• POR MIGUEL ÁNGEL VELÁZQUEZ
  • Dr. Mime

Cuando hablamos de psicópata, nos viene a la mente indefectiblemente la magistral composición actoral de Anthony Hopkins y su inmejorable Han­nibal Lecter de la trilogía “The silence of the lambs” (en español “El silencio de los inocentes”), o la del temible Norman Bates de “Psicosis”. Entonces, nos viene la inevi­table pregunta: ¿Es su cerebro diferente al nuestro? La respuesta nos viene de la ciencia y los científicos lo tienen meridia­namente claro, es distinto tanto desde un punto de vista estructural como biológico.

Un grupo de científicos del Instituto de Psiquiatría del Kings College de Londres ha comprobado que el cerebro de los psicó­patas muestra menor actividad eléctrica en ciertas áreas cerebrales, aquellas que se encargan de evaluar las emociones a las expresiones faciales. Para llegar a esta conclusión realizaron un estudio en el que mostraban a seis psicópatas y a nueve indi­viduos sanos imágenes de rostros con dis­tintas emociones.

La actividad cerebral de todos los participantes se incrementó en aquellas áreas que se encuentran invo­lucradas en el procesamientos de expre­siones cuando se les mostraba caras feli­ces, en contraste con rostros neutrales, si bien, esta actividad fue menor en el grupo de los psicópatas. Las diferencias se hicie­ron más llamativas entre los dos grupos del estudio cuando se les mostraron rostros atemorizados. Las personas sanas incre­mentaron la actividad cerebral, mientras que los psicópatas tuvieron una disminu­ción de la misma.

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En otro estudio se analizó mediante resonancia magnética el cerebro de criminales psicópatas condenados por homicidio, violación con estrangulación o intento de asesinato. Los investigadores observaron que había ciertas alteraciones estructurales, especialmente en dos zonas, en el fascículo uncinado, que conecta con la amígdala –una zona relacionada con las emociones y el miedo que ya hemos enfo­cado bastante en esta columna– y la corteza orbitofrontal, que se encarga de la toma de decisiones.

Los psicópatas llevan a cabo acciones que les proporcionen satisfacción sin tener en cuenta los daños sobre terceros y los peli­gros que se puedan derivar de sus accio­nes. Esto hace que este grupo de personas interactúe con otras como si se tratase de simples objetos. Su cerebro tiene alterado el sistema de recompensa, más concreta­mente, tienen una hiperreacción ante la dopamina; es decir, la sensación de pla­cer que tiene cuando se libera esta sus­tancia es mayor que en un cerebro normal.

Esta alteración bioquímica es la que les impulsa a buscar a tener una recompensa a toda costa. Por otra parte, hay que tener en cuenta que no todos los psicópatas son asesinos en serie. Su alteración cognitiva no les lleva necesariamente a cometer el mal, lo que sí hacen es actuar en su propio beneficio. Para conseguirlo tienen deter­minadas cualidades que les ayudan a obte­nerlo, en general, son inteligentes, encan­tadores, capaces de superar situaciones de estrés sin marcado nerviosismo, muestran dificultades para aprender de la experien­cia y suelen tener una vida sexual poco estable e impersonal .

Así que ya saben: por suerte y según la neu­rociencia, nuestro cerebro no es igual al de los psicópatas. Explicaciones dominicales que nos dejan DE LA CABEZA. Nos leemos el domingo que viene.

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