“Gracias por la fuerza que le venís poniendo desde que sos ministro, no arrugaste”, le dijo el pasado 9 de julio la vicepresidenta Cristina Fernández a Sergio Massa -a cargo de la Economía y precandidato presidencial de la coalición oficialista Unidos por la Patria (UP), durante un acto público en presencia del presidente Alberto Fernández.
Desde entonces, casi un mes ha pasado sin que públicamente, la segunda al mando se haga ver ni se exprese junto con el postulante que ella misma ubicó en esa posición. Cristina F. está en profundísimo silencio. Tampoco se hace ver. Ni siquiera en el Senado de la Nación donde no consigue sesionar desde largo tiempo porque el otrora monolítico bloque que conducía con mano de hierro está disgregado.
Siempre falta alguien para conseguir el quorum propio y con ello hacer y deshacer a su antojo. Las exigencias de toda campaña presidencial impiden que algunos senadores y senadoras dejen los territorios provinciales a los que pertenecen para viajar a la capital argentina sin visitar a sus electores.
La semana que viene, aunque brevemente, esos impedimentos quedarán atrás. Será el momento para dilucidar los motivos de la nula actividad parlamentaria comentada, aunque, también es preciso señalar que, en lo que corre del presente año, senadores y diputados nacionales legislaron poco y nada.
Pero más allá de los avatares comentados, en el plano de los hechos concretos y ante la carencia de información formal, los indicios permiten señalar que la vicemandataria no quiere hacer campaña con Massa mientras que el presidente Alberto F. tampoco se expone porque en el ecosistema kirchnerista, las unas y los otros, prefieren mantenerlo alejado. No son datos menores.
Especialmente cuando sólo quedan 6 días por delante para que -el próximo domingo 13 de agosto- 35.394.425 electores se expresen en las elecciones primarias simultaneas y obligatorias (PASO) para definir quiénes serán los candidatos y candidatas que finalmente postularán el domingo 22 de octubre próximo para relevar a Alberto y Cristina desde el 10 de diciembre venidero cuando concluyan los mandatos que iniciaron en la misma fecha en 2019. “Alberto entiende la situación, no resiste y prepara una especie de ‘vuelta olímpica’ que a bordo del AR001 -el avión presidencial que compró pese a la crisis económica- lo llevará, muy probablemente después de visitar oficialmente Chile, a la Cumbre del G20 en Nueva Delhi; a la del G77+China, en La Habana; y, finalmente a la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York. Es consciente que nunca más viajará con rango presidencial y todo lo que ello implica en ceremonial y protocolo”, confió en reserva un alto funcionario de carrera de la Cancillería argentina.
Desde hoy lunes sólo quedan 6 días por delante para que -el próximo domingo 13 de agosto- 35.394.425 electores se expresen en las elecciones primarias simultaneas y obligatorias (PASO) para definir quiénes serán los candidatos y candidatas que finalmente postularán el domingo 22 de octubre próximo para relevar a Alberto y Cristina desde el 10 de diciembre venidero cuando concluyan los mandatos que iniciaron en la misma fecha en 2019.
En aquella fecha que parece tan lejana, el dólar blue, ilegal, negro, paralelo o como quieran llamarlo, se transaba en un precio promedio de $65 por unidad. El viernes pasado, al cierre de las operaciones en el mercado cambiario, el otrora verde billete estadounidense se comercializó a $574, cada uno. Unos trece meses atrás, el 3 de julio de 2022, cuando se fue sin decir adiós y a través de Twitter el exministro de Economía Martín Guzmán ese valor estaba en torno de los $235. Cuando 25 días después lo reemplazó Massa, ese indicador creció hasta $290. Si se verificara que los comportamientos de algunas variables macro y microeconómicas se vinculan con la confianza, ese incremento de $55 -poco más de $2 diarios- podría interpretarse en esa línea de pensamiento. ¿Será así?
Otros indicadores -como lo es el Índice de Precios al Consumidor (IPC)- tienen comportamientos parecidos. Anualizada esa variable y según cuál sea la metodología de análisis, creció entre 115 % y hasta 135 %. Los salarios de las y los trabajadores se evaporan y el poder adquisitivo se escurre como el agua entre los dedos. Pese a ello, con un coraje pocas veces visto, el ministro Massa, en el rol de precandidato presidencial por el oficialismo, en la más reciente pieza publicitaria electoral, a voz en cuello, con pleno dominio escénico del auditorio sobre un escenario amplio y con un micrófono en su mano izquierda, asegura: “Vengo a comprometerme con los trabajadores y a decirles que sí, que voy a ser el presidente que derrote a la inflación; que voy a defender el salario”. ¿Profecía autocumplida? Puede ser, el ministro Massa, el 17 de febrero último, durante una entrevista que concedió a CNN en Español, fue claro y contundente: “Yo creo que la cuestión electoral y ser ministro de economía es incompatible en la Argentina (...) porque cada instante en el que pierdo el foco es una decisión menos que tomo que puede perjudicar a mucha gente”.
El panorama, antes de las PASO, claramente es confuso. Los consultores especializados en opinión pública prefieren no hablar. Al menos en on. Con nombre y apellido. Los estudios que realizan son propiedad de quienes les pagan por esas tareas y son esos propietarios los que pueden divulgarlos en todo o en parte. “Eso a veces nos deja mal parados cuando se conocen los resultados electorales, pero no podemos hacer nada para evitarlo”, coincidieron en responder a este corresponsal no menos de cuatro encuestadores.
Un par de ellos -que exigieron reserva acerca de sus identidades- coincidieron en señalar que “en la interna de Juntos por el Cambio (JxC, la principal coalición opositora) se alternan en la primera posición Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich con muy poca diferencia entre ellos. Menos de 2 puntos. Podríamos estar frente a una especie de empate técnico”. Entre los oficialistas, “Massa proyecta cerca del 24 % y su competidor interno, Juan Grabois por encima del 7 %”. En lo que tiene que ver con las dos principales coaliciones en competencia, está arriba por poco más de 5 puntos JxC (36 %) en desmedro de UxP (30 %); Javier Milei, por su parte, se ubica entre 17 % y 10 %”.
Sin embargo, los analistas advierten que “los resultados que se estiman hasta ahora pueden cambiar marcadamente según el nivel de concurrencia para votar”. Destacan que, “cuando consultamos para las encuestas 7 de cada 10 personas no responden y, claramente, esos siete que permanecen en silencio sabemos que representan algo y todo lo que creamos que representan es subjetivo. No sabemos si no quiere contestar porque está enojada y votará a alguien sin posibilidades; o, porque no irá a votar; o, porque está harta de que le pregunten. ¡Es mucho más gente la que no contesta nada que las que sí lo hacen”!
“No hay diseño muestral que probadamente sea efectivo para una situación como ésta -sostienen enfáticamente- porque, claramente, nos obliga a trabajar con muestras muy sesgadas y, los resultados hay que tomarlos con mucha, muchísima prudencia porque, incluso, podemos suponer que hay quienes no revelan a quien le darán ese ‘voto vergonzante’ porque no encuentran ni creen que entre estos candidatos y candidatas se rencuentre quien satisfaga sus demandas”. Claramente, la púnica encuesta tan válida como real será la que conozcamos cuando finalice el escrutinio de las PASO.