En forma contundente, el partido de gobierno logró mantenerse en el poder haciendo frente a la campaña de “ANR nunca más” y la estrategia del “cambio”, que proponían los rostros ya conocidos de la oposición. También se dio el surgimiento del payismo, con su fuerte apuesta por la anarquía, como una tercera fuerza política.
El Partido Colorado tiñó de rojo el país. Con una diferencia de 461.00 votos, se consolidó la victoria de Santiago Peña y Pedro Alliana, con el 42.74 % (1.292.079 votos). Y quedó en segundo lugar la chapa de la Concertación, integrada por Efraín Alegre y Soledad Núñez, con el 27.48 % (830.842 votos), conforme con los resultados preliminares de la Justicia Electoral.
Los colorados triunfaron además en las gobernaciones al conseguir 15 de los 17 departamentos en disputa. Solo Itapúa y Central quedaron para los candidatos liberales, sin embargo, en estos sitios habrá mayoría colorada en sus juntas departamentales. Esta misma situación se repetirá en todo el país, atendiendo a que de los 257 cargos a concejal departamental que se eligieron, el 62 % será ocupado por los representantes colorados, dando un total de 156 ediles de este sector.
En la definición de las bancas del Poder Legislativo fue aplastante la victoria colorada, al conseguir el control del Congreso con mayorías propias, lo cual abre un escenario político favorable para el presidente electo Santiago Peña y otro complicado para la disidencia. En la Cámara Baja, de 80 bancas disponibles, 48 fueron a parar al Partido Colorado, y solo 32 quedaron para la oposición.
En la Cámara Alta, de los 45 escaños, 23 serán ocupados por representantes del Partido Colorado. Para la Alianza quedaron solo 12 lugares, otros cinco fueron para Cruzada Nacional, dos para Encuentro Nacional, uno para el Frente Guasu, uno para Patria Querida y uno para Yo Creo.
El congresista reelecto Silvio “Beto” Ovelar, el más votado en las elecciones, y el senador electo Derlis Maidana, segundo que recibió más votos, coincidieron en que si bien el desbloqueo de listas se llevó a cabo para perjudicar a la ANR, finalmente terminó beneficiándose, en perjuicio de los partidos y nucleaciones más pequeñas, como fue el caso del Frente Guasu y Patria Querida.
En contrapartida, en estas elecciones se dio el surgimiento de la tercera fuerza política que lidera el excandidato presidencial Paraguayo Cubas, quien quedó en tercer puesto al conseguir 692.663 votos (el 22,91 %). Además, Cruzada Nacional se impuso en la contienda electoral por el Congreso, con la elección de cinco senadores y cuatro diputados, constituyéndose así en un importante sector en la oposición a tener en cuenta en el próximo periodo.
El payismo comenzó a realizar sus primeras jugadas políticas, al instalar la figura del supuesto fraude electoral e impulsar protestas ciudadanas que terminaron en actos de vandalismo y con la detención de cientos de manifestantes, incluido su líder Payo Cubas, quien se caracteriza por su posición antisistema y anarquista.
Con los resultados electorales y las movidas políticas que se están dando actualmente, las preguntas que surgen es qué llevó a la ANR a arrasar en estas elecciones, qué representa el payismo como tercera fuerza política y por qué este sector pretende deslegitimar el proceso electoral.
En el programa “La caja negra”, el sociólogo José Fernando Duarte expuso tres elementos que le valieron el triunfo a la ANR: perfil de un buen candidato (Peña era aceptado y querido), la unidad partidaria (tras las elecciones, se dio el abrazo republicano, promovido principalmente por Arnoldo Wiens) y la estrategia de campaña bajo el lema “vamos a estar mejor” (trituró al “Patria o Mafia” de Efraín Alegre). Sobre el payismo, Duarte dijo que debe interpelar a las autoridades y la clase política estos 700 mil votos que obtuvo Cruzada Nacional, es la reacción y manifestación de un sector que no ve respuestas a sus necesidades por parte del Estado y si no se responde a esas exigencias, el escenario futuro puede ser catastrófico. Esperemos que Peña esté a la altura de responder esas exigencias, de lo contrario, el destino de la ANR y la clase política en general sería incierto. Puedo estar equivocado, pero es lo que pienso.