EL PODER DE LA CONCIENCIA

En 15 días termina la fiesta en Qatar 2022. Por el momento, los entes oficiales lograron mostrar al mundo un país de maravillas, irreal, lleno de lujos y alegría, que solo se encuentra en las páginas coloridas de los cuentos de hadas.

Desde antes del comienzo del Mundial, diversos sectores mostraron preocupación por el choque cultural que representaría para el público y protagonistas las rígidas costumbres propugnadas por las autoridades qataríes.

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Hasta el momento ningún aficionado reportó algún incidente grave, sin embargo sí hubo denuncias, entre las que se citan que supuestamente un mexicano introdujo tequila (alcohol) en su maleta, una inocente “travesura” en Occidente que a él le podría costar varios años de cárcel, aunque el caso fue desmentido por las autoridades locales.

Lo que estas no pueden desmentir es la gran indulgencia que tuvieron con Mario Ferri, el hombre que corrió por el campo de juego en el encuentro entre Portugal y Uruguay con una bandera arcoíris, mostrando su abierto apoyo al colectivo LGTBIQ+ y desafiando públicamente al régimen qatarí, que castiga hasta con pena de muerte los casos de homosexualidad.

Esta clase de castigos severos son comunes entre quienes practican las leyes del islamismo y que a los ojos de los países “civilizados” podrían resultar bárbaros. Salvaje sí, pero no es una novedad.

Lo que sí llamó la atención esta semana fue la información de que la televisión estatal de China censura las imágenes que son transmitidas desde los estadios y en las que alteran la realidad de manera que no se pueda ver al público sin tapabocas.

Y es que desde hace semanas el régimen de Xi Jinping enfrenta masivas protestas civiles en varias ciudades, cuyos habitantes están hartos del confinamiento obligatorio al que son sometidos a causa de la política de “covid cero”. Entonces, la televisión oficial evita mostrar a los chinos que en el Mundial de Qatar las personas asisten sin la protección de la mascarilla.

Ese hecho era el centro de debate de un grupo de cándidos jovencitos que aprovechaba el entretiempo de una de las transmisiones para comentar sobre tal o cual jugada o la hazaña de Japón al ganar nada menos que a España y a Alemania, aunque el segundo ante los ibéricos fue “por trampa” y que los teutones fueron injustamente eliminados.

Para uno de los chicos, la actitud de la “dictadura” china era inconcebible y afirmaba que todos los chinitos vivían alienados por el régimen comunista. Enfatizó que él nunca podría vivir en un país en el que engañaban a los ciudadanos y preguntaba cómo estos no se daban cuenta de la mentira.

Otro muchacho con porte de “lo sé todo” replicó que eso no solo sucedía en China, sino que también en Corea del Norte, donde la propaganda mantenía presa a la gente con los más increíbles mitos y fábulas de la dinastía gobernante.

Y comenzó a enumerar lo que había visto en Youtube y leído en páginas de internet, como por ejemplo el origen divino de Kim Jong-un o que a los 3 años ya era capaz de conducir un automóvil o la gran censura que aplican a la web o que no existe la publicidad sino propaganda, que no se puede viajar libremente y mucho menos salir del país o tener una religión ni celebrar la Navidad o solo están permitidos 30 cortes oficiales de pelo... ¡los demás están prohibidos!

Una irónica voz surgió desde el fondo: “¡Salud!”, dijo. “Al menos allá el robo no se normalizó como acá, que tenemos el gobierno más corrupto de la historia. ¿En qué institución pública no se roba? La salud, la jubilación, obras públicas, negociados, licitaciones amañadas, persecución a inocentes, endeudamientos récord, exportación de drogas a Europa, eso solo para comenzar”, expuso.

Otro reconoció el punto, pero aclaró que si vivíamos de esa manera no era porque nos encontrábamos alienados o engañados, sino porque “no podíamos hacer nada”.

En 15 días termina la fiesta del gobierno. Por el momento, los entes oficiales lograron mostrar su país de maravillas, irreal, lleno de lujos y alegría, que solo se encuentra en las páginas coloridas de los cuentos de hadas.

El 18 de diciembre podemos hacer más que “algo”: preparar el camino para que los ladrones del actual gobierno paguen todas sus culpas.

Etiquetas: #final#fiesta

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