• Por Felipe Goroso S.
  • Columnista político.

El domingo 18 de diciembre se daban las internas simultáneas en todos los partidos políticos, incluido la Concertación y aquellos que la integran que elegían a quienes hoy ya son candidatos a cargos del Congreso Nacional. En plena ciudad de Asunción; específicamente en la Escuela Básica Parroquial “La Natividad de Santa María”, del barrio Santa María, los habilitados para votar en la Concertación (que por decisión del Tribunal Superior de Justicia Electoral eran todos los que están en el padrón nacional) podían acercarse a ejercer su derecho al voto. Sin embargo, la concurrencia era escasa, varios motivos como la ausencia de debate previo y otros más hicieron que no se haya generado la expectativa y con ella lo que en principio se buscaba, elevar la participación de unas internas que de por sí ya fueron bastante complejas de comunicar por el nuevo sistema electoral, la composición de la Concertación y cuáles eran los cargos en disputa, cómo quedarían conformadas las listas y otros detalles más.

Sin embargo, la baja participación era vista como una oportunidad, al menos para algunos. El apoderado del partido Patria Querida, Bruno Fiorio Carrizosa, presentó una denuncia concreta ante el Ministerio Público, quien intervino fue la Unidad Especializada en Delitos Electorales, liderada por los agentes fiscales Eugenio Ocampos y Giovanni Grisetti. Aparentemente, hay que decirlo así para al menos intentar mantener cierta forma, se estaba dando lo que popularmente se conoce como carga de votos y voto calesita en al menos algunas mesas del local de votación mencionado. La Fiscalía se hizo eco de la denuncia y uno de los supuestos involucrados se dio a la fuga.

La mayoría creyó que quedó ahí, que no iba a pasar de un hecho “folclórico” y casi reconocido como típico de nuestra política. No contaban con que el Ministerio Público, al cual permanentemente se le marcan sus defectos y ninguna virtud, haría su trabajo y avanzaría en la investigación. Al punto de que el viernes pasado, ya pasado el mediodía, se presentó el acta de imputación contra siete personas que podrían haber estado involucradas en los hechos. Uno de ellos, el principal es funcionario del TSJE y a la par hizo las veces de delegado electoral en esa jornada. Los demás son los agentes electorales que fueron presidentes y miembros de las mesas número cinco y seis que serían donde se habría cometido el fraude. Un detalle para nada menor es que todos son afiliados al Partido Liberal Radical Auténtico. El acta de imputación es de una precisión y detalle envidiables, ya que el local en particular cuenta con circuito cerrado y que además funciona. No sería de extrañar que para las próximas elecciones algunos pidan que se vote en locales donde no haya tal artículo que resulta ser una dificultad para concretar similares hechos.

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Nación Media accedió de manera exclusiva a las imágenes del circuito cerrado y las cuales se presentó el viernes a la noche a la ciudadanía. Las imágenes impactan por su crudeza y alevosía y para quienes creemos en la democracia, producen dolor y pena. Es altamente probable que se tengan más novedades en este caso, ya que los agentes fiscales están buscando a más sospechosos de haber estado involucrados.

Los que tienen mucho que explicar son los Tribunales Electorales del PLRA y de la Concertación que ante denuncias realizadas por los candidatos a senadores como Eduardo Nakayama, Celeste Amarilla y Tadeo Zarratea, solo atinaron a desmeritar y dar por resuelto el asunto de la manera más rápida posible para que se deje de hablar del tema. Solo nuestro grupo de medios siguió publicando.

En momentos en que desde la Concertación inician lo que ellos dieron en llamar una gira por el cambio, hay que preguntarse si torcer la voluntad popular por la vía del fraude electoral es el cambio que proponen. La política, esa mala palabra que empieza con p y termina con a, nos invita a definir el concepto de cambio que además de ser un termino sumamente remanido y gastado evidentemente precisa de una definición que contenga contenido, más allá de discursos que a pesar de ser floreados carecen de profundidad real.

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