ADECUADA FORMACIÓN PROFESIONAL:

Una buena formación académica en Economía, Administración de Empresas, Contabilidad o Ingenie­ría Comercial aporta un sustento técnico a su gestión.

El constante e intenso entrenamiento es la clave de un ejecutivo de negocios eficiente y que la ins­titución le pueda dar la posibilidad de que maneje relaciones que operan en diversos segmentos de negocios, que le permitan fortalecer su expertise.

Un conocimiento integral de los productos y ser­vicios (crediticios y no crediticios) de la entidad financiera es imprescindible.

MENTE ENTRENADA Y EDUCADA:

Capacidad de pensar en forma independiente, analítica sin perder de vista el bosque por mirar los árboles.

Aptitud, deseo y motivación para recibir entre­namiento.

Espíritu abierto para admitir cambios de opinión ante razones sólidas que le sea expuesto o surjan nuevas fuentes de información.

El constante entrenamiento de las entidades a sus funcionarios juega un rol importante, pues les permiten poder “aggiornarse” de las tendencias/cambios en el mercado y segmentos de negocios explotados por las entidades financieras.

INTEGRIDAD:

Debe ser honesto, moralmente intachable.

Muchas veces llegarán a sus manos información confidencial de clientes cuyo manejo prudente o deliberadamente malicioso podrá tener conse­cuencias impredecibles para el cliente y obvia­mente también para la institución.

BUEN JUICIO Y SENTIDO COMÚN:

Son vitales cuando los problemas salen de los esquemas de los libros lo cual suele ocurrir en la mayoría de los créditos.

En créditos el “sentido del olfato” tiene su valor intrínseco, pues el sentido común muchas veces juega un rol primario que le permite discernir mejor lo bueno, aceptable y lo que podría ser poten­cialmente riesgoso dado que las facilidades crediti­cias y riesgos implícitos varían de cliente a cliente.

CREATIVIDAD:

Capacidad de manejarse fuera de esquemas rígi­dos, imaginación para desarrollar nuevas ideas para reestructurar negocios o superar problemas.

Aptitud bien vista principalmente cuando se dan negociaciones de refinanciaciones y/o reestruc­turaciones de los créditos, que permitan a las instituciones financieras tener mejores chances de recuperar tanto el capital como los intereses devengados, teniendo en cuenta que una facili­dad de crédito clasificada adversamente desde 2 o peor ya implican establecer previsiones afec­tando en forma directa al cuadro de resultados de la institución.

DECISIÓN:

Si bien el proceso de análisis implica a veces com­plejas e interminables argumentaciones y elucu­braciones debe tener la capacidad de saber cuándo el proceso ha terminado y su opinión final deberá ser emitida.

Saber cuándo llegó el momento de decir “SÍ O NO” y afrontarlo ya que una opinión “tal vez” no figura dentro de sus posibilidades.

CAPACIDAD DE TRABAJO EN EQUIPO:

El trabajo de créditos siempre involucra una inte­racción de ideas con colegas, subordinados o supe­riores. Este proceso es otro de los pilares de la deci­sión de créditos que resumirá diferentes puntos de vista y surgirá naturalmente enriquecida.

Estamos en el siglo de la innovación, creatividad y trabajo en equipo en donde la mancomunión de ideas serán mejores que las decisiones indivi­duales que se puedan tomar habiendo sido casi la constante en años anteriores cuando las estruc­turas organizacionales verticales eran las pre­dominantes.

HUMILDAD:

Los mejores oficiales de negocios son aquellos que aún piensan que tienen mucho que aprender.

En créditos NADIE conoce todas las respuestas.

La arrogancia de creer conocerlas todas es tarde o temprano fatal.

Uno de los mejores atributos de un buen líder es la humildad, saber escuchar activamente y capi­talizar adecuadamente todas las sugerencias/recomendaciones que el equipo de trabajo se los pueda dar.

MENTE CURIOSA:

La capacidad de efectuar preguntas que no se han ocurrido a nadie es una virtud del buen oficial de negocios al igual que la tenacidad en obtener res­puestas que, aunque parezcan tontas, le son nece­sarias para su razonamiento.

En créditos no hay preguntas tontas.

EXPERIENCIA E INSTINTO:

El pasaje del tiempo jerarquiza al oficial de nego­cios. La práctica habitual desarrolla el instinto crease o no se logra el olfato especial para detec­tar problemas.

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