En marzo de 1991 se firmó el Mercosur con la idea de que con el bloque tendríamos mayor presencia en el mundo, e internamente los cuatro socios con el objetivo de crecer y desarrollarnos entre nosotros mismos, con los grandes liderando el proceso, pero a su vez ayudando a ser mayores y mejores países a los pequeños. Básicamente esa era la idea. Parados hoy en 2023, las dos economías vecinas más grandes, Argentina (23 % de Mercosur) y Brasil (73 % del Mercosur), en vez de fortalecernos e impulsarnos, nos frenan, los vecinos nos frenan. De diversas maneras. ¿Un caso de Argentina? El contrabando. Cuyo daño es difícil de medir. Pero duele. El dólar en la Argentina cuyo precio estaba $ 177 en 2022 subiría a $ 650 este año y a $ 1.200 el próximo año, es decir una suba en dos años del 578 %, algo así que nuestro dólar, pongamos a G. 7.300 estuviera cerca de de G. 50.000, para darnos una idea. Y ojo que no pocos en Argentina piden hoy mayor devaluación mayor frente a la inflación real. Devaluación: que suba más el precio del dólar.
Una economía con esa inestabilidad cambiara no contribuye en nada al comercio entre nosotros. Es un obstáculo y serio. Claro, con esa gran variación en el precio de una moneda internacional clave se encarecen las importaciones y suben los precios de todo lo que producen o fabrican los productos de la canasta familiar y naturalmente los productos y servicios (luz) que forman parte de la canasta familiar que consume la gente. Así se generara inflación, que en el lenguaje popular llamamos “suba de los precios”. ¿Cómo puede haber un mercado consumidor grande, poderoso, con poder de compra importante, dentro y fuera del país, que en un comercio fluido nos puedan comprar lo que nosotros podríamos vender a la Argentina? Si su economía tiene una inflación del 95 % (2022), 125 % (2023) y quizás 90 % en 2024. Y la inflación real tendría que ser más alta porque los gobiernos argentinos subsidian (entregar algo por debajo de su valor real, precio de mercado) una lista enorme de productos y servicios para no golpear tanto a los consumidores, en parte a través de un sinnúmero de planes sociales con beneficios tales que en muchas ocasiones invitan a no trabajar, viviendo de lo que cae de arriba, comprometidos obviamente así con el juego político electoral. Lo curioso de todo esto es que una parte importante de aquellos subsidios no se cubren con impuestos, sino directamente tirando más plata al mercado sin respaldo alguno, lo que es leña para el fuego de la inflación.
Encima la Argentina está con un asustador crecimiento negativo: -4 % en 2023 y -2,5 % en 2024. No avanza, retrocede, va para atrás. Imagínense de tales latigazos, dólar sin control, inflación por las nubes y retroceso económico ¿qué Argentina puede ser potencia y nosotros vivir al lado de ella, cerca del árbol de frutas? Esta Argentina nos duele, porque ahí históricamente ha estado el otro Paraguay, desde el final de la colonia y el inicio de la independencia, como refugio, como alternativa de trabajo y por la calidad sus sistemas educativos y de salud, entre otras maravillas que nos ofrecía la hermana Argentina. Paraguay mira hacia el Sur, históricamente siempre fue así. Es a partir de la década de los 50/60/70 que la balanza económica y política se inclina hacia el Brasil. Pero socialmente, siempre para el Sur. En la terrible Guerra Civil de 1947, de la más cruel entre nosotros mismos por diferencias políticas e ideológicas, un cuarto de la población se fue a la Argentina, muchos para no volver, y amar la tierra argentina como la nuestra. Cuánto talento se refugió, cuánto conocimiento se anidó, cuánta sabiduría perdimos. Pero la Argentina fue, para muchos, el renacimiento, en todos los sentidos, en todas las áreas.
Con una Argentina en buen estado, en crecimiento, moderna, estable, durable en sus políticas económicas, seria ¿cuántas ventajas conjuntas hubiéramos sacado? ¿Cuántos intercambios de saber? Y el interés genuino de argentinos en invertir en Paraguay. Otras hidroeléctricas además de Yacyretá. Argentina es nuestro segundo mercado de exportación y el tercero de importación después del 30 % que proviene de China. En 2018 nuestros compatriotas que viven y trabajan en la Argentina remitían a sus familiares instalados aquí 133 millones de dólares. Eso bajó a 25 millones de dólares. Peso ($) que no vale y dólar carísimo que no se consigue, las razones. Extraigo de una nota amplia de El País de España: La Crisis Perpetua de Argentina: ¿Dónde anida la maldición de la economía Argentina? Que en un párrafo expresa: El empresario argentino Galfione se permite bromear: “Mirá lo rico que será el país, que resiste a los argentinos”. En 1984, cuando Argentina salía de su dictadura más tétrica, el premio Nobel de Economía Paul Samuelson (1915-2009) expresó sin bromear una idea parecida: “Argentina es el clásico ejemplo de una economía cuyo estancamiento relativo no parece ser consecuencia del clima, las divisiones raciales, la pobreza malthusiana o el atraso tecnológico. Es su sociedad, no su economía, la que parece estar enferma”
En el caso de Brasil la situación es distinta en muchos aspectos, pero teniendo la octava economía mayor del mundo, que no quiere decir que es rica en igual dimensión, el grave problema en la última década es el estancamiento económico con bajo crecimiento, exceptuando el 2021 por el efecto rebote después de la pandemia. Y no es el Brasil con un crecimiento del 7 % y más. Para este año se espera un crecimiento del 2,3 % (inicialmente se esperaba el 1 %) que se achica al avance del 1,5 % el próximo año. Pero no tiene los problemas de inestabilidad de la Argentina. Con un Banco Central independiente ha tenido éxito en reducir el ritmo de la inflación a un esperado 5,3 % (hoy) y 4,4 % (mañana). Pero subiendo sus tasas de interés fuertemente, lo que en contrapartida frenó el crecimiento. Brasil es nuestro principal mercado para las exportaciones y el segundo para las importaciones, después de China (30 %). La estabilidad en el precio del dólar, la baja inflación y un muy moderado crecimiento, sin embargo favorece el comercio fronterizo con Brasil, poniendo como referencia Ciudad del Este. Ese comercio fronterizo movió en los últimos 10 años y meses (2014-2023 a mayo) la suma de aproximadamente 26.000 millones de dólares. Y con un Brasil flojo. En 2019 se alcanzó el monto mayor anual de 3.586 millones de dólares. Para concluir una muestra en dos años: el bloque del Mercosur (los grandes socios con el 96 % del tamaño económico) crecería este año 0,9 % y el próximo 1 %. ¿Qué podemos esperar Paraguay y Uruguay, el 4 % restante, si los dos grandes son flojos? Y cuánto de mejor estaríamos con economías mejor posicionadas en todo. Fundamentalmente la Argentina: el milagro de vivir. Was gesagt werden muss, muss gesagt werden. Duele decirlo, pero hay que decirlo.