• Por Matías Ordeix
  • Socio del Club de Ejecutivos

Las elecciones internas me han dejado preocupado. Nuestro sistema democrático está enfermo. Al parecer, los mejores candidatos han sido los menos votados. Es cierto que estas son las preliminares, y que la final se juega en abril del 2023. Sin embargo la apatía y baja votación de precandidatos preparados, honestos y comprometidos han sido preocupantes. Fue increíble ver cómo nuevamente “grandes delincuentes” se posicionan en los primeros puestos de los partidos tradicionales, con un gran caudal de votos.

Y efectivamente, para llegar a senador, en su gran mayoría (disculpas de las pocas, pero calificadas excepciones) testimonia que lo que hay que hacer es tener una gran billetera, y arrear “como ganado” a los votantes. Por supuesto fui a votar, aunque mis candidatos perdieron “como en la guerra”, pero vi lo monstruosa que es la “máquina tradicional”, ¡mi Dios! Llevan a la gente, como “el papá lleva a su hijo al cole el primer día”. De la mano, indicándole dónde votar, qué debe votar, cómo, etc., y obviamente pagando por cada voto en su gran mayoría.

Pero también veo mucha gente, de barrios carenciados, que va a votar pensando en el laburito que “le prometieron” o en la “ayuda” que les puede dar votar a fulano o mengano (grandes mentirosos). Y acá me disculpan, pero a nivel popular, la ignorancia cívica es terrible. No quiero creer lo que muchos afirman, “que teniendo gente subeducada y cero preparada” la calaña política gana más votos. Pero es así gente, probablemente el ochenta por ciento de la ciudadanía no comprende realmente cuán importante es votar a gente con visión de futuro, estadistas, candidatos con probada honestidad… No le interesa a la gente esto, lastimosamente.

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Entonces si esta es la realidad, ¿cómo hacemos el cambio? Es cierto, el candidato a la Presidencia de la República del partido más tradicional es una persona preparada, hizo una muy buena gestión como ministro, ¿pero su lastre? ¿Por qué no se preocuparon por “apoyar económicamente” a gente más decente al Senado, a diputados? … ¿Y por qué no son “populares”? Tal vez porque no hablan el lenguaje-arriero, no están para negociar votos a cambio de favores…

Faltan cuatro meses, y aparentemente las cartas están tiradas. El opositor principal está a juicio de muchos “muy quemado ya”, aunque su vice es una persona excelente y respetada. Ella habrá analizado bien la jugada, quizás para el futuro, al fin y al cabo la política es política. Porque honestamente, la Vicepresidencia no tiene peso. Y, por otro lado, muy abajo quedaron en números, personas excelentes y respetadas, tanto del partido azul como en el de la “patria”.

Paraguay puede cambiar, pero el esfuerzo que cada uno de nosotros hace es aún insuficiente. No basta solo con ir a votar, precisamos involucrarnos, presionar a los actores que nos representan para que su gestión sea impoluta y recta. Debemos activar más en toda organización que colabore con el país.

Como ciudadanos nos queda todavía mucho por hacer para mejorar nuestro Congreso; los políticos en general, pero no bajemos los brazos. Apoyemos a los grandes valientes que se lanzan a la dura arena, con convicción, con fe y esperanza en un mejor Paraguay.

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