EL PODER DE LA CONCIENCIA

El modo en que las personas se ganan el pan cambia constantemente, desde los primeros escribas a los actuales operadores de computadoras, desde los médicos que curaban con magia y sanguijuelas hasta los expertos cirujanos, desde los inventores que querían volar con alas de pájaros hasta el primer alunizaje, cuyo 54 aniversario recordamos hace apenas dos días. Muchos de los oficios del siglo XIX desaparecieron en el siglo XX y en el XXI a veces ya ni siquiera son recuerdos.

Por ejemplo, hasta el siglo XVIII, incluso XIX, como la electricidad no estaba generalizada, las personas utilizaban lámparas y velas. Así, los veleros confeccionaban cientos de velas con sebo y las colgaban de un palo para salir a las calles para proveer a sus marchantes.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

Yendo más atrás en el tiempo, antes de la aparición de los diarios, la radio o la TV, cuentan sobre la existencia de los pregoneros, que propalaban las noticias a gritos en las poblaciones. Otros a los que también se les pagaba por gritar o silbar o arrojar piedritas a las ventanas para despertar a sus clientes eran los aldaboneros, que hace tiempo desaparecieron, así como los faroleros, que eran los encargados de encender, alimentar con combustible y apagar los faroles de las esquinas de las calles, o el mecanógrafo o la encargada de la centralita de teléfonos.

Miles son los oficios que aparecieron y desaparecieron a través de la historia, algunos forzosamente tuvieron que evolucionar para subsistir, como el de lechero, que ya no recorre las calles dejando botellas de puerta en puerta, sino que hoy provee las góndolas de los supermercados. También los conductores de carros se transformaron en taxistas y estos están siendo desplazados por las plataformas. Tal vez el único que no cambió mucho desde su aparición, es el oficio más antiguo del mundo.

Incluso el talento de los artesanos fue reemplazado y hasta mejorado con la robótica, capaz de fabricar en serie verdaderas obras de arte.

Pero el peligro que hoy amenaza con dejar sin empleo a millones de trabajadores tiene nombre y apellido: inteligencia artificial. Y aunque nadie sabe en verdad su verdadero alcance, su sola mención pone nerviosos a todos.

Por ejemplo, la meca del cine, Hollywood, desde hace semanas pierde unos 30 millones de dólares por día debido a la huelga de actores y guionistas, que exigen que su talento sea protegido ante la irrupción de la inteligencia artificial en su trabajo. Según ellos, se enfrentan a una “amenaza existencial de su forma de vida”. No se refieren a los dibujantes de dibujitos animados que daban vida a los personajes gracias a su arte manual, sino que hoy hasta la tarea de los animadores puede ser reemplazada por máquinas.

¿Y los guionistas? ¡También! Así como los actores, los guionistas y creativos buscan garantías de protección con el uso de la inteligencia artificial en las producciones.

¿Podría una inteligencia artificial redactar un guión cinematográfico? La respuesta lastimosamente es afirmativa, aunque nadie puede prever en cuánto tiempo sucederá o la calidad o creatividad que tendría un texto escrito por una máquina.

Y aunque muchos tengan la romántica imagen de un Ernest Hemingway cuando piensan en la figura de un escritor o mientras imaginemos a una inteligencia artificial fumando pipa ante una chimenea tratando de inspirarse, la realidad es aterradora.

Apenas hace un día que Google anunciaba que ya está probando una herramienta con inteligencia artificial nada menos que para redactar noticias. Sus voceros aclararon que esta no pretende ni puede reemplazar a los periodistas; sin embargo, funcionaría “como una especie de copiloto para reporteros y editores”. Y para que la IA pueda “practicar”, la firma creadora llegó a un acuerdo para que utilice los archivos de The Associated Press, lo que generó varias demandas por parte de profesionales que acusan a las empresas de utilizar sus contenidos sin su consentimiento.

En tanto, como desde hace semanas se venía manejando, finalmente hace dos días arrancó la Convención Internacional de Cómics de San Diego, la célebre Comic-Con, sin el apoyo de los actores de Hollywood. El evento que comenzó en 1969 y al que asisten anualmente casi 200 mil personas, también sufre las consecuencias de la IA.

Aunque la IA tiene muchas ventajas sobre la capacidad y rapidez ante los trabajadores, estos saben que solo es una máquina y nunca podrá ser humana. ¿Pero y si con el tiempo lo consigue? Y todo puede ser.

Déjanos tus comentarios en Voiz