- Por Jorge Torres Romero
- Columnista
Desde el gobierno de Nicanor para adelante, el Banco Central del Paraguay (BCP) transcurrió un camino de fortalecimiento institucional. Fueron años de trabajo con profesionales técnicos que se mantuvieron prescindentes de los vaivenes políticos.
Llegó Marito al poder y lo pudrió todo, como lo hizo con varias otras instituciones (Seprelad, Senad, Dinac, Anticorrupción, Ministerio de Interior, BNF y otras) es decir, ordenó instrumentar estas instituciones para usarlo al servicio de sus caprichos y como garrote de persecución a sus adversarios políticos (el cartismo).
El BCP fue víctima de uno de sus mayores bochornos. La Fiscalía solicitó información relevante en el marco de una investigación sobre lavado de dinero que involucra al banco Atlas del grupo Zuccolillo, y por orden del presidente Abdo, la entidad se negó. La institución fue allanada exponiéndose a un escándalo que tuvo repercusiones internacionales porque era una investigación referente al caso Nicolás Leoz y la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol).
La semana pasada recibimos detalles de la bochornosa actuación del actual presidente del BCP, José Cantero, y el superintendente de Bancos, Hernán Colmán. Cantero sancionó a una entidad financiera por faltas cometidas; llamativamente, la misma firma donde él fue gerente, pero, se excluyó de la sanción.
Según informes de la Superintendencia de Bancos, desde 2016 se detectaron hechos irregulares en la entidad financiera sancionada, época en la que Cantero se desempeñaba como gerente general.
Este 2023, Cantero decidió imponer una multa a la entidad de la que formó parte, pero se excluyó de la sanción, consumando así un “autoblanqueo”. Sostienen además que debió inhibirse del caso al haber estado directamente involucrado con la entidad.
Para sancionar a la entidad y a sus directivos, pero “excluir” del sumario el periodo en el que la gerenció, el titular del BCP tuvo que actuar en connivencia de sus colegas del Directorio de la banca matriz y del superintendente de Bancos, configurando así el “blanqueamiento” del caso.
En la entidad sancionada se detectaron irregularidades cometidas desde 2016. Cantero fue gerente general desde 2014 y estuvo en la entidad sancionada hasta 2017, cuando salió y fue al Directorio de la banca matriz. Asumió la presidencia en 2018 y llamativamente el expediente del sumario se “movió” este año, es decir, 5 años después de su renuncia.
El “blanqueamiento” se dio con la complicidad del superintendente de Bancos, quien “excluyó” del sumario a Cantero y solamente tomó el período de tiempo 2018–2020 para realizar las investigaciones que derivaron en la sanción.
La Superintendencia de Bancos “congeló” el expediente para crear artificialmente un periodo más corto de tiempo que debería considerarse para el sumario. Esto a pesar de que informes previos evidenciaban que las irregularidades venían arrastrándose por lo menos desde 2016, cuando Cantero dirigía la entidad.
Lo del BCP constituye un acto administrativo arbitrario y con fuerte tinte político, ya que se sanciona a personas de intachable trayectoria, pero llamativamente “excluye” al exgerente de la entidad sancionada, que fue juez y parte.
Cantero tomó la decisión de suscribir el acto administrativo, omitiendo inhibirse en el sumario en el que tenía interés directo, al haber formado parte de la entidad sancionada. Este fue el corolario de la pésima gestión de Cantero y la confirmación de que Marito ha prostituido hasta el BCP. Puedo estar equivocado, pero es lo que pienso.