, estos medios reclaman una mayor responsabilidad cívica. No nos referimos exclusivamente a las basuras enlatadas y algunas de producción nacional, sino, también, a los programas con etiquetas de opinión, cuyos conductores –que se tardan más tiempo ante el espejo que frente a las cámaras– formulan sus preguntas y cuestionamientos de acuerdo con la cara del cliente (nunca mejor dicho), y desde sus islas liliputienses, sentados en imaginarios tronos del Olimpo, opinan sobre cualquier tema con presunta certeza de sabiduría universal. En las cámaras del Congreso de la Nación (de Senadores y Diputados) el paisaje tampoco es alentador.
Tanto en la política como en el periodismo la tentación autoritaria es difícil de domesticar. Desde los que tratan que sus opiniones o puntos de vista asuman categoría de verdad absoluta, hasta los que siguen creyendo que la prepotencia es inherente al cargo, pasando por los propietarios de medios y sus trabajadores que sueñan en convertirse en dictadores de la opinión pública a través del manejo discrecional, abusivo y parcial de los acontecimientos por cuestiones subjetivas o encono personal hacia su blanco de turno. Porque, así como existen autoridades en los tres poderes del Estado, que no siempre demuestran una gestión eficiente para disminuir la pobreza, impartir justicia y combatir la corrupción, la prensa empresarial tampoco aporta para la vehiculización de contenidos culturales y transformadores, apostando exclusivamente a la lógica del mercado, la rentabilidad, el rating y sus propias preferencias políticas.
Para Eduardo Galeano, América Latina es la tierra de las impunidades. Expresión que no debemos tomar como consuelo, sino como compromiso. Para que ese gran desafío pueda alcanzar el éxito será necesario que la política sea reconstruida desde la moral y el periodismo reconciliado con la ética y su función social. Mientras ello no ocurra, parafraseando a nuestro señalado autor: los medios y los media seguirán justificando los fines.
Los jóvenes tienen que asumir su compromiso con la política
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El gran déficit que hoy presentamos como sociedad es el de la memoria, de ignorar el camino andado por nuestros mayores. En ese trayecto habrá que separar con puntillosa habilidad las virtudes que deben ser exaltadas y los vicios que tienen que ser combatidos y desterrados.
Las experiencias negativas que se suceden continuamente son el producto de un sistemático rechazo a la historia, como si fuera un lastre que nos impide vivir el presente. Entonces, la reproducción constante de la ausencia de escrúpulos y la corrupción, como un círculo incapaz de romper sus vínculos con las lacras del pasado, termina siendo normalizada y hasta le resulta indiferente a determinadas franjas generacionales, porque esa descomposición moral es un asunto exclusivo de la clase política, y de la que se considera que no forma parte ni directa ni tangencialmente. Grave error.
En realidad, es un crédito sin límites el que se concede a quienes administran temporalmente el poder, pues, quienes tienen la responsabilidad de analizar y juzgar los actos públicos, prefieren mantenerse al margen.
Ante esta realidad, la rueda del infortunio continúa girando en la misma perversa dirección, arrastrando sus mismos males, castigando a las clases menos agraciadas por la economía y que sobreviven en la pobreza hasta tocar sus puntos extremos.
A esto debemos añadir que todas las decisiones que se adoptan en las esferas del Estado, en cualquiera de sus funciones, terminan siempre afectando a quienes optan por no participar de estas actividades al considerarlas sucias y repugnantes. Pero sus olas, a veces depredadoras, también tocan sus playas, erosionando su vivir cotidiano y condicionando su porvenir.
Es una cruel paradoja, por ejemplo, que un amplio espectro de la juventud esté permanentemente conectado con el mundo, favorecido por el avance irrefrenable de la tecnología, pero, al mismo tiempo, se encuentra aislado de su propio entorno. Entonces, sin percatarse siquiera, se convierte en una víctima del sistema, desinteresado en romper las rígidas estructuras que amoldan su presente y determinan su futuro. La palabra involucrarse no aparece en su lexicografía. Ni siquiera en el momento de un voto consciente y responsable.
Las nuevas figuras, aquellas que no están contaminadas con el manejo turbio de la política, tienen que empezar a romper los diques que encierran esos vicios y que dañan, desde adentro, la administración ética de la cosa pública. No se vislumbra otro camino más que ese. Observar los acontecimientos desde el pedestal de la indiferencia solo contribuirá a perpetuar las injusticias, la inequidad social, la exclusión y el latrocinio, esto es, el saqueo a los bienes y recursos del Estado para provecho personal o de círculos.
En estas condiciones, la condena a la corrupción se agota en la mera declaración de intenciones, cuando que la situación exige una acción de fondo, de raíz, un compromiso con el país, con el pueblo y con la honestidad mediante una participación política patriótica, coherente y desprendida de las inmoralidades que tanto daño ya han ocasionado a la nación.
Por todo lo expuesto, es imperativo retornar a una escuela cultivadora de valores, donde la educación cívica no se agote en los textos aprendidos de memoria, sino que se proyecte en prácticas reales dentro y fuera de las aulas, para que los alumnos y futuros egresados tengan una visión clara de lo que están obligados a realizar como ciudadanos: un firme contrato con la sociedad para defender los valores de la democracia, previo conocimiento de lo que ello implica, y proceder en consecuencia.
Solo entonces, la repetición imparable de los vicios habrá de trastrocarse en la visibilización consecuente de los méritos y virtudes como armas que rindan sus frutos en la perseverante construcción de un nuevo modelo de gestión pública. ¿Terminará definitivamente la corrupción? Está claro que no, porque sus efectos ya permearon todas las capas sociales, tanto públicas como privadas.
Pero, encarándola con coraje y decisión logrará que se repliegue hacia sus mínimos más ínfimos, obviamente, con algunos coletazos que seguirán siendo condenables, aunque sin el impacto catastrófico que solía tener sobre el uso correcto del dinero que es de todos.
El sistema educativo no solo debe promover nuevamente las buenas prácticas en la vida diaria. También debe buscar un punto de equilibrio entre la tecnología y las humanidades, para que las innovaciones sean de utilidad para el hombre y la mujer, y no un elemento más que rompa y corrompa su relación con los demás. Las autoridades tienen un panorama bien claro de lo que hay que hacer para que el Paraguay vuelva a reencontrarse con su destino de grandeza.
La mañana informativa de GEN/Universo 970: la radio abierta a todas las miradas
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Dinámica, precisión en los datos y en la noticia, análisis, compromiso, opinión clara, libertad de expresión aparecen como los pilares de la programación. Los desafíos ante una audiencia diversa y exigente comentados aquí por los periodistas y conductores que llevan adelante la empresa de informar con calidad.
Fotos: Matías Amarilla
Benjamín Livieres lidera el inicio de la mañana de 5:00 a 7:00 con “Así son las cosas”, que fue uno de los primeros programas, hace ya más de un lustro, en tomar la dinámica de ser radio en televisión. “Es una experiencia extraordinaria porque acompañamos el arranque, cuando la gente se levanta y comienza a enchufarse con las noticias y tenemos que brindarle una síntesis del panorama local e internacional y además aportarle algún tipo de interpretación”, cuenta.
“También nos toca el análisis, porque no se trata de difundir un volumen muy elevado de información y noticias, sino seleccionar y ver el atractivo y la atención, ahora tenemos la guerra en Oriente Medio, los temas de Mercosur, Argentina y Brasil son prioritarios en ese vínculo con el mundo desde Paraguay por ejemplo”, apunta.
Entiende que la modernidad determina la existencia de “distintas audiencias para horarios y plataformas que consumen de manera diferente. El que escucha la radio es alguien vinculado, a veces te escuchan a través de la tele aunque no estén frente a la pantalla, hay un público que está vinculado y espera que le des lo que necesita”.
Por otro lado, “hay otro público mucho más amplio que se puede enganchar con un titular, un fragmento de la información al que accedió por las redes a través del celular, que consume cápsulas o cuestiones más limitadas. Hay públicos diversos, algunos centrados en la política, en la economía, en las cuestiones sociales al que nos debemos”.
Livieres se define: “Soy un fanático del periodismo y un obsesivo de la información y este es un espacio que me hace sentir muy bien, porque permite transmitir las opiniones. La propia y la posibilidad de abrir el juego y generar el debate, nos hemos caracterizado por eso”, relata.
“Así son las cosas”, programa que hace junto a Rosa Pereira, “tiene opinión, abre y alienta para que se den otras y confrontarlas. Es parte del enriquecimiento que tiene que darse en las ideas y aporta a la construcción de democracia”, recuerda.
Veterano de estas lides, Benjamín entiende que “la prensa en general está en un momento singular en el que las posiciones están muy cerradas. Hay que abrir mucho más el juego a la discusión, al debate libre de las diversas expresiones. Esta es la responsabilidad de los medios y de los periodistas, que nadie se crea el cuento de que es dueño de la verdad”, propone.
Con “Dos en la ciudad”, de 10:00 a 12:00, Marta Díaz Monjagatta y Eduardo Aguilera acercan a la gente los sucesos más resaltantes de la jornada
TRAMO CENTRAL
“Arriba hoy” es la propuesta que llevan adelante Jorge Torres y Cinthia Mora de lunes a viernes de 7:00 a 10:00. “Formamos parte de un pool de medios con una línea editorial fin definida. Nosotros no hacemos periodismo para las graderías, lo hacemos para comunicar lo que el 90 % de la prensa no cuenta o si lo hace lo tergiversa. Tenemos una línea que condena la manipulación, la mirada fatalista de la realidad y queremos ser una voz que aporte una visión más optimista de los hechos basados en datos y elementos objetivos”, define Torres.
Para Mora, el programa tiene la responsabilidad de condensar “el inicio de la agenda del día de la mayoría de la gente. A esa hora, está saliendo a trabajar, manejando, en los buses, llevando a los chicos al colegio o simplemente empezando su rutina diaria, por lo que necesita información clara y confiable. Es clave tener ritmo, capacidad de síntesis y por sobre todo el criterio profesional para jerarquizar los temas. Hay un exceso de información y muchas maneras de acceder a ellas. La radio en ese sentido ofrece la inmediatez y los filtros necesarios para saber qué es importante”, dice.
Torres rescata “el periodismo frontal y militante. Eso es honestidad con los oyentes, detesto a los infatuados que se autoperciben objetivos y son instrumentos de la corrupción para desinformar. Hay demasiados farsantes en este rubro. Debemos rescatar el buen periodismo. Eso queremos lograr. Con datos precisos, sin improvisar ni divagar. El periodismo es precisión. Puede gustarte o no lo que se cuenta, pero la noticia no se contamina”.
Cinthia entiende que “Arriba hoy” es un espacio informativo que “apuesta por informar sin subestimar al oyente y, por sobre todo, respetando al que está del otro lado escuchando. No trabajamos con improvisaciones ni con relatos, trabajamos con hechos. Apuntamos a marcar agenda con responsabilidad, reivindicando la esencia misma de nuestro oficio: la noticia está en el primer lugar con análisis riguroso de los hechos”.
UNA MIRADA A LA AUDIENCIA
A la hora de echar una mirada a la audiencia, recuerda que “tradicionalmente el oyente de AM es exigente. Busca rigor, seriedad y precisión. Quiere que le hablen con honestidad y respeto. Quiere entender lo que pasa sin que le den lecciones ni lo subestimen. Valora la coherencia en los conductores, la solidez en los análisis y la cercanía. La audiencia está mucho más atenta y cercana de lo que algunos creen”.
Torres coincide en que el oyente desea “precisión, buen lenguaje, menos disparates y más elementos para debatir. La audiencia detesta al improvisado que toca de oído. La instantaneidad de la noticia hace que la gente esté informada y si escuchas radio para informarte debes tener precisión, de lo contrario se espanta a la audiencia y opta por lo entretenido que no informa, sino divierte”.
Siente importante “retomar la esencia del periodismo, recuperar el rol social de los medios. A la gente no solo hay que darle lo que quiere, sino lo que necesita. Y no todo lo masivo es sinónimo de calidad. Y no todos los programas que se jactan de tener rating influyen en la gente. De lo contrario, a modo de ejemplo, Santiago Peña no sería presidente del Paraguay.
El 90 % de los medios, con rating, hicieron campaña en su contra y termina conquistando el poder. ¿Cómo se explica eso? No le influyen a nadie a la hora de la verdad y eso tiene una explicación, ausencia de honestidad intelectual. La realidad siempre se impone, aunque los medios te pinten otra historia”.
De 7:00 a 10:00, Jorge Torres y Cinthia Mora hacen “Arriba hoy” donde analizan en detalle las noticias locales e internacionales
HORA DE DEFINICIONES
Posteriormente, Eduardo Aguilera y Marta Díaz aprontan “Dos en la ciudad”, de 10:00 a 12:00, haciéndose cargo del ritmo que la hora impone. Explica Eduardo: “La clave es que estamos en el foco de la noticia, una franja sumamente importante porque la agenda por lo general se desarrolla en ese horario en nuestro país, y el minuto a minuto es algo fantástico que se vive y se construye en equipo para dar información precisa a los oyentes”, cuenta.
“Dos en la ciudad” aparece en el día como “un informativo preciso, conciso, dinámico y sumamente crítico al momento de tratar cuestiones de diferentes ámbitos. Tanto mi personalidad como la de Marta se conjugan perfectamente para poder crear opiniones y pensamientos pluralistas en el espacio”, apunta.
A la hora de entender al oyente del espacio, señala que este “necesita periodistas que sean críticos y sinceros con sus pensamientos, comunicadores que salgan del molde formal cada tanto y no solamente se enfoquen en informar con precisión, sino también entretener al oyente con elocuencia, humor, actualidad y contrastar las cosas. Ser periodistas serios con un toque de gracia y, por sobre todo, coherentes y pluralistas”, propone.
NOTICIAS, ANÁLISIS, CONTEXTO
“Todo sucede desde la cabina de radio para Universo 970 y GEN”, apunta Belén Paredes, jefa de prensa de la radio, recordando la importancia del concepto para abrir la mañana de la programación, que se da de la siguiente manera:
De 5:00 a 7:00 “Así son las cosas”, con Benjamín Livieres y Rosa Pereira. “Ellos te cuentan cómo son las cosas, los hechos económicos, sociales y políticos que marcarán la agenda informativa del día”.
De 7:00 a 10:00 “Arriba hoy”, con Jorge Torres y Cinthia Mora: “Un espacio para analizar en detalle las noticias relevantes de la jornada. Información local, internacional, del ámbito político, económico, social y deportivo. Sin dejar de lado la crítica política para que la audiencia pueda generar sus propias opiniones”.
La mañana cierra de 10:00 a 12:00 con “Dos en la ciudad”, con Eduardo Aguilera y Marta Díaz: “Las denuncias no paran. Te acercamos los sucesos más resaltantes de la jornada, con móviles en vivo y desde distintos lugares. En un formato visual/radio para mantener la esencia con apoyo visual con denuncias y los reclamos sociales de la ciudadanía”.
TRANSMISIÓN EN TIEMPO REAL
Para Cinthia Mora, la transmisión en tiempo real en internet, el omnipresente streaming, “aporta alcance, inmediatez visual y retroalimentación directa. Pero también impone nuevos desafíos: no perder el foco del contenido y la rigurosidad. El streaming es una herramienta, no un fin. Hay que saber usarlo sin desnaturalizar el oficio”, considera.
“Me parece importante recordar que la radio sigue teniendo un valor enorme. Incluso con todos los cambios tecnológicos, sigue siendo el medio más íntimo, que acompaña. En tiempos de saturación digital, una voz creíble puede hacer la diferencia. La radio no desaparece, se transforma, pero su esencia sigue siendo la misma: informar y ser compañía”, indica.
Para Jorge Torres, “la esencia de periodismo no cambió, solo cambian las herramientas de comunicación. Por ejemplo, la música no murió, lo que cambia es la forma de transmitir. Antes estaban los discos de vinilo, los cassettes, los cedés y ahora hay otras plataformas. La música vive. Así también vivirá la noticia y el periodismo puro”.
Insiste en señalar que “aquellos que dicen que el periodismo tradicional está muerto no entienden este oficio y tocan de oído. El periodismo tradicional es uno, solo cambia la herramienta de comunicar. Recuerdo cuando las FM tenían el 93 % de las audiencias, pero las AM con el 7 % facturaban más. Lo masivo no siempre es lo importante. Ese 7 % de audiencia de AM es quien toma las decisiones y ese público no consume entretenimiento 24/7. Nosotros queremos seguir haciendo periodismo con noticias, opinión e investigación. Es nuestra esencia como medio, el resto es complemento, es entrenamiento”.
Para Eduardo Aguilera, “el streaming nos conecta con el mundo, con la gran comunidad paraguaya en el exterior, con el trabajador/a de oficina, nos posiciona digitalmente y, por sobre todo, es un contenido que queda publicado para que el que no vio o escuchó el programa, lo pueda hacer desde la comodidad de su tablet, celular o el dispositivo que prefiera”.
Los jóvenes prefieren la IA para informarse, señala estudio
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París, Francia. AFP.
La tentación de utilizar los robots conversacionales como ChatGPT para informarse es una de las tendencias crecientes entre los jóvenes, mientras que la red social X, criticada como una correa de transmisión del extremismo, resiste como vector de información, según los expertos.
"Los robots conversacionales con IA se están utilizando por primera vez como fuente de información“, resume Mitali Mukherjee, directora del Instituto Reuters para el Estudio del Periodismo, al inicio de su informe 2025 sobre información digital. El estudio está basado en encuestas en línea realizadas por la empresa YouGov a 97.000 personas en 48 países, entre ellos Argentina, Brasil o Colombia.
Por ahora, el número global de encuestados que dicen usar la IA cada semana para informarse es “relativamente bajo” (7 %), destaca el informe. Pero esta proporción es “más alta” entre los más jóvenes: sube al 12 % entre los menores de 35 años y al 15 % entre los menores de 25.
ChatGPT es utilizado además como un interlocutor o incluso “confidente” por personas que sienten la necesidad de comunicar con su “chatbot” para temas personales, o incluso íntimos. Así una cuarta parte (26 %) de los franceses declaran que utilizaron la inteligencia artificial en su vida privada en 2024, una progresión de diez puntos en un año, según Barómetro digital publicado anualmente.
El informe del Instituto Reuters, vinculado a la universidad británica de Oxford, es considerado una referencia en la materia. ChatGPT (de la empresa estadounidense OpenAI) es la más utilizada como fuente de información, por delante de Gemini de Google y Llama de Meta, constatan los expertos.
Además, los encuestados consideran estas herramientas interesantes para personalizar la información y adaptarla mejor a sus necesidades como usuarios. Se trata, por ejemplo, de resumir artículos para poder leerlos más rápidamente (27 % de los encuestados), traducirlos a otros idiomas (24 %), hacer recomendaciones (21 %) o incluso responder preguntas sobre la actualidad (18 %).
No obstante, pese a este uso emergente, los encuestados en la mayoría de los países “siguen siendo escépticos respecto al uso de la IA en el ámbito informativo y prefieren que los humanos sigan desempeñando un papel”. Los encuestados temen que la información producida principalmente por IA sea “menos transparente” y “menos confiable”.
Los modelos de IA se alimentan de datos que encuentran en Internet, incluidos contenidos de prensa, con el fin de poder generar textos o imágenes a partir de una simple solicitud formulada en lenguaje natural por sus usuarios. Para obtener ingresos, algunos medios han optado por llegar a acuerdos con los actores de la IA. En cambio, otros han emprendido acciones legales por violación de derechos de autor.
Este panorama se une a la baja credibilidad de medios de comunicación tradicionales, según otros sondeos. “Este cambio ha permitido a políticos como Donald Trump en Estados Unidos y Javier Milei en Argentina eludir a los medios de comunicación tradicionales”, advierte el texto.
Igualmente, la red X en manos del multimillonario Elon Musk sigue siendo la gran plataforma de debate público mundial, a pesar de las críticas de medios tradicionales y de algunos anuncios de organismos, figuras públicas o empresas que abandonaron estrepitosamente el foro. “Es sorprendente observar que la capacidad de X para llegar al público en el ámbito de la información no ha disminuido (...) a pesar del éxodo de usuarios de izquierda y periodistas, entre ellos algunos medios reconocidos”, escribe el Instituto Reuters.
El 11 % de los encuestados afirma haber utilizado X para informarse en la semana previa a la encuesta, una proporción idéntica a la de años anteriores. La red queda por detrás de Facebook (26 %), YouTube (21 %), Instagram (16 %, el único que aumenta) y WhatsApp (15 %).
Presentadas como una alternativa a X, las redes Bluesky, Threads o Mastodon “tienen poco impacto” en el ámbito de la información y sólo son mencionadas por un máximo del 2 % de los encuestados. El uso de X para informarse incluso ha aumentado en Estados Unidos (23 % de los encuestados, +8 puntos en comparación con 2024). Al abandonar la arena de debate, los opositores de izquierda o los críticos de Musk han permitido que los sectores conservadores ganen terreno, explica el texto.
Pulitzer premió reportajes sobre el fentanilo, Gaza y Trump
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Nueva York, Estados Unidos. AFP.
Investigaciones periodísticas sobre los estragos del fentanilo, el intento de asesinato de Donald Trump cuando era candidato, las consecuencias de la ley antiaborto en algunos estados y las guerras de Sudán y Gaza fueron galardonadas ayer lunes con el premio Pulitzer, en los que un equipo de fotógrafos de la AFP en Gaza quedó finalista.
Con una dotación de 15.000 dólares, los premios creados en 1917 por Joseph Pulitzer y que otorga la Universidad de Columbia en Nueva York encumbran al periodismo de investigación como servicio público, de información y educativo tanto escrito como audiovisual, la literatura y la música.
Un reportaje sobre la muerte de una embarazada después de que los médicos atrasaran su intervención por miedo a violar las excepciones sobre la vida de la madre en los estados con estrictas leyes antiaborto le valieron a las periodistas Kavitha Surana, Lizzie Presser, Cassandra Jaramillo y Stacy Kranitz de ProPublica el galardón al periodismo como servicio público.
El Washington Post ganó un Pulitzer por la cobertura del intento de asesinato del entonces candidato republicano Donald Trump a la presidencia, el 13 de julio de 2024, mientras que las fotos del fotógrafo del New York Times, Doug Mills, sobre ese acontecimiento, entre ellas una imagen que capta la bala zumbando en el aire mientras habla, se llevó el Pulitzer en la categoría de fotografía noticiosa.
En esta categoría, el equipo de fotógrafos palestinos de la AFP en Gaza fue finalista por una “variedad de imágenes poderosas (...) que encapsulan la perdurable humanidad de la población de Gaza en medio de la destrucción y las pérdidas generalizadas”.
En la categoría de periodismo investigación, la agencia Reuters se llevó el galardón por un reportaje sobre la legislación laxa tanto en Estados Unidos como en el extranjero que hace que el fentanilo, una de las drogas más mortíferas del mundo, es fácilmente accesible y barata para los consumidores estadounidenses.
Otros reportajes del Baltimore Banner y del New York Times sobre las dimensiones de la crisis del fentanilo en Baltimore (este) y su desproporcionado impacto en los hombres negros de más edad se llevaron también el preciado galardón.
Un análisis sobre el fracaso de la presencia estadounidense en Afganistán le valió a los periodistas Azam Ahmed, Christina Goldbaum y Matthieu Aikins, también del New York Times, obtuvo el galardón por el periodismo explicativo. El giro personal y político del hombre más rico del mundo, Elon Musk, hacia el conservadurismo, publicado por Wall Street Journal también fue galardonado.
El New York Times, el diario más premiado en esta edición 2025, se llevó también un galardón por un reportaje sobre el conflicto en Sudán, mientras que uno de sus columnistas, Mosab Abu Toha, ganó el premio por un trabajo sobre sobre los estragos emocionales y físicos que ha provocado más de año y medio de guerra de Israel en Gaza.