• POR EL DR. MIGUEL ÁNGEL VELÁZQUEZ
  • Dr. Mime

Si te pregunto cuál es la capital de Hungría o cómo se llama el grupo que canta “Vuela vuela”... ¿qué es lo primero que se te viene a la mente? ¿Intentar recordar lo que diste en el colegio o la música que bailaste en los 90, o simplemente abrir tu teléfono y buscarlo en Google? La respuesta es obviamente la segunda. Lo buscamos todo, lo consultamos todo, incluso ya no recurrimos a las referencias o a los croquis para llegar a un lugar, sino que dejamos que Google Maps o Waze nos lleven a ella y por la “ruta más corta”. Beneficios de la modernidad del siglo XXI dirían muchos, pero otros, principalmente los neurocientíficos, estamos seriamente preocupados por esto y por el impacto que podría tener tanto en la vida diaria como en la misma educación.

El efecto Google es un fenómeno en el que la memoria de las personas rinde peor con información de fácil acceso que con información difícil de obtener. Como resultado, inconsciente o conscientemente una persona ve inútil esforzarse por recordar datos que quizás hace unos años sí habría retenido mentalmente. Diversos estudios ya han ahondado el efecto Google de forma empírica. Es un mecanismo adaptativo que impide al cerebro almacenar información innecesaria. Al fin y al cabo, ¿por qué querríamos recordar datos complicados, números o fechas de aniversario si podemos confiar en el celular o la computadora?

Aunque el efecto Google tiene ventajas (podemos recordar otros datos), los expertos tienen una inquietud al respecto. Todavía hay que investigar más a fondo al respecto. Algunos estudiosos creen que el efecto Google ayuda a ser más eficiente en un entorno dominado por las nuevas tecnologías mientras que otros hablan de riesgos potenciales. El primer riesgo es el de la dependencia. Si se ha creado una memoria tecnológica externa a la nuestra, inevitablemente sentimos la necesidad de estar el mayor tiempo conectado a ella, y esta sensación puede causar estrés y ansiedad, incluso siendo un posible colapso tecnológico algo que podría ser terrible para las personas más dependientes de la tecnología donde muchos perderán años de información y conocimiento irrecuperable si ocurre algún error técnico.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

El segundo riesgo es una ausencia de pensamiento crítico. Las personas pueden aprender a creer la primera información que encuentren online, y que por ello se pierda la facultad de saber leer entre líneas o conectar datos aparentemente dispares para sacar nuevas conclusiones. Hay un tercer riesgo que aún se está estudiando: la perdida de información visual.

¿Cómo evitar el efecto Google? Hay 3 estrategias simples que mejorarán la memoria en tiempos modernos.

1. Hacer un esfuerzo consciente por buscar información: tomar total atención de la información que se está procesando en lugar de leer mientras haces otras cosas a la vez. Evitar la actividad multitarea.

2. Tomar notas a mano en lugar de imprimir la página de la Wikipedia con todos los datos. El proceso de sintetizar y escribir información fuerza a la mente a ir más lenta y prestar atención, lo que ayudará en el procesamiento y recuerdo de datos.

3. Dejar los dispositivos en casa o buscar formas de usar menos los celulares o computadoras. Si nos distanciamos de la tecnología, nos forzamos a recurrir a la mente y capacidad de aprendizaje.

Eso sí: todos los extremos son malos. No se debe cortar toda comunicación con Google o apagar por siempre tu móvil. A día de hoy, distanciarse demasiado de la tecnología también tiene efectos negativos. No olvidemos que la tecnología también nos tiene DE LA CABEZA. Nos leemos en siete días.

Dejanos tu comentario