El presidente Alberto Fernández, en procura de recuperar el centro de la escena política, recordó que [Juan Domingo] Perón nos enseñó que “cuando un compañero habla mal de otro empieza a dejar de ser peronista”. Pero no se quedó con aquella frase histórica, fue más allá para puntualizar que respeta “todas las opiniones”, sostuvo luego que “nadie hizo más por la unidad [del peronismo] que yo”, enfatizó en que “garantizar que la derecha no vuelva a la Argentina es un deber de todos los de este espacio” y, advirtió que “el Frente de Todos [FdT, la coalición oficialista] no es [propiedad] de tres o cuatro dirigentes”.

Estas, sus palabras, son una de las informaciones más destacadas en todas las portadas de los diarios de este lunes aquí. Alberto F. habló al ser entrevistado en la mañana dominguera por la radio FM Futuröck cuando lo consultaron sobre las crecientes tensiones que se verifican cotidianamente en el oficialista FdT. Un día antes, el diputado Máximo Kirchner –hijo primogénito de la vicepresidenta Cristina Fernández– desde Mar del Plata, en el transcurso de un acto público del Partido Justicialista de la provincia de Buenos Aires, sin mencionar al jefe de Estado, con mirada crítica, sostuvo que “nunca más nos puede volver a pasar lo mismo. [Al actual presidente lo nominó para la candidatura presidencial en junio del 2019, con un tuit, Cristina F]. No puede pasar otra vez en un frente como el nuestro, amplio, que aquellos que se valen de construcciones colectivas, una vez que esa construcción lo lleva a un lugar tan importante, inicie una aventura personal. Para aventureros está el turismo. La política es responsabilidad. Para eso se va a esos lugares y no para poner cara de víctima y de yo no fui. Tristes están las personas que no llegan a fin de mes”.

En ese contexto, el autodeclarado “no turista” de aventura Alberto Fernández, respondió, también sin nombrarlo: “Es una mirada equivocada. Lo que más me critican y siempre señalan [sus allegados y colaboradores] es que nunca quise convertir el albertismo [en línea interna, porque], todos somos fungibles, [aunque] algunos más necesarios que otros. [Tengo claro que] Soy parte de un proyecto, [y] me pueden acusar de cualquier cosa, menos de hacer aventuras personales”.

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Autorreferente en modo autoponderación, continuó: “Yo respeto todas las visiones, nadie ha hecho más por la unidad que yo y pondera más la unidad que yo. Garantizar que las derechas no vuelvan a la Argentina es un deber de los que estamos en este espacio. El Frente de Todos no es de tres o cuatro dirigentes. Todos son argentinos y argentinas que están demandando cambios que necesitan”.

El mandatario habló en defensa propia. En menos de 24 horas, la vicepresidenta Cristina F. y el diputado Kirchner –madre e hijo– lo sacudieron con dureza. En nueve meses más habrá elecciones primarias abiertas simultáneas y obligatorias (PASO) para definir quiénes serán las candidatas y candidatos que habrá de competir por la presidencia y, según coincidentes encuestas circulantes, propias y ajenas, los números no vienen bien para el oficialismo. La economía, tampoco. De hecho, desde el Fondo Monetario Internacional (FMI), organismo multilateral con el que el ex ministro de economía Martín Guzmán obtuvo la refinanciación de un crédito por poco más de US$ 44.000 millones, se advirtió que “En la Argentina las vulnerabilidades internas y la incertidumbre en torno a las políticas, sumadas a un empeoramiento del entorno externo, están agravando las perspectivas”.

Preocupante, por cierto. Y, mucho más, cuando un reporte preparado para Cristina F. por el economista Hernán Letcher destaca que, entre los meses de enero y setiembre de este año, el valor del dólar oficial se incrementó 41,02%; la misma moneda, cuando se transa como “contado con liquidación -CCL”, creció 52,9%; los combustibles, en particular las naftas, aumentaron 53%; las tarifas de los servicios públicos promediaron incrementos del 48,3%; mientras que el Índice de Precios al Consumidor (IPC), en los primeros tres trimestres del 2022 trepó 66,20%. ¿Los salarios? 61,2%. Con ese cuadro de situación en la economía, sin embargo y pese a que algunas encuestas destacan que el FdT –si las elecciones fueran ahora– podría ubicarse en tercer lugar de las preferencias populares, la vicepresidenta Cristina Fernández, el viernes último, ante una multitud que coreaba su nombre y la proponía como candidata presidencial, sin decir sí o no, respondió que, en el 2023, “voy a ser lo que tenga que hacer para que el pueblo recupere la alegría”.

Para no pocos ni pocas analistas, sonó casi como un anuncio de candidatura. En línea con ello y en el mismo sentido, el presidente Alberto F., que desde varias semanas deja trascender que aspira a la reelección y ha conseguido, entre otros, el apoyo para intentarlo del titular del Sindicato de Camioneros, Hugo Moyano, al ser consultado por la radio rockera sobre el tema, sin postularse, fue concreto: “Tengo la decisión de que ganemos las elecciones en el 2023 y sé que es posible. Estoy seguro de que es posible. Les pido a los compañeros que me ayuden a eso, después discutiremos”.

Ninguna de las fuentes oficialistas consultadas por este corresponsal accedió a opinar sobre el futuro electoral. Solo uno, desde muchos años vinculado con las cuestiones culturales, un “intelectual orgánico” lo llamaría Antonio Gramsci que, por supuesto, demandó reserva acerca de su identidad, al preguntarle si acuerda con el presunto optimismo electoral de Alberto y Cristina 2023, luego de preguntar “¿por qué, no?, ¿pueden pensar otra cosa?”, recordó que el escritor argentino Julio Cortázar, alguna vez expresó que “tenemos que obligar a la realidad a que responda a nuestros sueños, hay que seguir soñando hasta abolir la falsa frontera entre lo ilusorio y lo tangible, hasta realizarnos y descubrirnos que el paraíso estaba ahí, a la vuelta de todas las esquinas”.

Con una muy leve sonrisa, el consultado especuló que “es muy probable que los dos piensen lo mismo que Cortázar”. Hoy faltan 398 para que los Fernández –presidente y vice– concluyan sus mandatos.

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