El evangelio de este domingo nos habla de la fuerza que puede tener un encuentro con Dios, como punto de partida para un profundo cambio de vida. San Lucas nos relata el encuentro de Jesús con Zaqueo. En la riqueza de los detalles de este relato podemos encontrar muchos elementos para nuestra reflexión personal.
Zaqueo es descrito como un gran pecador. La semana pasada ya hablamos de un publicano, que era considerado por los judíos como un pecador público, pues cometía pecados al menos en tres puntos: primero, trabajaba cobrando impuestos para los opresores, los romanos; segundo, engañaba, aceptaba coimas y estafaba a quien podía; y tercero, tocaba plata impura, que tenían la figura de un ídolo (en el caso del emperador). Por eso, ser un publicano era sinónimo de ser un pecador.
En el caso de Zaqueo, él era el jefe de los publicanos, lo que empeora aún más su condición. Lucas además recuerda que él era rico. Zaqueo tenía otra característica muy interesante: “él quería conocer a Jesús”.
Todos sabemos que en la Biblia conocer es mucho más que ver, es tener experiencia, ver puede ser el comienzo de este conocer.
Zaqueo, sin embargo, tenía aun otra dificultad: “era bajo de estatura y no podía ver a Jesús a causa del gentío”. Lucas aparentemente nos quiere mostrar que las condiciones de la vida no favorecían a este encuentro. Todavía, el deseo de Zaqueo era auténtico y profundo, y esto lo hizo moverse. Él necesitaba encontrar un modo de ver a Jesús. No se quedó acomodado en su limitación. Descubrió cual sería el recorrido de Jesús, se adelantó, se subió a un árbol y esperó que el Señor pasara.
Es muy interesante notar que Zaqueo ha encontrado no solo un modo de ver a Jesús, sino que, al subir al árbol, también se colocó en condiciones de ser visto por él. Su deseo le hizo diferenciarse de la muchedumbre. Además, él no se preocupó por las etiquetas, por lo que los demás dirían de él, al verlo trepado a un árbol. No nos olvidemos que él era rico y conocido. Cuando Jesús llegó a aquel punto, no solo lo vio, como seguramente se dio cuenta de su disposición interior. Por eso, interesado en él, sin preocuparse de la grandeza de sus pecados, Jesús lo llamó y le pidió para ser huésped en su casa.
¡¡¡Escándalo!!! Jesús de nuevo se mezcla con los pecadores. Para muchas personas era muy difícil entender que Jesús no tuviera criterios, y algunos podrían pensar que, con este gesto, Él le estaría apoyando a Zaqueo en su pecado. Muchos aun pensaban, como quien sabe alguno de nosotros, de que Dios solo nos ama cuando somos buenos, y no entendían que, en verdad, Dios nos ama para ayudarnos a ser buenos.
Es así que Zaqueo tocado por este gesto de Jesús, movido por la fuerza de este encuentro, anuncia un cambio radical en su vida: “Señor, la mitad de mis bienes se la doy a los pobres, y si engañé a alguno, le devolveré cuatro veces más”. Zaqueo nunca más sería el mismo. Y es para nosotros un ejemplo de conversión auténtica. Conversión que no se queda solamente en palabras, sino que se manifiesta muy concretamente en la justicia y en la caridad. Él se ha arrepentido del mal que había hecho y busca concretamente sanarlo – “si engañé a alguno, le devolveré cuatro veces más”. Su gesto recupera la justicia. No basta solo pedir perdón a Dios, cuando con mi acción yo hice daño a mi hermano, es necesario reponerle. Segundo, él se abrió a la caridad, se colocó a disposición de los que le necesitan, y no le podían dar nada en cambio.
Pienso que para todos nosotros Zaqueo es un estímulo, que nos cuestiona sobre nuestro real interés en conocer a Jesús, nos sugiere buscar activamente el modo de poder verlo, nos enseña no permanecer paralizados por nuestro pecados o defectos, nos desafía a reconocer el mal que hicimos a los demás y buscar de remediarlo, nos propone de reconstruir nuestra vida con el cimiento de la caridad, nos ayuda a abrir nuestra casa para que la salvación pueda entrar.
Zaqueo, ¡que coraje el tuyo!
El Señor te bendiga y te guarde,
El Señor te haga brillar su rostro y tenga misericordia de ti.
El Señor vuelva su mirada cariñosa y te dé la PAZ.