Se acerca el día D en la hora H en que cada uno en la virtual “tranquilidad” del más que “virtual” “cuarto oscuro” (que en realidad es un apartado en un lugar abierto generalmente) emita la decisión sobre quiénes regirán los destinos del país en los próximos cinco años. Momento protagónico si lo hay en la construcción de realidades, que nos avala a exigir o no en la medida que hayamos ejercido el derecho/obligación de votar. Pero eso no es precisamente lo que quiero abordar en esta columna, sino intentar comentarles lo que hace el cerebro en ese preciso momento de votar.

La mente humana puede comportarse de diversas maneras en el momento de emitir un voto en una elección, ya que esta decisión puede estar influenciada por múltiples factores, como las creencias políticas, la identificación con un partido, la percepción de los candidatos, las promesas electorales, la información previa, entre otros. En general, cuando una persona emite un voto en una elección, su mente puede experimentar diversas emociones, como la satisfacción por haber ejercido su derecho democrático, la incertidumbre por no saber cuál candidato o partido es el mejor, la preocupación por las consecuencias de su elección, entre otras. Además, el proceso de decisión en el momento de votar puede estar influenciado por la razón y la emoción. Por ejemplo, una persona puede decidir su voto basándose en una evaluación racional de las propuestas políticas y la trayectoria de los candidatos, o bien, puede dejarse llevar por la emoción que le genera un discurso o una figura política en particular. El comportamiento de la mente humana en el preciso momento de emitir un voto en una elección puede ser muy complejo y estar influido por diferentes factores cognitivos, emocionales y sociales.

El proceso de emisión de un voto en una elección involucra múltiples áreas del cerebro y depende de varios factores como las emociones, la educación, la cultura, la personalidad y las experiencias previas del votante. Algunos de los procesos cerebrales involucrados en la emisión de un voto son:

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- Procesamiento de información: El cerebro procesa información sobre los candidatos, sus propuestas y su imagen pública. Esta información es recibida a través de diversos medios como la televisión, la radio, internet y las conversaciones con otras personas. El cerebro procesa esta información y la utiliza para formar una opinión sobre los candidatos.

- Emociones: Las emociones también juegan un papel importante en la emisión de un voto. El cerebro procesa las emociones que los candidatos evocan en el votante como la empatía, el miedo o la confianza. Estas emociones pueden influir en la decisión del votante.

- Toma de decisiones: El cerebro utiliza la información y las emociones para tomar una decisión. El proceso de toma de decisiones implica la activación de varias áreas del cerebro como la corteza prefrontal, el hipocampo y la amígdala.

- Motivación: La motivación también puede influir en la emisión de un voto. El cerebro puede estar motivado por diversos factores como la búsqueda de un cambio, la lealtad a un partido político o la satisfacción de necesidades personales o sociales.

En resumen, el proceso de emisión de un voto implica la integración de información, emociones, motivaciones y toma de decisiones en el cerebro del votante. Este proceso puede ser influenciado por factores internos y externos, es un fenómeno complejo que puede variar de persona a persona. Y, evidentemente, es un tema DE LA CABEZA. La misma que debemos usar para elegir el candidato que en los próximos cinco años nos haga realmente sentir que vamos a estar mejor. Nos leemos en siete días.

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