DESDE MI MUNDO

  • Por Mariano Nin
  • Columnista

Recibí el video y una foto. No hubiese querido abrirlo, pero lo hice. Se escuchaban gritos desesperados, gente que corría y un hombre al borde de la cornisa. Muchos filmaron. Digo muchos porque las filmaciones se viralizaron con la velocidad de un clic en varios planos.

Alguien le pedía a gritos al hombre que no salte. Se sentía la desesperación aún lejos de la escena y sin siquiera imaginar lo que pasaría. Fueron segundos eternos hasta que sucedió. El hombre saltó al vacío de uno de los pisos superiores del IPS Central.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

La foto de abajo era contundente. En el piso yacía el hombre inerte, como una historia que termina y te deja el sinsabor de lo trágico e impredecible. Sé que detrás de las imágenes hay una familia destrozada que no encontrará consuelo.

Ante la muerte nadie tiene respuestas. Entonces, surgen las preguntas, ¿en vez de filmar, podría alguien haber intentado detenerlo?, ¿era necesario publicar algo tan triste en las redes sin imaginar siquiera por qué alguien decide sacarse la vida?, ¿y si hubiese sido tu padre, tu hermano, tu hijo?

Sé que las preguntas no tendrán respuestas, pero nos sirve para plantearnos nuestra conducta ante el avance imparable de las redes. Nos estamos deshumanizando y eso no es bueno. La humanidad nos hace diferente de los animales. Tenemos la ventaja de sentir pena y compasión ante lo impredecible.

Vivimos tiempos acelerados, convulsionados, inciertos, en los que la aceptación de los demás es más importante que nuestros propios principios y en los que creemos que publicar el video de un hombre desesperado saltando al vacío nos hace importantes cuando en realidad solo desnuda nuestra miseria.

Pero es la realidad cotidiana. Es lo que se nos viene encima, nos aplasta y nos condiciona. Pero podemos cambiar eso si ante una tragedia, una catástrofe, un accidente, pensamos en el dolor ajeno, en la suerte de no ser el protagonista, en las familias sumidas en el dolor.

Dejá de filmar. Ayudá y si te paraliza el miedo quedate en silencio observando. Somos humanos y nuestra cualidad es el amor.

Las redes no sienten, no te hacen importante, no te convierten en buena gente. Pero esa... esa es otra historia.

Etiquetas: #Deshumanizados

Déjanos tus comentarios en Voiz