Muy pocas veces en la vida una persona tiene la oportunidad de ser testigo de hechos trascendentes que marcan un antes y un después en su historia personal. Y ser protagonista y que el destino le brinde el regalo de poder elegir entre dos opciones, es un verdadero lujo.

Los paraguayos seremos observadores privilegiados de dos grandes finales mañana, el encuentro entre Argentina y Francia, en el que no tendremos incidencia, pero en el que veremos el fin de la era Messi y el afianzamiento del astro Mbappé… o, por el contrario, la consagración de Lionel y su ascenso definitivo al Olimpo de los dioses como Maradona o Pelé o las críticas a Kylian y las comparaciones con grandes del fútbol galo, como Zidane o el propio entrenador del equipo, Didier Deschamps.

Cualquiera sea el resultado, para los paraguayos amantes del deporte la jornada nocturna estará sazonada con los comentarios de las jugadas, las cargadas a los perdedores y la soberbia de quienes se ufanarán de “ser” del equipo campeón, aunque ni sepan decir hola en francés.

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La otra gran final de la que hablamos y que sí reviste de incidencia directa en cada uno de los paraguayos es la elección interna de los partidos políticos para que surjan los representantes de cada agrupación que disputarán los cargos en las nacionales de abril próximo.

En esta final de mañana también habrá un ganador y un perdedor, pero no serán los “jugadores” que participan del encuentro, sino que “el público”, o sea los votantes y sus familias.

Este partido será de gran tensión, sobre todo para los del oficialismo que tienen demasiadas cosas que explicar, desde sus vínculos con terroristas internacionales, hasta el megatráfico internacional de cocaína y la laxitud cómplice en los controles portuarios que además de dejar una mala imagen para el país perjudican la exportación de productos nacionales a mercados ganados con mucho esfuerzo.

Desde hace un quinquenio la seguridad ciudadana se convirtió en un lujo, no un derecho; el sicariato no solo se apoderó de las calles, sino que hasta se atreve a tocar el timbre de los hogares particulares y también expande el negocio a Sanber o Asunción, cuando antes solo era exclusividad de la frontera.

Este gobierno definitivamente estableció récords de luto, con más de 19.500 fallecidos en época de paz, de los cuales el 50% podía ser salvado si se hubiera actuado de manera honrada y no transfiriendo recursos para asfaltar rutas y que el presidente de la República obtenga millonarias ganancias mientras los compatriotas morían y las empresas iban a la quiebra en forma masiva.

Hay demasiada suciedad debajo de la alfombra que no quieren que se vea, por eso la desesperación está a la vista y el oficialismo de forma descarada e ilegal ofrece dinero a cambio de votos hasta en las redes sociales. Quieren seguir en el poder y hacen de todo con ese fin, total “recaudaron” bastante durante estos años. Se creyeron eternos y que el mañana nunca llegaría. Pero su mañana llega mañana.


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