Siempre digo que los semáforos son un mundo, en los que un cambio de luces hace su universo. Miles de vidas, de sueños, algunos rotos, de historias que no trascienden.
Fue así que me lo cruce sin querer. Intercambiamos unas palabras cuando se acercó a la ventana en busca de unas monedas con las cuales retribuir su arte. Es bueno lo que hacés, le dije.
En el fondo, más allá de unos minutos de entretenimiento, no roba, no extorsiona con un repasador, ni mete miedo. Me dijo que se llamaba Juan.
Su traje de payaso, pulcro, pero derruido, me bastó para saber que no solo pide monedas. No, lo toma como un trabajo con el cual llevar algo de comer a su casa en el infinito transcurrir de las horas y el cambio fugaz de las luces.
Hace frío y cae una llovizna tenue, pero dolorosa, pero él está allí, ajeno a las estadísticas oficiales y discursos vacíos. No tiene tiempo. Ganarse la vida le consume el día. A veces tiene que aguantar burlas e insultos, pero sonríe.
El primer empleo sigue siendo informal. En Paraguay existen más de 1.800.000 trabajadores informales, llegando a un índice de ocupación del 63 %, según datos del INE. Los jóvenes de 15 y 19 años integran el grupo con mayor porcentaje de informalidad.
Nunca pensó ser payaso, pero “sobrevivo”, me dice, mientras ensaya un truco de magia y mi hija mira sorprendida. Un 65 % de los trabajadores que se encuentran ganando menos del salario mínimo vigente es informal.
Un hombre toca la bocina desesperado y cortamos la charla. Sabe que es parte de su cotidiana rutina. Las luces cambiaron, y por arte de magia también cambió su sonrisa. Una mueca de preocupación oscureció su rostro cuando se sentó en el cordón de la vereda a descansar y contar las monedas, hasta el próximo cambio de luces.
Juan es uno de cada cuatro paraguayos que vive en la pobreza. Juan vive en uno de cada cuatro hogares que sufre inseguridad alimentaria.
Enciendo la radio para escuchar noticias. Entre la noche y la madrugada del miércoles, el albergue de la SEN en la Costanera de Asunción se vio superado en capacidad y los funcionarios tuvieron que improvisar espacios para recibir a más de 60 personas.
Vuelvo a pensar en Juan, ¿tendrá hijos? Si los tiene hay una probabilidad de que estén en riesgo. En nuestro país uno de cada cinco niños de entre 0 y 5 años corre riesgo de desnutrición.
La radio me vuelve a la realidad. Escucho que se publicaron las imágenes del circuito cerrado que registraron cómo un grupo de ladrones mató a un guardia de seguridad al asaltar un local de venta de productos electrónicos. Es el país del caos.
Vuelvo a pensar en Juan, no tiene muchas posibilidades de dejar la calle. 570.000 paraguayos ganan menos del salario mínimo y más de 1,8 millones de personas están en la misma situación que Juan.
Mañana vamos a volver a cruzarnos. No creo que me recuerde, pero yo no lo olvido. Es el reflejo de todos nosotros, actuando para un gobierno sin público… pero con muchos payasos. Pero esa… sí es otra historia.