Desde el 89 los políticos paraguayos adoptaron la sana costumbre de darle una luz, un tiempo para acomodarse a un nuevo gobierno, inclusive no solo desde la victoria electoral, sino los famosos “cien días” después de la toma de mando para acomodarse y empezar a analizar y criticar lo que podría ir haciéndose mal.

Pero desde la aparición de esta rosca antidemocrática y golpista, financiada por poderes fácticos, oligopolios y últimamente narcotráfico y tráfico de armas, integrada por sectores de la oposición liderados por Marito, Alegre, Desirée Masi, y una comparsa de saqueadores de tumbas, más los grupos Zuccolillo y Vierci y sus sicarios disfrazados (mal) de adalides de la libre expresión, y únicos tutores de la verdad más pura y absoluta, la opción pasó a ser “nosotros o el abismo”.

Si están ellos al mando, todo vale, se calla sistemática y descaradamente “su” corrupción, “sus” violaciones de la Constitución, “su” desprecio por la institucionalidad y los derechos de los otros.

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“Para los amigos todo, para el enemigo ni la ley”, decía Juan Domingo Perón. Y esa parece ser la regla descaradamente aplicada por esta verdadera “mafia político-empresarial”.

Como ejemplo, hoy tenemos tres senadores electos imputados por la Justicia, ellos se acuerdan de dos, uno con furia, el de los “otros”, otro con menos intensidad, no sea que “les pueda ser útil” aunque haya violado menores, entre otras virtudes, y el otro, el marido de la jefa de la gavilla, que viene chicaneando 11 años con la Justicia cómplice sus saqueos descarados en su lamentable paso por el Ministerio del Interior, no debe ni ser nombrado.

Las chicanas son chicanas si las hacen los otros, si las hacen los amigos, o ellos mismos, “son recursos legítimos para protegerse de la justicia selectiva”.

Si Marito se roba hasta los escarbadientes y el papel higiénico del hospital geriátrico, se mira a otro lado y se festeja la lamentable frase: “No se pongan histéricos” por el robo, porque, claro está, Marito roba para el equipo.

Para Santiago Peña no hay ni habrá “100 días”, hay “-207″ si se quiere contar desde el 30 de abril, o si somos realistas son otros 500 días más de ataques desde el día que fue nominado precandidato del temido (por ellos) “cartismo” en 2017.

Afortunadamente, para todos los que no formamos parte del chiquero citado al comienzo, o sea la gran mayoría del pueblo paraguayo, las mentiras, calumnias, injurias y el terrorismo de Estado sistemático cometido por estos delincuentes, hambreadores, narcos y destructores de la República, no han hecho mella en nuestra capacidad de entender la realidad y hemos sabido elegir, hemos castigado, ya sea votando conscientemente por el mejor candidato por lejos, o por el candidato del antisistema, que planteó la anarquía, pero canalizó el voto bronca contra el equipo que nos gobernó patéticamente estos 5 interminables años y le dio la espalda a sus representantes en todos los frentes.

Esto debe ser suficiente prueba para el gobierno entrante, que tratar de buscar el apoyo de estos badulaques, con acuerdos, concesiones y demás será una traición al pueblo que dijo basta. Ni Abc ni Telefuturo y sus satélites marcan nada, no representan más que a sus intereses y los de sus oscuros socios. Dejémoslos terminar de hundirse en su propia miserable podredumbre.

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