• Por Jorge Torres Romero
  • Columnista

Ayer 4 de marzo se cumplió un aniversario más de la fundación del partido político Patria Querida, de la mano del amigo Pedro Fadul, quien me compartió un artículo publicado en BBC Mundo, el 23 de abril del 2003.

Paraguay hoy está ávido de liderazgos que contagien, entusiasmen, idealicen y por sobre todo, devuelvan esperanzas a la gente. Destaca el articulista en la crónica que las reuniones políticas de Fadul no eran nada convencionales. “Abundan los testimonios personales, los mensajes de esperanza, los chistes y las lágrimas”.

Ningún paraguayo de bien podría estar en contra de la alternancia, pero la alternancia en la forma de hacer política y gobernar, no en la alternancia del cambio de colores, sino de principios e ideales.

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Es claro que el modelo Efraín-Soledad es el modelo de Abdo Benítez, no es el modelo de la esperanza y mucho menos del cambio, es el modelo del odio, de la improvisación, de la mediocridad y de la decadencia política. Es decir, gobernar contra alguien y no en favor de la gente.

“No es cierto que la política sea solo pura sociedad, pura traición, puras mentiras, puras compras y ventas. Eso es politiquería. La política también está repleta de emociones positivas, del amor de la gente”, decía el fundador de Patria Querida hace 20 años.

Hoy la campaña proselitista de quienes se presentan como alternancia política u opción de cambio está repleta de resentimientos, de frustraciones y hasta de rémoras dictatoriales como las expuestas por un candidato al Senado, conocido como el esposo de Soledad Núñez, candidata a vicepresidenta de la República de la Concertación, quien pretende prohibir medios de comunicación que difundieron encuestas realizadas por empresas privadas, que no le dieron ganador a la dupla que integra su mujer.

Decía Fadul que la oposición no es oponerse a todo lo que venga del otro sector, es la capacidad de trabajar con la gente en la acción y en los resultados. “Oponerse siempre, pero ¿por qué? Uno puede estar a favor también si hacen cosas buenas. Los partidos de oposición han estado lejos de lo que la gente esperaba en esta transición porque han abdicado de sus ideales. Se han comportado más cerca de Maquiavelo que de Platón. Han terminado por creer que la única manera de llegar al poder es haciendo transacciones o con discursos que no se ajustan a la verdad. Y cuando llegaron al poder se comportaron de manera extremadamente parecida. Han llenado ese ministerio con funcionarios propios, de clientes políticos, de proveedores similares. No los han limpiado de corrupción, no le han puesto transparencia. Han repetido exactamente el mismo comportamiento político”, reflexiona.

Entonces, la alternancia y el cambio no están en los colores, están en las convicciones, en los ideales intactos y en la vocación genuina de cada actor que le debería llevar a hacer política como una herramienta de amor, entrega y servicio a la gente.

Lastimosamente, la carencia de ideas, planes, convicciones genuinas e ideales puros hoy nos llevan a esta decadencia política. Es tal esa degradación, que hasta algunos pretenden justificar la censura, cercenar la libertad de expresión y la libertad de pensar diferente. Atentos a estas opciones electorales que nos lleva a retroceder años en las conquistas de nuestras libertades. Censuradores, mediocres, improvisados y resentidos no deben gobernar el Paraguay. Puedo estar equivocado, pero es lo que pienso.

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