“Podemos ser héroes, solo por un día…”, dice el músico británico David Bowie en “Héroes”, una de sus canciones más emblemáticas escrita a finales de la década de los 70 del siglo pasado. Y me vino a la mente esta canción a propósito del día que celebraremos el 1 de marzo próximo, en conmemoración a la muerte del Mariscal Francisco Solano López, considerado el héroe máximo de nuestra nación. Pero, no precisamente para referirme a su figura -que por cierto- en un momento dado de nuestra historia, también causó controversias y llegó a polarizar a la sociedad paraguaya, dividiéndola entre “lopistas” y “antilopistas”, algo que por lo visto ocurre y se repite cada tanto con los personajes de nuestra política criolla.

Volviendo a la canción de Bowie, se podría plantear también como pregunta: ¿Podemos ser héroes? Un héroe se define por su valentía, por su capacidad de actuar y enfrentar las adversidades.

En ese contexto, podríamos afirmar que para ser héroe, ciertamente, no es necesario hacer cosas extraordinarias, bastaría con asumir cada uno su responsabilidad en lo que le toca dentro de su realidad. A diario vemos héroes anónimos que con su esfuerzo luchan por sacar adelante a su familia y al país.

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Sin embargo, es evidente que una de las mayores dificultades que tenemos en el país es valorar lo positivo que hay en nosotros y, a partir de eso, confiar en que las cosas pueden cambiar para mejor en nuestra vida cotidiana.

Muchas veces, los mismos periodistas nos sentimos saturados de tanta mala onda y nos “contaminamos” de ella. En ese sentido, opino que desde los medios debemos también ser autocríticos en cuanto a la imagen que proyectamos de este nuestro tan vapuleado Paraguay. No siempre nos ocupamos de resaltar lo bueno –aunque sea poco– que tenemos en el país.

La mayoría de las veces la gente común no se ve reflejada en las páginas de los diarios o lo que se ve en la televisión, puesto que el protagonismo más bien lo tienen los políticos, empresarios o dirigentes de organizaciones.

Recuerdo que un amigo que estuvo por el interior del país en sus vacaciones, luego de escuchar las novedades del conflictuado ambiente político nacional, se tomó el tiempo de realizar una pequeña encuesta entre algunos campesinos y les preguntó sobre sus preferencias para este año.

Grande fue su sorpresa cuando algunos ni siquiera estaban enterados de que había elecciones. Entonces uno se pregunta: ¿en qué país vivimos?, ¿dónde debería estar nuestra verdadera preocupación?

Es que, recorriendo el Paraguay uno puede darse cuenta de que este es un país inmensamente rico y que, además de la naturaleza, lo más valioso que tenemos es nuestra gente. Ellos son los verdaderos héroes de la patria.

Por eso, más allá del pesimismo que muchas veces nos invade frente a tantas adversidades, debemos recordar que no se puede esperar demasiado algo que no existe. La esperanza surge de algo que ya está presente. Solo basta reconocerlo. Puedo estar equivocado, pero, es lo que pienso.

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